La tramposa táctica que utilizó George Washington para no tener que deshacerse de sus esclavos

Como bien es sabido, ‘Hecha la ley, hecha la trampa’, una famosísima expresión que se utiliza para señalar aquellas artimañas que son utilizadas para saltarse algún tipo de norma con el fin de no salir perjudicado por esta o sacar algún tipo de beneficio al esquivarla.

George Washington utilizó una tramposa táctica para esquivar la ley de abolición gradual de la esclavitud y no tener que deshacerse de sus numerosos esclavos (imagen vía Wikimedia comons)
George Washington utilizó una tramposa táctica para esquivar la ley de abolición gradual de la esclavitud y no tener que deshacerse de sus numerosos esclavos (imagen vía Wikimedia comons)

Numerosísimos los casos en el que uno de esos tramposos ha sido un personaje sumamente popular, siendo uno de ellos el primer presidente de la Historia de los Estados Unidos, George Washington, quien se las ingenió para aprovecharse de unas lagunas legales para no tener que deshacerse de los esclavos que le pertenecían y que por ley no podía poseer.

A lo largo de su vida, tanto él como su familia, tuvieron numerosos esclavos a su servicio. Siendo un niño de tan solo once años (y tras el fallecimiento de su padre en 1743) heredó una decena, a lo largo de su vida como adulto compró un buen número más e incluso y tras contraer matrimonio con una viuda adinerada, llamada Martha Dandridge Custis, en 1759, su esposa aportó ochenta esclavos más.

Se calcula que el matrimonio Washington llegó a poseer alrededor de 150 esclavos. La mayoría de ellos trabajando en la finca Mount Vernon (Estado de Virginia), pero un buen número de estos fueron llevados con sus amos cuando George Washington fue nombrado presidente de la nación en 1789.

La toma de posesión la realizó, el 30 de abril de 1789, en el Federal Hall de Nueva York, debido a que esta fue inicial y provisionalmente la capital de los Estados Unidos hasta un año después, que sería trasladada durante una década a Filadelfia (Pensilvania) y a donde George Washington se trasladó a vivir son su familia, llevándose consigo al personal de servicio (esclavos).

Pero al llegar a Filadelfia en 1790 el presidente fue advertido que estaba en vigor desde hacía diez años (aprobada el 1 de marzo de 1780) una ley para la abolición gradual de la esclavitud conocida como ‘Gradual Abolition Act’, por la cual, los esclavos que hubiesen cumplido 28 años de edad, y cuyo propietario fuese residente habitual en cualquier población del Estado de Pensilvania, recibirían la carta de libertad.

Otro punto importante de aquella ley (y que afectaba de lleno al presidente) era el que indicaba que aquellos no residentes de forma permanente en dicho Estado no podrían poseer ningún esclavo un tiempo mayor a seis meses y, transcurrido ese periodo, el propietario debería liberarlo, sin tener en cuenta la edad del sirviente.

En aquel momento ya se había aprobado que la capital del país sería ubicada en el Distrito de Columbia y sería llamada Georgetown (posteriormente se cambió por Washington DC), por lo que George Washington, a pesar de ser el presidente de la nación, no iba a poder saltarse dicha ley, debido a que Filadelfia no se convertiría en su lugar de residencia fija y, por tanto, transcurrido medio año debería de deshacerse de los esclavos que se había llevado hasta allí, algo que no quería hacer.

Ahí fue cuando a George Washington se le ocurrió cómo esquivar dicha ley y no tener que prescindir de sus esclavos (algunas fuentes indican que en realidad fue idea de Tobias Lear, su leal secretario personal).

Con el fin de que no se le aplicara la ‘Gradual Abolition Act’, el presidente y su esposa tenían con ellos solo los esclavos imprescindibles para el servicio a lo largo de unos días menos antes de cumplir los seis meses. Cumplido ese periodo estos eran enviados a la finca Mount Vernon (Estado de Virginia) y otros esclavos serían mandados a Filadelfia desde allí para sustituirlos. Trascurrido medio año volvería a hacerse de nuevo la misma maniobra.

De ese modo, ninguno de los esclavos pertenecientes al matrimonio Washington estuvo en el Estado de Pensilvania más de seis meses, por lo que el presidente no tuvo que concederles la libertad.

Fuentes de consulta e imagen: nytimes / history / pbs / ushistory / mountvernon / Wikimedia commons

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