Tener mascota no mejora la salud de los niños

Imagen liberada al Dominio Público
Imagen liberada al Dominio Público

Los niños que tienen mascotas están más sanos, eso ya lo sabemos, ¿no? A fin de cuentas, tener un gato o un perro en casa aporta muchos beneficios. Por ejemplo, mejora el sistema inmune, porque los niños entran en contacto con más patógenos y sus defensas tienen que mejorar. Y están en mejor forma física, ya que juegan con ellos o los sacan a pasear. En cuanto a la parte emocional, también mejora ya que aprenden empatía al cuidar de otro ser vivo.

Pues no. Según un estudio reciente, no existe un vínculo tan claro. Tener mascota no mejora la salud, ni física ni emocional, a pesar de lo que otros estudios han ido diciendo hasta ahora. Pero, ¿cómo es posible que las conclusiones sean tan distintas?

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Para empezar, porque el artículo recién publicado es el mayor realizado hasta la fecha. Es decir, el que más datos ha recogido y analizado. En Ciencias ocurre esto a menudo: cuanto más “grande” es el estudio, más fiables son los resultados… y muchas veces contradicen lo que se sabía o creía saber.

Pero no es el único factor. Para su estudio, los investigadores se han basado en muchos factores, y han empleado técnicas estadísticas relativamente complejas. La mayor parte de las diferencias vienen precisamente de ahí.

Porque al analizar los datos en un principio, vieron lo que otros estudios habían encontrado. Que los niños con mascotas estaban en mejor forma física, ya que tener un animal en casa les motivaba a realizar ejercicio – para jugar con la mascota, o salir de paseo. También eran niños mejor ajustados emocionalmente, con menos problemas de disciplina.

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El problema es que la respuesta no venía por el hecho de tener mascota. Al analizar otros factores, dieron con la clave. Resulta que las familias con mejor posición socio-económica, mejores condiciones de vida, con más acceso a espacios verdes y mejor alimentación, eran las que más frecuentemente tenían mascota. Vaya, que no era tener mascota lo que mejoraba la salud de los chavales, si no el resto de condiciones ambientales a su alrededor. Hasta ahora, ningún estudio había tenido en cuenta estos factores, o no lo había hecho con suficiente rigor.

¿Significa esto que tener mascota no mejora la salud de los niños? La respuesta no es tan sencilla. Para saberlo, habría que realizar un estudio pormenorizado, asignando de manera aleatoria mascotas a una serie de familias, y realizando un seguimiento durante unos 10-15 años. Un trabajo que resultaría difícil de realizar, y costoso. De momento, hay que quedarse con que las cosas no son tan simples como parecían.