Terremoto en México: lo que la sociedad hizo en 2017 y no en 1985

CIUDAD DE MÉXICO, Earthquake/Terremoto-CDMX.- Aspectos de brigadistas y voluntarios mientras trabajan en las inmediaciones de los derrumbes de la avenida Álvaro Obregón, en la colonia Roma, el 24 de septiembre de 2017, luego del sismo registrado el pasado 19 de septiembre de magnitud 7.1 en la Ciudad de México. Foto: Agencia EL UNIVERSAL/Armando Martínez/AFBV

Por Héctor Osoriolugo

Se reedita la pesadilla

Como en una mala película, México reeditó un temblor aplastante justo en el aniversario de su otro gran temblor (del 19 de septiembre de 1985), y minutos después de que las oficinas e instituciones practicaran su conjuro anual con un gran simulacro.

… Increíble, absolutamente.

La sociedad civil da

Sin embargo, de inmediato se presenta el apoyo a los damnificados. La ayuda de la sociedad civil a las víctimas del desastre es hasta excesiva. No por conocida deja de conmover la cantidad de ayuda material y de mano de obra que el pueblo ha dado al pueblo.

Esta práctica ya común de los ciudadanos –y no ciudadanos, pues sé hay menores de edad- tiene sus desplantes: corren, expulsan, al secretario de Gobernación y encargado número uno en la materia, insultan a la reportera del duopolio cuando aparece en la escena, etcétera.

Crea la movilización sus propios códigos y formas de trabajo y los impone: preparan y entregan alimentos, usan motocicleta y bicicleta para no entorpecer los trabajos con automóviles, hacen y publican su módulo de información con nombre y paradero de los rescatados, publican en las redes al instante lo que está haciendo falta en cada punto (“ya no traigan esto, traigan lo otro”), en fin…

Y el gobierno se coordina

El gobierno, por su parte, como que ahora sí se coordinó: cuida los avisos que da a la población; el presidente hace acto de presencia –destacadamente en el punto colapsado más mediático-; está atento a dónde restablecer la energía para no provocar un nuevo accidente; permite el paso en las carreteras; habilita hospitales y servicios y los ofrece incluso a no derechohabientes, y, apareciendo como que está un paso adelante de los ciudadanos, comunica que dispone de bolsas de sangre –lo más valioso- en cantidad suficiente.

La televisión

Como en tantas ocasiones, la televisión cubre lo que más apasiona a su público, lo que lo tiene en vilo (¡qué mal!), rayando en la falta de respeto a la tragedia humana, presentando por ejemplo a una mujer atrapada a la que aseguran su rescate y se escucha su voz y se ve su imagen, y descuida lo menos accesible como son los pueblos de Xochimilco –ubicado en la Ciudad de México, pero en los alrededores- también severamente afectados. “Llega ayuda a Xochimilco” -dice 2 días después un medio- ¿Y por qué no llegó desde un principio? Una cobertura extremadamente desigual. Además, el tono de algunos reporteros es como si estuvieran narrando cualquier cosa, no una encrucijada de vida o muerte.

En una palabra: es indignante que la televisión, ya no digamos que se concentre, se ocupe horas y horas de un solo punto del drama y descuide en absoluto otros aspectos donde hay mexicanos y mexicanas pasándola pésimamente.

Los dueños del dinero

Los bancos, antes voraces (no en balde dijo Brecht que hay algo peor que robar un banco: crearlo), se tornan humanitarios: “por cada peso que done, el banco pone otro”; el que compite por ser el más rico del mundo, dice “… nosotros damos 5”; retiran las comisiones que cobran en los cajeros automáticos de las zonas afectadas… ¡Uf!

Los a medio destapar asoman la cabeza

Los priistas a medio destapar como que no saben qué hacer. El secretario de Educación actualiza, puntual, su estadística de planteles en veremos; el secretario de Salud opta por poner de plano todos los servicios al alcance general, y donde antes había que esperar medio año por una cama, hoy hay ¡camas y camas vacías!; el –corrido– secretario de Gobernación se persigna, por si acaso la decisión lo favorece: “yo también soy creyente”, le dice muy firme a Joaquín López Dóriga.

Pide la sociedad civil que la partidocracia haga lo suyo

Volviendo a la sociedad civil, en esta ocasión agrega algo distinto al 85, pone sobre la mesa: yo ya hice lo mío, lo de siempre, pero ¿qué creen? esta vez quiero algo:

Pide la ciudadanía que ahora los partidos políticos aporten. Y, aprovechando el reciente río de recursos que se les acaba de cifrar, se les solicita que lo donen para la reconstrucción. ¿Qué les parece? No se pierde nada, ¿no?

El magisterio ahora, en vez de seguir unánime la voz del partido en el poder, pide también, desde la base, que las cuotas millonarias que van a quién-sabe-dónde de su quincena de sueldo ¡se apliquen a la reconstrucción!

… ¿Y bien?

hectorosoriolugo2013@yahoo.com.mx