Comparaciones con el nazismo y el festejo de la derecha: América Latina se hace eco de las elecciones en España y pone en duda una cumbre histórica

El presidente Alberto Fernández junto al Presidente del Gobierno de España, Pedro Sánchez y el Alto Representante de la Unión Europea para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad, Joseph Borrell
El presidente Alberto Fernández junto al Presidente del Gobierno de España, Pedro Sánchez y el Alto Representante de la Unión Europea para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad, Joseph Borrell - Créditos: @telam

BOGOTÁ.- El órdago lanzado por Pedro Sánchez tras la estrepitosa derrota gubernamental en las elecciones locales del domingo en España ha generado un eco estruendoso en las Américas. La Cumbre entre la Unión Europea (UE) y la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur), que tantas expectativas ha levantado, está marcada ahora por la incertidumbre, mientras la polarización electoral e ideológica viaja ida y vuelta entre los dos continentes sin ningún reparo.

Sánchez asumirá la presidencia europea de turno el 1 de julio, siete días antes del inicio de la campaña y tres semanas antes de las elecciones adelantadas. Para el 17 y 18 de ese mes está programada la cumbre entre europeos y latinoamericanos, donde también se apostaba por la firma del tratado con Mercosur. De forma inesperada, los nubarrones envuelvan hoy la cita, la primera en ocho años.

El presidente de la República Argentina, Alberto Fernández y el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez intervienen en el Complejo de la Moncloa, a 11 de mayo de 2021, en Madrid
El presidente de la República Argentina, Alberto Fernández y el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez intervienen en el Complejo de la Moncloa, a 11 de mayo de 2021, en Madrid

“La presidencia de España del Consejo Europeo es la gran víctima con el adelanto de elecciones generales, que debilitan al extremo la cumbre prevista para la misma semana de las generales. Lo más probable es que el liderazgo de esa reunión lo asuma Bruselas por encima de Madrid. Y luego el turno a la presidencia del Consejo Europeo, en general, queda con un debilitamiento importante porque justamente esos seis meses, muy probablemente, serán unos de transición política en España. Así que el protagonismo de Madrid será limitado”, vaticina el internacionalista Mariano de Alba, asesor senior del Crisis Group.

Una cumbre histórica entre interrogantes en medio de un debate político tan polarizado en América como en España. A la cabeza de las polémicas se situó de nuevo el presidente colombiano Gustavo Petro, aclamado por la izquierda española en su reciente visita a Madrid pero criticado con saña por la ultraderecha de VOX, quien llevado por su proverbial incontinencia en Twitter comparó el triunfo del centro-derechista Partido Popular y el crecimiento de VOX con el acceso de Adolf Hitler al poder tras las últimas elecciones libres en su país: “Es Alemania 1933″.

Mal documentado, el exguerrillero ya había rebuscado en la Historia española cuando aseguró haber sufrido pesadillas durante su estancia en el Palacio del Pardo, morada del dictador español Francisco Franco hasta 1975 convertida hoy en residencia para los mandatarios extranjeros que visitan Madrid. Fantasmas de medio siglo que no parecen afectarle hoy con sus continuos viajes a Caracas, cuando además su aliado Nicolás Maduro recibió hoy el espaldarazo personal de Lula da Silva con su llamamiento para “deconstruir la narrativa” en contra del chavismo.

En el otro extremo político, el dirigente chileno José Antonio Kast se congratuló por los resultados electorales de sus aliados de VOX y llamó a “derrotar a la izquierda el 23 de julio y comenzar la reconstrucción de España”.

En Venezuela, la conservadora María Corina Machado, favorita para las primarias de la oposición, hizo suya la mayoría absoluta de Isabel Díaz Ayuso en la Comunidad de Madrid: “Una vez más, las ideas de libertad enamoran y convencen porque son las que sí funcionan”. En esta ocasión, Maduro se conformó con felicitar al reelegido presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, otro de sus aliados internacionales.

“Sí van a implicarse muy duros los populistas de derecha y de izquierda en las elecciones, en un escenario que se quiere hacer plebiscitario sobre dos modelos enfrentados de país en la España postransición. Es inevitable pensar que en la actual coyuntura tenga un impacto cruzado: por un lado los populistas de izquierda de América Latina van a hacer campaña por el PSOE agitando los fantasmas del ´fascismo´ de VOX y por otro lado, la campaña del PP y de la derecha en general va a señalar la responsabilidad de Rodríguez Zapatero como gran enlace con los populistas”, barrunta el historiador Armando Chaguaceda.

En caso de completarse el giro político en La Moncloa y regresar al poder el PP, los principales focos diplomáticos estarían puestos en Venezuela. Desde que se concretara el gobierno de coalición del PSOE y la izquierda radical de Podemos, Madrid tomó distancia con la presidencia encargada de Juan Guaidó, a quien había reconocido, para acercarse a la revolución. La última imagen del canciller José Manuel Albares reunido con tres diputados colaboracionistas de la dictadura selló la deriva socialista. Desde diciembre, España cuenta con embajador en Caracas.

“Es evidente que podrían surgir tensiones con los gobiernos autoritarios latinoamericanos, así que un nuevo gobierno en Moncloa tendrá que, como cualquier otro, sopesar los intereses de España más allá de las afinidades ideológicas. Desde el punto de vista latinoamericano, podría acercar a España a la política exterior estadounidense y complicar los intentos de normalización de relación reciente que han existido con Venezuela y, en menor medida, Nicaragua”, concreta De Alba.

Madrid sí ha encabezado junto a EEUU la protección de los desterrados de Nicaragua y ya ha otorgado la nacionalidad a 29 de ellos, entre ellos los hermanos Chamorro, la exguerrillera Dora María Téllez y familiares de los escritores Sergio Ramírez y Gioconda Belli.

En cuanto a la relación con Cuba, sólo José María Aznar se atrevió a romper el esquema diplomático impuesto en su día por el gallego Manuel Fraga de convivencia con el régimen castrista. La reciente visita a La Habana de Josep Borrell, Alto Representante de la Unión Europea, ha profundizado la misma estrategia del gobierno español de mantener los vínculos económicos y mirar para otro lado en el tema de los derechos humanos, más allá de reclamos periódicos.

“La política de la España democrática después de la transición tuvo continuidades en el apoyo a la inversión española en América Latina, continuidades en el consenso bipartidista en apoyo a los gobiernos democráticos. Pero la polarización a partir de la irrupción de Podemos y sus alianzas en América Latina, y más tarde la aparición de VOX y su alianza con las derechas más radicales, ha llevado la política española a América Latina y viceversa. Ha convertido a la región en un espejo y en un factor interno”, concluye Chaguaceda.