Trump en Los Pinos, el error político del año en México

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Los mexicanos nos enteramos de la visita del entonces candidato republicano a la presidencia de Estados Unidos prácticamente a través de un tuit del presidente Enrique Peña Nieto.

“Invité a México a los candidatos a la presidencia a Estados Unidos para conversar sobre la relación bilateral. Mañana recibo a Trump”.

Y con esto comenzaron las especulaciones sobre el porqué de dicha invitación a un personaje que durante toda su campaña se dedicó a insultar a México y los mexicanos.

Gabriel Guerra, miembro del Consejo Mexicano de Asuntos Internacionales también escribió. “Para Trump es un acto de campaña. Para EPN es la apuesta más arriesgada de su sexenio”.

Y de acuerdo con los números por supuesto que fue arriesgada, pues las encuestas sobre la popularidad y aprobación del mandatario mexicano se fueron al sótano. Un estudio de GEA-ISA entre 900 personas en septiembre pasado señala que para el 75 por ciento los encuestados la visita de Trump fue un “incoveniente”, mientras que para 15 por ciento, el “máximo error”.

Y el mismo Peña justificaba la invitación de esta manera: “Creo en el diálogo para promover los intereses de México en el mundo y, principalmente, para proteger a los mexicanos donde quiera que estén”.

Luis Videgaray, artífice del desastre

Señalado desde el principio como el gestor de la polémica visita, el entonces secretario de Hacienda aconsejó al Presidente de que un acercamiento con Trump sería beneficioso en el sentido de dar certeza a los mercados debido a una relación con diálogo y formal en caso de que ganara. Al menos, este es el punto que ha defendido tanto Peña como el mismo Videgaray.

Para Andrew Selee, vicepresidente ejecutivo de Woodrow Wilson Internacional Center for Scholars y especialista en México, la motivación tuvo que ver con “abrir canales de comunicación con cualquiera que pudiera ser presidente de Estados Unidos. Y desde el punto de vista político la invitación implica que el candidato modificara su retórica”, comentó a The New York Times.

Pero al exsecretario de Hacienda las cuentas le salieron mal, no midió el momento y la percepción de la gente, los mexicanos estaban más que enojados con el candidato republicano, quien consistentemente seguía no solo insultando a los mexicanos, sino amenazando a los migrantes con deportaciones masivas, impulsando la construcción de un muro que según él pagarían los mexicanos y la cancelación del TLC.

La reunión con Trump fue justo un día antes de que Peña rindiera su cuarto informe de gobierno el 1 de septiembre. No obstante y después de que las redes sociales fueran inundadas por los mensajes de indignación de los mexicanos, Luis Videgaray asistió al día siguiente a un programa de debate con Joaquín López Dóriga. Ahí defendió la decisión:

“Se tomó una decisión responsable, acertada y a tiempo. El Presidente tenía la opción de quedarse con los brazos cruzados, intentar una estrategia de insulto recíproco o apostar por el diálogo”.

Dicha decisión, como ya sabemos, le costó la secretaría de estado. Antes de que se cumpliera una semana de la desastrosa visita, Luis Videgaray presentó su renuncia.

El doble mensaje y cinismo de Trump

A Donald Trump le sirvieron el mejor platillo en México, justo cuando estaba a mayor distancia de las preferencias electorales recibe la invitación del gobierno mexicano en un hecho sin precedente de traer a un candidato.

Y por supuesto, como buen comerciante lo monetizó en poder político.

En su tuit respecto a la visita dijo: “He aceptado la invitación del presidente de México Enrique Peña Nieto, y espero con ansiedad la reunión de mañana”.

Pero como se dice en México “no le bajó ni dos rayitas”, tras la reunión el magnate mantuvo su actitud bravucona. Tanto, que unas horas después de la reunión, en un acto de campaña en Arizona comentó cínicamente: “Ellos aun no lo saben, pero pagarán por el muro”.

En tanto que subió un tuit que decía. “Mexico will pay for the wall!!, mientras que Peña Nieto respondió: “Repito lo que le dije personalmente: Sr. Trump; México jamás pagaría por un muro”.

Sobre la renuncia de Luis Videgaray también opinó, dijo que México había perdido un hombre brillante y apreciado por el Presidente, no obstante, también la consideró como un éxito de su visita.

Las reacciones al “error histórico”

Difícilmente alguien además de Peña y Videgaray defendieron la reunión con Trump, la misma secretaria de relaciones exteriores Claudia Ruiz Massieu aseguró que aconsejó al Presidente suspenderla.

Casi cualquiera la calificaba como un desastre, otros más moderados como el excanciller Jorge Castañeda dijo que era “innecesaria”.

Vicente Fox, expresidente fue uno de los más activos en las redes sociales, en uno escribió: “México no quiere a Donald Trump, México nunca confiará en él. No permitamos que utilice a nuestro país para sus propios intereses”.

Por su parte, Hillary Clinton, la candidata demócrata, quien no aceptó la invitación subió un tuit: “Desde los primeros días de su campaña, Donald Trump ha denominado a los mexicanos como ‘violadores y criminales’”.

El analista y escritor mexicano, León Krauze se dirigió al Presidente antes de la llegada de Trump: “Todo lo que no sea fuerza y dignidad implicará el final de su presidencia”.

Otro expresidente, Felipe Calderón fue más severo: “Aunque lo hayan invitado Sr. Donald Trump, sepa que no es bienvenido. Los mexicanos tenemos dignidad y repudiamos su discurso de odio”.

Como ellos, miles de mexicanos mostraron su inconformidad por una invitación que no tenía razón de ser. Pero tal vez fue el mismo Enrique Peña Nieto el que pagó caro su error, pues se desplomó lo que quedaba de la aprobación a su gestión. La visita de Trump realmente unió a izquierda derecha y partidos de todas las afiliaciones y a la sociedad en general en un repudio generalizado.