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Una clienta de ZARA desata una tormenta de género al verse sorprendida semidesnuda en los probadores por "dos hombres"

La experiencia de la periodista Charlotte Griffiths, de 'The Daily Mail', en los probadores de ZARA, ha abierto un melón de género en Londres del cual la firma española está saliendo escaldada. (Fuentes: Jonathan Brady/PA Images vía Getty Images y Twitter/@BlackeSkye)
La experiencia de la periodista Charlotte Griffiths, de 'The Daily Mail', en los probadores de ZARA, ha abierto un melón de género en Londres del cual la firma española está saliendo escaldada. (Fuentes: Jonathan Brady/PA Images vía Getty Images y Twitter/@BlackeSkye)

La periodista Charlotte Griffiths ha desatado un debate de género con ZARA de protagonista, y del cual no sale bien parada la firma española, después de haber publicado su última experiencia en una de sus tiendas de Londres en la versión digital de 'The Daily Mail', el famoso medio inglés.

La editora se acercó a la tienda ZARA más cercana a su trabajo en la capital inglesa, la situada en High Street Kensington, para hacer la típica compra de urgencia cuando sientes que no tienes nada que ponerte para la cena de Navidad de la empresa. Cuenta que ni mucho menos es una novata en dicho establecimiento, el cual acostumbra a visitar en sus "descansos para comer" y afirma conocer "como la palma de la mano", detalle fundamental para saber que los probadores de la planta baja son los de mujeres. Lógico, ya que la misma únicamente está dedicada a moda femenina (la masculina está en el sótano y la de niños en la primera planta, junto con la moda 'casual').

Charlotte entra en detalles para no dejar lugar a dudas sobre lo que iba a narrar.

Confiesa no haberse demorado apenas para elegir un top para la cena y se dirigió a los probadores para vérselo puesto: "no hay cola y enseguida me asignan una de las seis cabinas dispuestas en círculo alrededor de un área compartida y un espejo comunitario".

Pero llegó el momento que realmente nos concierne y que ha generado polémica en Inglaterra: "Una vez que he terminado con mi cubículo, una empleada acompañaba a dos hombres muy altos al probador, como si fuera la cosa más normal del mundo".

La sorpresa de la periodista es mayúscula, que se siente "incómoda, por no decir ofendida" al ver a dos hombres "en lo que pensaba que era el probador de mujeres". Confiesa que "como la inmensa mayoría de las mujeres, espera que los probadores de mujeres sean exclusivamente de mujeres".

Entonces, describe el meollo del asunto al ver que esos dos hombres llevaban "una pila de ropa cada uno, con varias prendas para probarse, una de ellas el mismo top con lentejuelas" que ella se acababa de probar.

Su reacción inmediata no escapa de la lógica. Charlotte preguntó a una empleada de ZARA si permitían entrar a hombres a los probadores de mujeres. Parecía que no, ya que esta se excusó en que la chica encargada de los probadores era "nueva" y "probablemente habría cometido un error", por lo que prometió ir para arreglarlo.

Mientras tanto, la periodista siguió con su búsqueda del top ideal para una ocasión tan especial. Cuando lo encontró, volvió a los probadores, pero como todas las cabinas estaban ocupadas, encontró un hueco discreto donde poder cambiarse en el área común de espejos. Se trata de un probador de mujeres y el malentendido con aquellos dos hombres parecía resuelto, por tanto se sentía en un "espacio seguro".

Sin embargo, al quitarse la camiseta esos dos hombres salieron de dos cabinas mientras ella seguía en ropa interior, "hablando por encima de su cabeza, como si fuera invisible". Pero, en sus propias palabras, ella no se sentía "invisible", sino "expuesta en sujetador". Cuenta que se tapó como pudo, "cruzando los brazos sobre el pecho", sin levantar la mirada del suelo, queriendo que la tierra se la tragase.

Pidió rápidamente explicaciones a la empleada y su respuesta, encogiéndose de hombros, fue: "¿Qué podemos hacer si así es como se clasifican a sí mismos?".

Después de darse por vencida con las empleadas, decidió hablar con el manager de la tienda, que le aclaró que no contaban con ningún tipo de instrucciones al respecto detalladas por central: "En algunas tiendas recibimos quejas cuando dejamos entrar a los hombres en los vestuarios de la planta de mujeres, y en otras recibimos quejas cuando no. Tenemos que tener mucho cuidado, es un asunto muy delicado y es muy fácil ofender a la gente. Tratamos de no molestar y afrontarlo según cada caso. Como norma general, si la gente lleva ropa de mujer para probarse, entonces puede utilizar los probadores de mujeres".

Para confirmar esto último, Charlotte preguntó a otra empleada y obtuvo una respuesta idéntica. Así, se pregunta en su artículo: ¿Cómo funciona la cosa entonces si hay mujeres de culturas más conservadoras en los probadores?

El manager de ZARA le comenta que "eso es un problema en algunas tiendas, como la de Marble Arch", un barrio de Londres con una gran comunidad árabe. Y añade: "Nuestras decisiones también tienen que depender del perfil étnico de los clientes que usan los probadores en un mismo instante".

La experiencia narrada por Charlotte ha desatado un temporal dividido en varias tormentas diferentes. La más notoria es la crítica con ZARA:

- "¿Qué podemos hacer?, dice ZARA. ¡Mándalos al vestuario de hombres! Literalmente no es ninguna dificultad para ello probarse la ropa que les gusta allí. Pero es juego de poder, se trata de romper los límites de las mujeres", plasma uno de los comentarios con más aceptación sobre la polémica en Twitter.

- "La cosa que nunca pasa pasando de nuevo", sentencia otra de las voces en señal de protesta.

- "Dado que es bien sabido que las mujeres corren un mayor riesgo de sufrir daños en los probadores mixtos (y los hombres allí lo hacen de sexo mixto), espero que las aseguradoras de ZARA estén listas para demandas, ya que están poniendo a las mujeres en peligro sin su conocimiento", reza otra de las opiniones con más calado en la red.

- "Sería interesante ver su seguro de responsabilidad civil. No dudo de que afirmarían que entramos a los probadores bajo nuestro propio riesgo, pero entonces habría una expectativa razonable de que los probadores femeninos en realidad significasen lo que dicen", señala otra usuaria.

- "Ejemplo de juego de poder masculino, '¿qué vas a hacer?' Incomodar seriamente a las mujeres en un estado de semidesnudez y amar cada minuto de ello", exponía con mucha aceptación otro comentario.

- "¿Ha pasado que ZARA diga 'no'? ¿A lo hombres? ¿Por el beneficio de las mujeres?", se quejaba otra usuaria al respecto.

- "Es extraño como nunca oímos hablar de mujeres tratando de acceder al vestuario masculino. ¿Por qué? Nunca creí que la misoginia fuera un problema tan grande como se reportaba. La evidencia es abrumadora y he tenido que cambiar mi opinión. Me avergüenzo de mi complacencia", confiesa un usuario arrepentido de su pensamiento pasado.

- "¿Que qué puede hacer ZARA? ¡Aplicar la Ley de Igualdad de 2010!", clama un usuario de la red.

- "¿Qué podemos hacer? ¿Qué tal tener el valor de ofender a los clientes masculinos y proteger a los femeninos?", expone otra de las visiones sobre el asunto.

- "La política de Zara es que cualquier hombre que recoja un puñado de ropa de mujer puede entrar en el vestuario de mujeres, ya sea que sus motivos sean acosar, exponerse o simplemente ver a mujeres y niñas desnudarse. Las mujeres y las niñas no están a salvo en ZARA", alega otra usuaria en la red.

- "¿Por qué ZARA hace cómplices a sus empleados de una política que constituye 1. una carta de voyeurs, exhibicionistas y otros pervertidos (justo cuando el levantamiento de faldas y las cámaras espías en instalaciones públicas están en aumento) y 2. una barrera extra para mujeres de comunidades fuertemente patriarcales para comprar?", alza la voz Cátia Freitas, del equipo editorial de 'Radical Notion' y 'Woman's Place'.

- "Hola ZARA, ¿eres consciente de que las mujeres y las niñas se ven obligadas a compartir tus vestuarios con hombres desconocidos? ¿Cómo es eso aceptable? La legislación sobre igualdad del Reino Unido permite espacios para un solo sexo en los que las personas puedan objetar razonablemente la presencia de miembros del sexo opuesto", aclara otra usuaria de Twitter.

Las críticas al respecto son infinitas en este sentido, pero la más mediática la ha dejado la escritora y activista feminista Jean Hatchet: "Oh, ZARA. ¿Por qué dejáis pasar hombres a probadores de mujeres? Una de cada cinco mujeres han sido violadas por hombres. Una de cada cuatro han sufrido abusos por parte de hombres. Eso es un montón de mujeres que no se sienten seguras rodeadas de hombres cuando son vulnerables y se desvisten. Asqueroso".

Otro azote mediático a raíz del artículo de Charlotte le ha caído encima a ZARA procedente de la Red de los Derechos de la Mujer (WRN en sus siglas en inglés). Transcribiendo las palabras de la periodista, "como la inmensa mayoría de las mujeres, espero que los probadores de mujeres sean justamente eso, para las mujeres", añaden: "estamos decepcionadas, ¿por qué estáis ignorando las necesidades de las mujeres?".

Por otro lado, una opinión que se diferencia de la anterior, de marcado carácter feminista, aunque referente al debate de género, se ha abierto un hueco en el centro de la polémica contando también con un gran apoyo (y que tampoco deja a ZARA en muy buen lugar en su conclusión):

"Fui a leer esto y sólo puedo enfatizar la basura que es en realidad. Demasiado largo, no lo leí. Mujer tarde para la fiesta de Navidad, necesita ropa nueva, va a Zara, probadores llenos, se cambia en un pasillo, se enfada cuando los hombres la ven porque está en un espacio comunitario.

Vamos a destrozar esto. En primer lugar, en ningún lugar del artículo, o en sus conversaciones con el personal de ZARA, obtenemos la confirmación de que Zara tiene vestuarios de género. Lo más cerca que hemos llegado es que ella lo asume.

Luego va y se pone un top diferente, y como todas las cabinas están llenas decide que lo mejor es quitarse la camiseta en una zona común, y se enfadó cuando nota que los hombres estaban en ella. cabe destacar que estas personas también la ignoran.

O sea, no sólo esta persona está equivocada, sino que, enfatizando de nuevo que se trata de una zona común, yo he estado de compras con mis amigas en dichos pasillos cuando quieren mi opinión. He visto hijos, padres y esposo esperando en estos pasillos a que ellas se cambien.

Para mí, esta declaración se lee más como 'ZARA como empresa no tiene una política sobre si tienen o no probadores de género', en lugar de 'Oh, esas malvadas personas trans nos están haciendo la vida difícil a nosotros, los cis'".

Se ha desatado una tormenta de género que está salpicando la imagen de ZARA, que no va a tener nada fácil desarrollar una política -en caso de proponérselo- que contente a todos los colectivos.

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