Telefónica debe mostrar su estrategia con el dividendo en el punto de mira

Por Andrés González MADRID (Reuters) - Apenas cuatro años después de cancelar el dividendo en una decisión histórica que levantó ampollas, Telefónica necesita encontrar un equilibrio para convencer al mercado y a las agencias de rating con una nueva estrategia que reduzca su deuda sin recortarlo. En sus 200 días en el cargo, el primer presidente "de la casa" en el antiguo monopolio, José María Álvarez-Pallete, ha visto torpedeadas las medidas para poner en orden las finanzas de un "elefante" con 52.500 millones de euros de deuda. "En el primer día en mi nuevo despacho, la primera noticia que me dieron fue que no salía lo de O2 (...) luego me dijeron que no saldría el Brexit ni de broma, y salió (...) ahora, la marcha de la compañía va mejor, la tendencia del negocio: el flujo de caja, los clientes, la inversión", explicó Pallete en un encuentro con periodistas en septiembre antes de verse obligado a cancelar la OPV de Telxius por falta de demanda. El impulso operativo al que se refiere el ejecutivo, acostumbrado a dosificar energías por su afición a las maratones, se concreta en una mejora del flujo de caja por primera vez en siete años. Los analistas estiman un cash flow libre de 4.000 millones de euros para este año y el que viene, pero un 60 por ciento de esta cantidad se va por el desagüe de los dividendos y no parece suficiente para cumplir con la meta de reducir deuda en unos 12.000 millones de euros para 2017. Con 0,75 euros por acción, Telefónica tiene la rentabilidad por dividendo más alta del Ibex-35, un 8,3 por ciento. Paga 0,40 euros en efectivo y 0,35 euros en scrip, que implica una menor salida de caja. Pagar el dividendo completo en acciones le permitiría ahorrar casi 3.000 millones de euros año. Sin tocar la política de remuneración y con un ritmo inversor como el actual, de unos 9.000 millones al año, la caja libre se limita a un máximo de 3.200 millones de euros para repagar deuda en dos años. Aunque ha sido un mantra en la historia de la compañía, las recientes adversidades y la situación de los mercados pueden complicar la estrategia de desapalancamiento del gigante y podrían obligarle a echar mano del dividendo, la única opción 100 por cien en sus manos. "Telefónica es perfectamente consciente del compromiso que ha asumido, las restricciones y la necesidad de mantener el rating. Sobre el dividendo, han declarado en el mercado que van a seguir con él. Parece complicado que alcancen el objetivo sin tocarlo", dijo Carlos Winzer, analista de deuda de Moody's, en una entrevista telefónica con Reuters. Con la desconexión del Reino Unido con la UE prevista para el próximo marzo, los analistas dudan de que Telefónica pueda culminar la colocación de O2 en el mercado británico antes del primer trimestre para sacar entre 2.500 y 4.000 millones de euros, mientras que una venta de un 40 por ciento de Telxius con un valor de unos 1.500 millones de euros a un fondo de infraestructuras tras suspender la OPV, apenas aliviaría sus finanzas. "Si este proceso de desinversión no llegara a completarse, o se demorara en el tiempo, podría afectar al ritmo de desapalancamieto establecido, así como dificultar el acceso a los mercados de crédito por parte de Telefónica, si bien el grupo cuenta con activos suficientes para abordar otros planes alternativos de desinversión", reconoció Telefónica en un folleto enviado el jueves a la CNMV. "Es muy importante que anuncien antes de final de año cuál es el plan y que lo ejecuten antes de diciembre de 2017", añadió Winzer. ¿ASUMIR UNA REBAJA DE RATING? Con la calificación de las tres grandes agencias dos escalones por encima del grado de inversión y un mercado ávido de deuda corporativa elegible como colateral para financiarse en el BCE, algunos analistas plantean que el grupo puede asumir una bajada de rating y seguir beneficiándose de la barra libre del banco central sin ver muy penalizados sus costes de financiación. Aunque tener sólo una nota por encima de "bono basura" puede limitar la inversión de varios fondos, Telefónica podría asumir el sobrecoste y proteger a sus accionistas, entre los que destacan BBVA y Caixa, que necesitan de fuentes de ingresos alternativas a su negocio bancario engullido en la espiral de bajos tipos de interés. De hecho, incluso después del golpe reputacional que fue la fallida OPV de Telxius, el mercado ha seguido absorbiendo ávidamente papel de Telefónica ante la escasez de bonos elegibles para descuento en el banco central. Colocó en octubre 2.000 millones de euros: 750 millones de euros en bonos con vencimiento en 2031, con un diferencial de 115 puntos básicos sobre midswaps y 1.250 millones de euros en bonos a 2020, con un diferencial de 55 puntos básicos. Algunos, de hecho, consideran que la operadora debe escapar a la "dictadura del rating" y aprovechar las buenas condiciones de financiación siempre que mantenga su grado de inversión. "Nuestra conclusión es que los gestores de Telefónica deben abandonar su auto-impuesto objetivo de calendario y endeudamiento y digerir una improbable rebaja del rating. Si se produce, probablemente no tendría consecuencias en la valoración de la compañía", dijo Bernstein en una reciente nota a clientes. Según los últimos datos publicados por el grupo, Telefónica tiene que repagar o refinanciar deuda por 8.000 millones el próximo año. Telefónica cuenta con margen para emitir más deuda híbrida. Podría emitir hasta 4.000 millones de euros de estos instrumentos, pero al ser mucho más cara que la deuda normal al computar parcialmente como capital, algunos analistas lo ven como una losa para el precio de la acción. "Hoy en día Telefónica es una compañía que está siendo gestionada para sus bonistas, no para sus accionistas. Tienes que sentarte con los que ponen nota a tus bonos", explica un analista que pide el anonimato y destaca el coste del 5 o 6 por ciento frente el 1 por ciento de la deuda senior normal.