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¿Tienes un matrimonio laboral? Podría ayudarte en el trabajo

Matrimonios laborales
Getty Images

Hasta ahora los estudiosos en política laboral no se habían detenido en este asunto, pero resulta que este se hace cada vez más notorio, por lo que CEOs y jefes de personal han empezado a tenerlo en cuenta, en busca de una mejor eficiencia.

Son los “matrimonios laborales”. Y no nos confundamos, pues no se trata de dos cónyuges que trabajan bajo el mismo techo, sino de dos colegas que establecen tal empatía durante las horas laborales, que lo único que les faltaría sería dormir juntos.

En contra de lo que dicta esa ley no escrita que aconseja no entablar relaciones amorosas en el trabajo, esta variante ‘platónica’ de relación está cada vez más presente en la actualidad.
Y a ellos se les llama “esposos (o esposas) laborales”.

Según Vault.com, un sitio que ofrece información sobre negocios, desde que en 2010 empezó sus encuestas, cada año un 30% de los entrevistados asegura que tienen un “cónyuge de trabajo”, una cifra que en 2013 subió al 44%.

Muchas de las personas encuestadas confirmaron que la relación con el (la) “esposo(a) de trabajo” mejoró considerablemente su desempeño y las hizo más productivas. Además, aseguraron pasarla mucho mejor en el centro de trabajo y considerarse mucho más leales a sus empresas gracias a esta relación.

Chad McBride, profesora de estudios sobre la comunicación en la Universidad Creighton, y Karla Mason Bergen, profesora asistente de estudios sobre la comunicación en College of Saint Mary, ambos en Nebraska, se propusieron definir el término de “esposo de trabajo” cuando notaron que cada vez más se hablaba de este asunto en la televisión; un concepto que era también utilizado para describir la relación del Presidente George W. Bush con su amiga y Secretaria de Estado, Condoleezza Rice.

George W. Bush y Condoleezza Rice
Presidente George W. Bush con su amiga y Secretaria de Estado, Condoleezza Rice. Tom Pennington/Getty Images

En 2015, tras una encuesta realizada con 276 personas, estas dos estudiosas definieron este tipo de relación como una “amistad especial, platónica, con un colega de trabajo, caracterizada por un estrecho vínculo emocional, altos niveles de confidencia y de apoyo, así como confianza mutua, honestidad, lealtad y respeto”.

En otras palabras, se trataría de una relación más intensa que otras amistades dentro del mismo lugar de trabajo, que comparte algunas características propias del matrimonio, pero sin el componente romántico.

Sólo dos personas en la encuesta de McBride y Bergen confesaron que tenían sentimientos románticos o que coqueteaban con su “esposo(a) de trabajo”.

Entre las características elogiadas en sus “parejas”, sobresalía el sentido del humor y la inteligencia. En muchos casos, los entrevistados declararon sentir un alto nivel de confianza y de apoyo con su ‘esposo’ o ‘esposa’.

Los límites entre lo personal y lo profesional

La aparición de los ‘cónyuges de trabajo’ pudiera verse como un síntoma y una extensión de las cada vez más borrosas fronteras entre el trabajo y la vida familiar, según Rick Lash, de la sucursal en Toronto de la firma de consultoría sobre recursos humanos Korn Ferry Hay Group.

La tecnología y la posibilidad de trabajar desde casa –asegura- han hecho que las distinciones tradicionales sobre el trabajo se estén difuminando, lo que nos permite incorporar más de su vida personal al trabajo, y viceversa.

Lo que ha cambiado en los últimos años, de acuerdo con Lash, es que la naturaleza del trabajo de cuello y corbata es cada vez más ambigua y compleja.

Tenemos que trabajar en equipo para resolver nuevos desafíos, por lo que en lugar de crear límites estrictos entre el trabajo y la vida personal, las empresas están activamente tratando de fomentar los vínculos, enviándonos a retiros y celebrando eventos para que podamos conocernos.

Esto crea más oportunidades para que las relaciones entre ‘esposos de trabajo’ se desarrollen y se produzcan amistades en el lugar de trabajo mucho más profundas, comparadas con generaciones anteriores.

“Con un ‘cónyuge de trabajo’ podemos ser más vulnerables, pero también más abiertos a los sentimientos y a las frustraciones”, concluye.