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El torcido desvarío de Trump ante el avance imparable del COVID en EEUU: cree que es algo "sensacional"

Donald Trump continúa aferrado a una suerte de mundo creado a su medida, lo que con frecuencia lo pone en contradicción con la realidad y a contracorriente de las necesidades de la nación. Pero eso al parecer le viene bien a sus intereses y sus obsesiones personales.

Un ejemplo de ello fue el equívoco y a la vez ominoso calificativo que el presidente usó sobre la gravísima alza de los contagios de covid-19 que actualmente azota Estados Unidos. Durante una conferencia para destacar los éxitos del programa federal de aceleramiento de la producción de una vacuna contra el coronavirus, conocido como Operación Warp Speed, Trump dijo sobre el auge de los contagios de covid-19: “he oído que estamos cerca del 15%. He oído eso y es sensacional”.

Donald Trump vive en una realidad alterada: falazmente, dijo que el auge de contagios de covid-19 es "sensacional" e insistió en que él ganó la pasada elección presidencial. (AP Photo/Evan Vucci)
Donald Trump vive en una realidad alterada: falazmente, dijo que el auge de contagios de covid-19 es "sensacional" e insistió en que él ganó la pasada elección presidencial. (AP Photo/Evan Vucci)

Es decir, le parece que el hecho de que muchos más estadounidenses se hayan contagiado, lo que ha elevado la cantidad de casos a más de 15 millones y las muertes a más de 286,000 es algo para celebrar.

Uno podría pensar que esa valoración de Trump es producto de una mentalidad torcida o macabra, que desdeña el sufrimiento y la muerte de los enfermos y el dolor que ello produce a sus familias, que no le importa que tal cantidad de casos implica la alteración mayor de la actividad económica, la pérdida de empleos e ingreso y la pobreza y el hambre para millones de estadounidenses.

De ser así, el presidente estadounidense podría ser ciertamente censurado por negligente, incluso hasta por practicar una perfidia de nivel casi delictivo.

Pero al parecer la razón no sería necesariamente esa sino que Trump, simplemente, es un atolondrado a quien se la ha llenado de ideas falaces que se acomodan a sus conveniencias y que ha acabado por creérselas.

La alusión a que el 15% de la población se haya ya contagiado de covid-19 es “sensacional” podría tener que ver con la noción de inmunidad de rebaño, que es el momento en que una cantidad suficientemente alta de la población ha contraído una cierta enfermedad infecciosa que, por la inmunidad desarrollada ante ella, ya no se propaga ampliamente.

El planteamiento de que dejar que la gente simplemente se contagie de covid-19 es una estrategia contra la pandemia es falaz, primero porque para lograr tal inmunidad de rebaño se requiere, de acuerdo a expertos, alcanzar un nivel de 70% de la población contagiada. Una cifra que, en el caso del covid-19, implica sufrir una mortandad inenarrable.

Para empezar, el porcentaje de personas contagiadas en relación a la población estadounidense, según los datos oficiales, no sería de 15% sino del orden del 4.5% (15 millones de casos entre 331 millones de habitantes), lo que sugiere que Trump tendría otras cifras de contagios, mucho más graves, que no se han reconocido públicamente. O quizá ese 15% toma en cuenta que por cada caso registrado hay en realidad muchos más que no se detectan.

Sea como sea, asumiendo esa segunda variante, si con 15% de la población contagiada se han perdido más de 286,000 vidas, el saldo mortal de un contagio de 70% sería, añadiendo cifras en la misma proporción, de más de 1.3 millones de fallecidos.

Cuerpos de víctimas del covid-19 son mantenidos en camiones refrigerados en El Paso, Texas, donde la morgue local ha quedado desbordada. Es un desolador ejemplo de la devastadora magnitud de la pandemia en EEUU. (AFP via Getty Images)
Cuerpos de víctimas del covid-19 son mantenidos en camiones refrigerados en El Paso, Texas, donde la morgue local ha quedado desbordada. Es un desolador ejemplo de la devastadora magnitud de la pandemia en EEUU. (AFP via Getty Images)

Lograr tal inmunidad de rebaño costaría al país esa inmensa cifra de muertos, a los que habría que añadir millones más de enfermos y un desequilibrio económico mayúsculo.

Pero a Trump quizá le conviene creer que con 15% o algo más es posible lograr esa inmunidad colectiva, pues eso le reconforta en la noción de que su rechazo a promover el uso de mascarillas y el distanciamiento social tuvo un sentido. O quizá el “sensacional” 15% alude a que, como él ha clamado antes, sus medidas de frenar la entrada de personas desde China y Europa habrían logrado que los contagios fueran mucho mayores, por lo que ese 15% sería un mal comparativamente menor. Pero eso omite que el gobierno de Trump, con sus acciones y omisiones, no pudo, supo o quiso hacer lo necesario para frenar a mayor escala el contagio interno que ya existía en el país y que se catalizó terriblemente.

El adjetivo “sensacional” apunta, también, hacia una profunda falta de empatía y sensibilidad de parte de Trump. Eso incluso aunque él mismo, su esposa y dos de sus hijos dieron positivo por covid-19. Que ellos afortunadamente hayan logrado superar la enfermedad sin sufrimientos mayores no significa que esa sea la norma.

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En realidad el covid-19 es letal y de ello pueden dar triste e indignado testimonio los familiares de las más de 286,000 personas fallecidas a causa de esa enfermedad.

Habría que preguntarles a ellas, y a quienes padecieron severamente el covid-19, si les parece “sensacional” la cantidad de contagios de coronavirus que ha sufrido el país. Una cantidad que en una parte significativa tiene que ver con el afán negligente y condicionado a los intereses político-electorales de Trump con el que la Casa Blanca ha manejado con punzante frecuencia la respuesta oficial ante la pandemia.

Y si a ese “sensacional” se añaden los alegatos que Trump hizo durante esa conferencia de Operation Warp Speed en relación que él ganó la reciente elección presidencial, la percepción de que Trump se encuentra en una realidad paralela resulta patente.

O quizá él sabe que ha sido vencido, que su manejo de la pandemia ha sido deplorable y que su legado quedará marcado por el fracaso, la confrontación y, sobre todo, por miles y miles de vidas que se podrían haber salvado si él y su entorno hubiesen tenido una actitud distinta.

Su “sensacional” y su aferrarse a que ganó la elección serían así su manera de evadir su debacle y de buscar solaz en inventarse éxitos inexistentes o reclamar los de otros. Su pretensión de clamar crédito por el ciertamente muy rápido desarrollo de vacunas contra el covid-19 es un ejemplo de ello.

Pero la realidad es que a esa conferencia no asistieron representantes de Pfizer y Moderna, las empresas que han desarrollado las dos vacunas que están a punto de ser aprobadas en EEUU, y que, mientras él se empecinaba en sus realidades a modo, el presidente electo Joe Biden, legítimo ganador de la elección, presentaba a quien será su equipo de trabajo en el sector salud con una perspectiva de sobrio realismo ante una pandemia que en realidad se agrava, y se agravará, antes de que las vacunas y, también, medidas como el distanciamiento social, el no reunirse en grandes grupos y el uso de mascarillas logren abatir al covid-19.

Trump ya no verá ese logro, al que habrá contribuido en realidad mucho menos de lo que su investidura le permitía y obligaba, pues dejará la presidencia el 21 de enero de 2021.

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