Tom Brady, el éxito hecho rutina

Todo el crédito a Tom Brady. O echarle la culpa.

Cuando se trata del jugador más laureado del Super Bowl, todo depende de una perspectiva personal.

Crédito al quarterback, a sus 43 años, por un nivel de supremacía en el deporte profesional más popular de Estados Unidos que no tiene parangón.

Échenle la culpa de que la tarea de coleccionar anillos de campeón sea algo rutinario.

Crédito a Brady por ser el gran responsable de la dinastía de Nueva Inglaterra en el fútbol americano profesional.

Échenle la culpa por quizás destruir toda posibilidad de que los Patriots vuelvan pronto a la cúspide por su decisión de marcharse.

Hay que darle crédito por su brazo, su sagacidad, su liderazgo y, más que todo, por guiar a los Buccaneers al campeonato de esta temporada, cómo los convenció que era posible. O simplemente su aura que hizo que su viejo socio Rob Gronkowski, el fornido running back Leonard Fournette y el atribulado receptor Antonio Brown quisieran jugar en Tampa.

Y échenle la culpa a Tom Brady por amargar tantas fiestas de Super Bowl de gente que simplemente no pueden alentar a alguien con más campeonatos que Michael Jordan.

“Es el mejor jugador de fútbol americano de todos los tiempos. Puedo decirle a mis hijos que pude jugar con ese hombre", dijo Fournette, quien fue dado de baja por los mediocres Jaguars de Jacksonville y terminó coronándose campeón en el otro extremo del estado de Florida.

Crédito a Brady.

No fue el mejor quarterback en la NFL esta temporada — excepto cuando necesitaba serlo. Hasta le interceptaron tres pases en el campeonato de la Conferencia Nacional en Lambeau Field.

Con 43 años, su talento no es el mismo. No alcanza el nivel de Peyton Manning al final de una carrera que le llevó al Salón de la Fama. Ni siquiera cerca. Este no fue el típico Brady de las nueve comparecencias y seis victorias de Nueva Inglaterra en el Super Bowl.

Pueden culpar a Brady por envejecer. Pero, incluso a su edad, sigue siendo un jugador dominante por su determinación por ganar y transmitir eso a todos los que le rodean.

“El equipo se tenía una enorme confianza", resaltó.

Otro crédito de Brady.

“Conseguimos entrar en sintonía en el momento ideal”, dijo.

Más crédito para Brady.

"¿Cómo que sabíamos que esto iba a pasar esta noche? Terminamos jugando el mejor partido de toda la temporada”, afirmó.

Al lograrlo, particularmente con una defensa que hizo lucir mal a su rival Patrick Mahomes — visto como el posible sucesor de Brady en el panteón de mariscales de campo de la NFL — los Bucs dieron al traste con tantas expectativas.

En las actuales circunstancias, un Super Bowl con categoría de clásico hubiera sido muy oportuno, algo similar al juego de 2018 en el que los Eagles de Filadelfia vencieron a los Patriots de Brady.

De todas formas, en medio de una pandemia de coronavirus en la que la NFL se las arregló para culminar la campaña, un duelo más reñido entre Brady y Mahomes hubiera sido más entretenido. Y ofrecido una cierta catársis.

Pero el resultado final de 31-9 queda debiendo. Eso quizás sea culpa de Brady.

Se puede asignar crédito o culpa mientras Brady siga activo, y ya llave más de dos décadas haciéndolo. Asegura que quiere seguir en la bolsa hasta los 45 años. Lo que hay que reconocerle, sin importar que usted aliente o desprecie al jugador más exitoso de la NFL, hay que admirarle.

Admirar su fortaleza. Su fiabilidad. Su maestría como quarterback. Y lo principal, su longevidad.

Cuando Jordan se retiró definitivamente, no era la máquina de ganar campeonatos que Brady es ahora mismo. Lo mismo pasa con Tiger Woods, quien ganó un Masters a la misma edad actual de Brady, y ahora es la sombra del temido golfista que todos prefieren recordar.

No es el caso de Brady.

Volverá por más en la temporada de 2021.

“Claro que sí, vamos a volver", dijo Brady.

No vale echarle la culpa por eso, nada más darle el crédito.