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"Donde hay trabajo hay esperanza": arranca la lenta apertura económica de Panamá

Panamá, 13 may (EFE).- "Donde hay trabajo hay esperanza", afirmó a Efe el empresario pesquero Kevin Gómez en un puerto de la Ciudad de Panamá este miércoles cuando comenzó, muy lentamente, el arranque gradual de las actividades económicas en el país, el más afectado de Centroamérica por la pandemia del COVID-19.

El Gobierno de Panamá ha dividido en seis bloques la reactivación gradual de la economía, prácticamente paralizada desde la segunda semana de marzo, y el primero de ellos establece la apertura desde hoy de las ventas minoristas a domicilio, de los servicios técnicos como mecánica automotriz y de aire acondicionado, y la pesca artesanal y semindustrial.

"La gente está contenta, porque donde hay trabajo hay esperanza", dijo Gómez entre el bullicio del puerto, situado en un sector de la apacible Bahía de Panamá en la que también funciona el afamado y muy visitado Mercado del Marisco.

Decenas de pescadores se encontraban allí para reanudar sus faenas. Muchos de ellos sobrevivieron esta semana con bonos entregados por el Gobierno o los vales de alimentación, comentó Gómez, quien es el propietario de varias embarcaciones de pesca.

Los pescadores estaban muy animados sacando los enormes atunes con mucho cuidado para no dañar la carne. El Mercado del Marisco, que nunca cerró en medio de la pandemia por ser un sector de alimentos, estaba este miércoles lleno de trabajadores, todos con mascarillas y guantes.

Pero Gómez reconoce que de inmediato el movimiento comercial "no va a ser el mismo de antes", y que para llegar a los niveles previos a la pandemia "van a pasar meses".

Y así también piensa Guillermo Santiago, el dueño de un taller especializado en aires acondicionados para carros que este miércoles abrió pero sin sus cuatro trabajadores, quienes están procesando los salvoconductos necesarios ante las autoridades.

La reapertura económica gradual ha comenzado sin que se levante la cuarentena nacional decretada el 25 de marzo pasado, la cual restringe la movilidad por género y número de identidad personal y la limita a dos horas diarias.

Pero las actividades y comercios no esenciales fueron cerradas en Panamá dos semanas antes del confinamiento obligatorio mientras que las esenciales, como alimentos, salud, seguridad, transporte, entre otras, han operado mediante salvoconducto.

"Mis trabajadores están esperando el salvoconducto, espero que mañana puedan venir, aunque dudo que pueda tener trabajando al grupo completo, por ahora los iré escalonando”, dijo Santiago a Efe mientras organizaba su olvidada mesa de trabajo.

Pese a las sombras que se asoman en el futuro inmediato, este pequeño empresario se declara como "una persona muy optimista" y expresa su confianza en que la situación en Panamá mejorará con el trabajo y responsabilidad de todos.

"Sin salud no somos nada, así que yo lo que hago es cuidarme, cuidar a mis clientes y a mis compañeros de trabajo. Tenemos todo organizado, no somos un taller grande pero sí cumplimos todas las especificaciones", aseguró.

Panamá registraba hasta el martes 252 muertes y 8.783 contagios confirmados de COVID-19, las cifras más abultadas de Centroamérica.

Las autoridades esperan que la economía panameña decrezca al menos en un 2 % este año, tras una expansión del producto interno bruto (PIB) del 3 % en el 2019, la tasa más baja en una década.

(c) Agencia EFE