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¿Testeos diarios por coronavirus en casa? Los expertos tienen sus dudas

NUEVA YORK.- En las últimas semanas, un científico de Harvard acaparó los titulares con una audaz idea para frenar la propagación del coronavirus: implementar las llamadas "pruebas de antígenos", una modesta tecnología de testeo que existe desde hace décadas y que permitiría que decenas de millones de estadounidenses se hagan un testo de coronavirus casi diariamente y en sus propios hogares.

La prueba de antígenos no es demasiado efectiva para detectar infecciones de baja intensidad.Pero son tests baratos, rápidos y fáciles de hacer, y el resultado está en minutos. Y esa información en tiempo real, argumenta el doctor Michael Mina, autor de la idea, sería mucho más útil que las largas demoras por el cuello de botella que se produce en el procesamiento de las muestras en los laboratorios.

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Esa idea de testeos rápidos y frecuentes captó la atención de científicos y periodistas de todo el mundo, así como de los principales funcionarios del Departamento de Salud y Servicios Humanos de Estados Unidos.

Implementadas con suficiente frecuencia y masividad, las pruebas rápidas realmente podrían "aplastar el virus", dice Mina. "Sería una locura no avanzar por ese camino".

Pero más de una docena de expertos argumenta que las pruebas masivas de antígenos, aunque interesantes en teoría, pueden no funcionar en la práctica, y que difícilmente sean la panacea para la pandemia. Aseguran que además de plantear obstáculos logísticos titánicos, el plan dependería de una total aceptación y cumplimiento social, en un país donde la gente desconfía cada vez más de la necesidad de testearse. Y eso suponiendo que las pruebas rápidas logren su propósito en primer lugar.

"Estamos dispuestos a analizar ideas novedosas para manejar esta pandemia", dice Esther Babady, directora del servicio de microbiología clínica del Centro Oncológico Memorial Sloan Kettering en Nueva York. "Pero en el mercado todavía no hay pruebas de antígenos para el coronavirus que puedan funcionar de manera hogareña".

Aunque las pruebas rápidas y frecuentes podrían funcionar, lo que se conoce hasta ahora de ese abordaje es mayormente "una expresión de deseo que debe ser cotejada con la realidad", dice el doctor Alexander McAdam, director del laboratorio de diagnóstico de enfermedades infecciosas del Hospital de Niños de Boston, y reciente coautor de un artículo sobre estrategias de pruebas pandémicas en el Journal of Clinical Microbiology.

La mayoría de los testeos por coronavirus realizados hasta ahora se basan en una técnica de laboratorio llamada PCR, considerada desde hace tiempo como el "patrón oro" para el diagnóstico de enfermedades infecciosas, porque detecta incluso cantidades muy pequeñas del material genético de los patógenos.

Pero las disrupciones en las cadenas de suministros ha complicado los esfuerzos para recolectar, enviar y procesar muestras para PCR, provocando demoras en la entrega de resultados. Cuanto más larga sea la espera, menos útil el resultado. El PCR tampoco es barato ni fácil de usar, o sea que es un candidato inviable para un uso doméstico generalizado.

Es justamente ahí, en el hogar, donde las pruebas de antígenos podrían ser la gran estrella, dice el doctor Mina. En su forma más simple, funcionan como una prueba de embarazo, analizando fluidos corporales y arrojando el resultado en unos pocos minutos, sin necesidad de trabajadores de la salud ni sofisticado equipamiento.

En opinión del doctor Mina, esas pruebas pueden elaborarse con materiales tan baratos como el cartón y despacharse como raciones a las comunidades de todo el país. Esas pruebas funcionarían como "abrepuertas" en la entrada de las escuelas o lugares de trabajo, y permitirían que los estadounidenses se testearan en casa para detectar el coronavirus varias veces a la semana, o incluso diariamente.

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Pero que se haga realidad haría falta una prueba de antígenos que aún no está aprobada para su uso generalizado, y la infraestructura para fabricarla en masa. Hasta ahora, solo cuatro pruebas de antígenos han recibido la aprobación de emergencia de la Administración de Medicamentos y Alimentos de Estados Unidos (FDA), y están destinadas a ser utilizadas por los trabajadores de la salud en personas que recientemente mostraron síntomas. Las cuatro pruebas aprobadas también requieren de un hisopado para recolectar muestras de prueba, y tres de ellas requieren máquinas costosas y voluminosas para analizar los resultados.

"Por el momento simplemente no hay pruebas listas para cumplir esa función", dice el doctor McAdam.

Hay varias empresas que tienen otras pruebas rápidas en proceso de desarrollo, pero no hay garantía de que puedan cumplir con los estándares de la FDA. Y en los últimos meses ha quedado demostrado claramente que ningún testeo es inmune a la escasez de suministros.

"No hay razón para creer que la falta de insumos que hemos sufrido con los demás testeos de coronavirus no se repetirá en este caso", dice April Abbott, directora de microbiología del Deaconess Health System, Indiana. "Las nuevas líneas de productos no se fabrican de la noche a la mañana".

Precisión vs. velocidad

Los expertos también señalan que las pruebas de antígenos no son lo mejor para detectar pequeñas cantidades del coronavirus, o sea que es mucho más probable que pasen por alto un caso que la técnica de PCR detectaría. Las pruebas de antígenos de algunas enfermedades detectan apenas la mitad de los contagios. Y aunque hay productos nuevos que están funcionando mejor en las pruebas de laboratorio, es casi seguro que ese índice de aciertos disminuya cuando se usan en casa, señala Linoj Samuel, microbiólogo del Sistema de Salud Henry Ford, Michigan.

(Algunos argumentan que en determinados entornos la PCR es en realidad demasiado sensible, detectando fragmentos de material genético de coronavirus inocuo en pacientes que ya no están enfermos; las pruebas de antígenos podrían evitarlo.)

El doctor Mina sostiene que esa inexactitud quedaría compensada por la cantidad: las pruebas diarias podrían identificar infecciones en su pico máximo más rápido que la congestionada fila de pruebas PCR, permitiendo que las personas se aíslen a sí mismas de inmediato. Desde la perspectiva de la salud pública, lo más importante es detectar a las personas en el pico de la infección, algo que las pruebas de antígenos deberían poder hacer con gran nivel de precisión.

Pero los investigadores siguen sin saber cuánto virus debe tener una persona en su cuerpo para ser contagiosa, y casi con certeza esa cantidad varía de persona a persona. Además, es inevitable que haya excepciones a la tendencia común de "cuanto más virus tiene, más contagia".

"Lamentablemente, no hay pruebas de que un resultado negativo signifique que es persona no contagia", dice Susan Butler-Wu, microbióloga de la Facultad de Medicina Keck de la Universidad del Sur de California. Algunas pruebas de antígenos pasan por alto hasta el 18% de los casos que según la prueba PCR tienen altos niveles de coronavirus.

Falsos positivos

El problema opuesto, los falsos positivos, son más raros con las pruebas de antígenos, pero igualmente ocurren. Y en las regiones donde el virus ha infectado solo a unas pocas personas, la cantidad de falsos positivos podría terminar opacando la cantidad de verdaderos positivos.

El doctor McAdam dice que implementar ampliamente una prueba con especificidad imperfecta en una región donde el virus es escaso "es una pésima idea, y nadie me mueve de ahí."

Una elevada tasa de resultados erróneos, sumada a la continua confusión del testeo permanente, podría fogonear la desconfianza de la gente por la ciencia en un momento particularmente delicado, dice Amanda Harrington, directora del laboratorio de microbiología clínica del Centro Médico de la Universidad de Loyola en Illinois.

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"En mi propia familia desconfían de los resultados", dice Harrington. "Están erosionando la confianza de la gente en la ciencia."

Y si la gente desconfía de los resultados, difícilmente se haga la prueba todos los días, por más que la tenga disponible en su propia casa.

Uma Karmarkar, experta en comportamiento humano de la Universidad de California en San Diego, dice que el enfoque de un testeo "rápido y frecuente" probablemente haga que la tasa de cumplimiento sea baja, y menciona el ejemplo de los medicamentos diarios, como las píldoras anticonceptivas, o el dispar uso de barbijo entre la población.

Además, aunque sean baratos, esos testeos diarios terminarían siendo un gasto enorme, desincentivando aún más su uso. Según Mina, para evitar ese problema, los costos deberían correr por cuenta del gobierno federal.

Hasta que se recopilen más datos que respalden el enfoque de testeo rápido y frecuente, Samuel propone un término medio. Las escuelas, universidades y lugares de trabajo pueden ser buenas candidatas para implementar las pruebas de antígenos cotidianas, mientras que los hospitales y otros entornos de atención médica seguirían priorizando la técnica PCR.

"La idea es utilizar el testeo adecuado para el paciente adecuado en el momento adecuado", dijo Babady.

Mina está de acuerdo y señala que la PCR sigue siendo crucial para el diagnóstico de pacientes enfermos, situación que requiere la prueba más sensible de todas, para administrar el mejor tratamiento.

Aun así, Mina es optimista y dice que el abordaje de testeos rápidos y frecuentes puede ayudar mucho en medio de la catástrofe. "Creo que es un verdadero incentivo y que la gente se va a hacer ella misma el testeo".

The New York Times

Traducción de Jaime Arrambide