"Trabajadoras sexuales tenemos siempre un pie en una tumba, en hospital o en una cárcel" (Parte1)

CIUDAD DE MÉXICO, agosto 19 (EL UNIVERSAL).- Cada noche, antes de salir de casa, Jessica se encomienda a la imagen del Divino Niño que descansa en su habitación. Se fuma un cigarro, se despide de sus siete perritos Chihuahua, de su madre y se dirige a la esquina de las calles Francisco Olagibel con Tlalpan, donde se dedica al trabajo sexual desde hace ya quince años. Video: Agencia EL UNIVERSAL.