"Todavía se tortura mucho en Brasil", 50 años después del golpe

"Todavía se tortura mucho en Brasil" porque el país no ha confrontado las prácticas de su pasado, 50 años después del golpe que el 31 de marzo de 1964 dio paso a la dictadura menos investigada del Cono Sur. Así lo afirma el coordinador de la Comisión de la Verdad, el abogado y profesor de Derecho Pedro Dallari, en una entrevista con la AFP. La Comisión de la Verdad fue creada en 2012 por la presidenta Dilma Rousseff -una exguerrillera que fue torturada y estuvo presa en la dictadura- para esclarecer los abusos ocurridos durante el régimen. Debe concluir sus trabajos en diciembre. Este es un resumen de la entrevista: P: ¿Qué podría esclarecer la Comisión de la Verdad? R: Vamos a conseguir un cuadro informativo muy completo y extenso sobre las graves violaciones de derechos humanos. El mes pasado comenzamos a divulgar informes preliminares sobre casos concretos. Producimos un informe muy amplio sobre la casa de la muerte en Petrópolis (en el estado de Rio de Janeiro), quizás el principal centro clandestino de tortura y exterminio (del país). P: Brasil ha demorado más de 25 años en crear una Comisión de la Verdad, pese a que los últimos tres presidentes (Fernando Henrique Cardoso, Lula y Rousseff) han mostrado empeño en arrojar luz sobre los abusos. ¿Quién se resiste? R: Las Fuerzas Armadas tienen mucha resistencia a que se investigue, no es ni por los actuales comandantes, que no son los de la época. Los oficiales de la reserva ejercen una presión muy grande para que las Fuerzas Armadas no auxilien el trabajo de la Comisión de la Verdad. P: ¿La Comisión podría recomendar que Brasil revoque la ley de amnistía de 1979, que hasta hoy protege de juicio a los represores? R: Eso todavía vamos a discutirlo. Pero creo que lo más importante no es nuestra recomendación, que será una posición más. Lo más relevante es la consistencia de nuestro informe, que sensibilice a la sociedad. El impacto que tenga ese informe que pueda llevar a la sociedad a revocar esa ley. P: Brasil reconoce oficialmente unos 400 muertos y desaparecidos en 21 años de dictadura. ¿La Comisión ha hallado más víctimas) R: El número oficial son muertos y desaparecidos por razones políticas. Pero hubo también graves violaciones de derechos humanos con trabajadores rurales e indígenas. Estamos haciendo una cobertura más amplia, pero no hemos consolidado esos números. P: ¿Cuál será la relevancia del trabajo de la Comisión para la sociedad brasileña? R. Estamos hablando de un derecho a la memoria y a la verdad, que la sociedad conozca su pasado. El conocimiento de la historia ayuda a la sociedad a encontrar mejores caminos. En lo específico de las graves violaciones a los derechos humanos, la finalidad es que no vuelva a ocurrir. Todavía se tortura mucho en Brasil porque no hubo una descripción clara y un combate a prácticas que ocurrieron en el pasado. El año pasado tuvimos el caso de Amarildo (de Souza), un trabajador (de una favela de Rio de Janeiro) que fue detenido, llevado a un centro policial, torturado, asesinado y su cuerpo fue desaparecido. Eso ocurrió en 2013, que es exactamente lo que ocurrió con el diputado Rubens Paiva en 1971. Es una cultura, una práctica que no se combatió ni se reveló adecuadamente en el pasado.