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Coronavirus: Trump vinculó el origen del brote al laboratorio de Wuhan

WASHINGTON.- El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, dijo que ha visto evidencia que vincula el origen de la pandemia del nuevo coronavirus al laboratorio en Wuhan, China, que ha estado en la mira del mundo desde hace semanas por las sospechas y especulaciones de que el virus salió de ahí, y no de un animal en un mercado de la ciudad.

Enclaustrado en la Casa Blanca, de capa caída en las encuestas y con el país abrumado por la pandemia y la peor crisis desde la Gran Depresión, Trump ha cambiado su discurso en las últimas semanas, y comenzó a apuntar sus afilados dardos retóricos hacia China. Anoche, el presidente acusó a Pekín de impulsar su derrota en la próxima elección de noviembre, y esta tarde insistió que el virus "vino de China", y cuando la preguntaron si había visto evidencia de que el brote comenzó en el laboratorio de biotecnología de Wuhan, respondió: "Sí vi. Sí vi", y atacó a la Organización Mundial de la Salud (OMS), a la que acusó de ser "como la agencia de relaciones públicas" de Pekín.

Trump evitó dar detalles sobre la evidencia que vio, y cuando se le preguntó qué información había visto que lo llevó a creer con un alto grado de confianza que el origen del brote fue el laboratorio, respondió: "No puedo decirles eso, no tengo permitido decirles eso".

El gobierno de Estados Unidos investiga el origen de la pandemia. El periódico The New York Times indicó que la Casa Blanca ha presionado a las agencias de inteligencia para que busquen evidencia que respalde la teoría de que el laboratorio del gobierno en Wuhan, China, fue el origen del brote de coronavirus. Hoy, la Oficina del Director Nacional de Inteligencia afirmó que el virus "no fue creado por el hombre ni modificado genéticamente".

"La comunidad de inteligencia también está de acuerdo con el amplio consenso científico de que el virus COVID-19 no fue creado por el hombre ni modificado genéticamente", dijo la agencia en un comunicado. "La comunidad de inteligencia continuará examinando rigurosamente la información y la inteligencia emergentes para determinar si el brote comenzó a través del contacto con animales infectados, o si fue el resultado de un accidente en un laboratorio en Wuhan", agregó.

Trump volvió a mostrarse toda su molestia con China por la pandemia. Dijo que lo ocurrido "no es aceptable", que China podría haber frenado la epidemia antes de que se propagara por el mundo, y que ahora están investigando el origen para saber "de dónde salió" el virus. Anoche, Trump lanzó una de sus acusaciones más contundentes y serias contra Pekín, al indicar: "China hará todo lo posible para que pierda esta elección", dijo en una entrevista con la agencia Reuters.

Un viejo blanco

Desde su época de candidato, Trump siempre fue duro con el gigante asiático. Ya como presidente, Trump continuó atacando a China por su política comercial, por manipular su moneda para favorecer sus exportaciones y por "robar" los avances tecnológicos de Estados Unidos. El presidente abrió una guerra comercial imponiendo aranceles, que luego de largas negociaciones que mantuvieron al mundo en vilo durante más de un año, culminó en la rúbrica de un acuerdo, a principios de este año, que fue visto como uno de los grandes logros de su presidencia.

Luego de meses de tensión, la relación parecía estar en uno de sus mejores momentos.

"Creo que China va a ser realmente excelente", dijo Trump en ese entonces, en la Casa Blanca, al poco tiempo de firmar el acuerdo con el viceprimer ministro chino, Liu He. "Honestamente, creo que, a pesar de lo difícil que fue esta negociación, creo que nuestra relación con China ahora podría ser la mejor en mucho, mucho tiempo", agregó a principios de este año.

El avance de la pandemia del nuevo coronavirus dio vuelta todo. La popularidad de Trump sufrió en las últimas semanas: un 52,4% del país desaprueba ahora su gestión, según el sitio FiveThirtyEight. Al inicio del brote, Trump elogió al gobierno de Xi Jinping. "China ha estado trabajando muy duro para contener el coronavirus. Estados Unidos aprecia enormemente sus esfuerzos y transparencia", tuiteó el presidente el 24 de enero, cuando ya el primer caso había sido detectado en Estados Unidos. "Todo saldrá bien. En particular, en nombre del pueblo estadounidense, ¡quiero agradecer al presidente Xi!", cerró.

Trump mantuvo ese tono durante febrero. A fin de mes, en una conferencia de prensa en la Casa Blanca, insistió: "Nuestra relación con China es muy buena. Tal vez es más cercana por lo que sucedió aquí, porque, ya saben, de cierta manera, esto puede acercar el mundo, si quieren saberlo. Realmente puede hacer eso".

Giro

Con el transcurrir de las semanas, a medida que la epidemia sembraba muerte y forzaba a un confinamiento sin precedentes que hundió a la economía en la peor crisisdesde la Gran Depresión, y surgía más información sobre el virus y el avance del brote, la retórica de Trump y sus aliados comenzó a girar. El presidente empezó a ser más duro con China, y su gobierno llegó a acusar a Pekín de ocultar el origen de la pandemia.

Trump llamó en un par de ocasiones al nuevo coronavirus "el virus chino", y empezó a criticar a Pekín y a la Organización Mundial de la Salud (OMS), a la que acusó de ser cómplice de un encubrimiento por parte del gobierno de Xi Jinping de la nueva enfermedad.

La escalada llegó hasta la sugerencia de Trump en su entrevista con Reuters de que el gobierno de Xi quiere interferir en su contra en la elección presidencial prevista para el próximo 3 de noviembre. Sugestivo, Trump dijo que estaban "mirando lo que pasó", en lo que pareció ser una referencia a la pandemia.

Ante el giro de la Casa Blanca, China no se ha quedado callada. Pekín ha negado las acusaciones acerca de que ocultó el nuevo virus, o de que ha tergiversado las cifras de la pandemia. La agencia de noticias Xinhua tuiteó anoche un video en tono de parodia, en el que se ve una obra de teatro con muñecos Lego que imita un diálogo imaginario entre China y Occidente.

"China: Descubrimos un nuevo virus. Estados Unidos: ¿Y qué?", afirma el diálogo imaginario. "China: Es peligroso", sigue. "Estado Unidos: Es solo una gripe", es la respuesta elegida.

Trump comparó varias veces la nueva enfermedad con la gripe.