Anuncios
Elecciones México 2024:

Cobertura Especial | LO ÚLTIMO

La temporada de influenza podría empeorar los retrasos en las pruebas de detección del coronavirus

Muestras de posible coronavirus son cargadas en una máquina de pruebas de Roche en una de las instalaciones de Quest Diagnostics en Chantilly, Virginia, el 8 de abril de 2020. (Erin Schaff/The New York Times
Muestras de posible coronavirus son cargadas en una máquina de pruebas de Roche en una de las instalaciones de Quest Diagnostics en Chantilly, Virginia, el 8 de abril de 2020. (Erin Schaff/The New York Times

En otoño, el aumento de la influenza y otras infecciones respiratorias estacionales podría exacerbar los de por sí alarmantes retrasos en las pruebas de coronavirus, lo que facilitaría la propagación inadvertida del virus, señalaron los expertos.

En años normales, los médicos no suelen hacer pruebas de influenza, pues simplemente asumen que los pacientes que tienen tos, fiebre y fatiga durante los meses de invierno probablemente sean portadores del virus altamente contagioso. Sin embargo, este año, con el coronavirus que tiene síntomas similares, los médicos necesitarán hacer pruebas para ambos virus con el objetivo de diagnosticar a sus pacientes, lo cual aumentará la escasez de suministros en un sistema de pruebas que ya está sobrecargado.

Un conjunto de fabricantes ha comenzado a hacer pruebas que pueden detectar varios patógenos a la vez, pero estas pruebas combinadas son costosas y probablemente solo representen una fracción del mercado. Algunos investigadores también están tratando de hacer sus propias pruebas multivirus, pero es casi seguro que no cubrirán la demanda.

“La temporada de influenza es una bomba de tiempo”, afirmó Amanda Harrington, directora médica de microbiología del Centro Médico de la Universidad de Loyola. “Todos estamos a la espera y tratando de prepararnos lo mejor posible”.

Los virus de la influenza y los coronavirus difieren en muchos aspectos, entre ellos el modo en que se propagan, el tiempo que permanecen en el cuerpo y los grupos a los que afectan de manera más grave. Existen vacunas y antivirales para la influenza aprobados por la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA, por su sigla en inglés) de Estados Unidos, pero aún no existen tratamientos de este tipo para el coronavirus, que ha cobrado la vida de unas 800.000 personas en todo el mundo en menos de un año.

El hecho de estar infectado con un virus no impide que se contraiga el otro y los investigadores tampoco saben todavía cuán riesgoso es para una persona contagiarse con ambos virus al mismo tiempo.

Estas diferencias hacen que sea fundamental separar ambos patógenos, además de descartar otras infecciones invernales comunes como el virus sincitial respiratorio, o VSR, que afecta especialmente a las personas muy jóvenes o muy viejas.

No obstante, las pruebas para detectar un solo virus plantean muchos desafíos para los médicos y laboratoristas que ya están luchando para superar la escasez de suministros. Varias de estas pruebas utilizan máquinas y productos químicos similares, y es necesario que sean manipulados y procesados por personal capacitado.

Además, muchas pruebas de influenza y VSR desaparecieron del mercado esta primavera, cuando las empresas que las fabrican cambiaron rápidamente para atender el coronavirus.

A finales del verano los laboratorios comienzan a abastecerse de pruebas de influenza, pruebas de VSR y pruebas combinadas de influenza y VSR para anticiparse al aumento que se presenta en otoño, según Susan Butler-Wu, directora del Laboratorio de Microbiología Clínica de la Escuela de Medicina Keck de la Universidad del Sur de California, cuyo laboratorio compra miles de estas pruebas cada invierno. No obstante, la reorganización de la cadena de suministro ha dejado los estantes vacíos justo semanas antes de una de las épocas más atareadas del año.

“Mucha gente está preocupada por el invierno, y con justa razón porque no hemos podido abastecernos en este momento”, comentó Butler-Wu. “Todos los laboratorios están luchando para conseguir lo que necesitan para su sistema”.

Algunos fabricantes de pruebas están tratando de maximizar la eficiencia desarrollando pruebas que puedan detectar varios patógenos a la vez. Por ejemplo, BioFire y Qiagen ya han hecho pruebas que pueden detectar simultáneamente más de 20 patógenos bacterianos y virales, incluidos los virus de la influenza, el VSR y el nuevo coronavirus.

“La belleza de estos indicadores es que son todo”, dijo Esther Babady, directora del servicio de microbiología clínica del Memorial Sloan Kettering Cancer Center.

No obstante, cuanto más amplios son los indicadores, más elevado es el precio, y “esos costos pueden acumularse con mucha rapidez”, afirmó Babady. Estas pruebas ultracompletas probablemente solo se usarán en los pacientes más enfermos, lo que significa que los trabajadores de la salud no pueden confiar exclusivamente en ellas. Aunque las pruebas de coronavirus en Estados Unidos han sido en gran parte gratuitas, las fuentes de financiamiento federal como la ley de alivio del coronavirus no han abordado de manera explícita el tema de los diagnósticos combinados, lo cual mantiene la ambigüedad de cuánto podrían tener que pagar los pacientes.

Existen opciones más baratas, incluyendo algunas que pueden examinar las muestras de los pacientes solo para los sospechosos microbianos más probables.

Decenas de laboratorios de salud pública a nivel estatal y de condado (que procesan cientos de miles de muestras de pacientes de hospitales, trabajadores de la salud y asilos para ancianos cada semana) pronto utilizarán una nueva prueba para tres virus: el coronavirus, la influenza A y la influenza B. La prueba combinada fue diseñada por los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades y fue aprobada para su uso por la FDA en julio.

La prueba de los CDC favorece la eficiencia, afirmó William Glover, director adjunto de enfermedades infecciosas en el Laboratorio de Salud Pública del Estado de Carolina del Norte. También ayudará a los laboratorios a identificar casos de influenza mediante la toma de muestras de grandes franjas de la población en general, un proceso llamado vigilancia, pero para satisfacer la demanda de pruebas locales, el equipo de Glover tal vez necesite complementar esa prueba con una combinación de indicadores comerciales. Dada la escasez de suministro que ha frustrado las pruebas hasta ahora, dijo: “Mi plan es tener tanta diversidad de plataformas como sea posible”.

Algunos laboratorios están evaluando pruebas combinadas “hágalo usted mismo”, incluyendo algunas basadas en la receta original de tres virus de los CDC.

“Esa siempre es una opción para nosotros”, dijo Laurel Glaser, directora del laboratorio de microbiología clínica de la Universidad de Pensilvania. “Podría relajar la cadena de suministro”.

El 19 de agosto, el gobierno de Trump anunció que estas pruebas desarrolladas por el laboratorio ahora pueden ser distribuidas sin la aprobación de la FDA. Eso podría facilitar a las grandes empresas de pruebas como Quest Diagnostics hacer un indicador combinado patentado, que está en proceso, según un representante de la empresa.

Aun así, la mayoría de los laboratorios no tienen el tiempo o los recursos para hacer pruebas nuevas, y las versiones de “hágalo usted mismo” a menudo terminan siendo más laboriosas que sus equivalentes de la industria, señaló Jennifer Dien Bard, directora del laboratorio de microbiología y virología clínica del Hospital Infantil Los Ángeles.

Prepararse para la temporada de influenza de este año se ha convertido en un proceso oneroso de estratificación de unos planes de contingencia sobre otros planes de contingencia, dijo Babady. “Resolver todos esos aspectos antes de noviembre es lo que nos quita el sueño por las noches”.

This article originally appeared in The New York Times.

© 2020 The New York Times Company