El TDAH y el TDA no son lo mismo: aprende a diferenciarlos

¿Tu hijo no puede estarse quieto? ¿Está continuamente en movimiento y le cuesta estar sentado o concentrarse en algo concreto? Si la respuesta es afirmativa, probablemente, habrás oído hablar, en alguna ocasión, sobre el TDAH (Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad). Un problema bastante conocido que, según se estima, afecta a alrededor de un 7% de los niños en nuestro país. Sin embargo, lo que muchos desconocen es que existe otro trastorno también bastante común entre los más pequeños, el TDA (Trastorno por Déficit de Atención), que, lejos de lo que pueda parecer, no es tan similar al anterior. Te explicamos cuáles son las diferencias entre uno y otro, y cómo se puede discernir entre uno y otro.

Lee también: Dinámicas y apoyo psicológico para afrontar el TDAH

Diferenciando el TDA del TDAH

La psicóloga y psicoterapeuta Carolina Laguna nos explica que ambos trastornos, tanto el TDA como el TDAH, comparten lo que se conoce como ‘déficit de atención’, una condición que implica que les cuesta mantener la concentración en un estímulo concreto durante un tiempo adecuado. Sin embargo si, además de esto, aparece la hiperactividad e impulsividad, a este déficit de atención se le añadiría el exceso de actividad y la falta de control de impulsos (TDAH).

Las diferencias entre ambos son notorias. Mientras que los niños con TDAH suelen ser más extrovertidos o impulsivos, los que tienen TDA tienden a ser más pasivos y menos extrovertidos, incluso, habitualmente, se ve afectada su velocidad de procesamiento.

Lee también: ¿Cuáles son los problemas de salud más comunes en los niños?

¿Qué señales pueden indicarnos que existe un problema de atención?

La psicóloga aclara que los problemas de atención pueden deberse a diversos motivos, más allá del TDA o el TDAH. De ahí que lo más importante sea acudir a un especialista, en cuanto se detecta algún problema. "Por ejemplo, durante la separación de unos padres, si el niño pasa por un proceso emocional complicado, podría tener síntomas similares, y no se trataría de un TDA".

No obstante, la experta nos destaca algunas señales que pueden alertar de un problema de atención:

  • Si no es capaz de estar atento un tiempo adecuado.

  • Descuidos en las tareas escolares y otro tipo de actividades.

  • No aguanta mucho tiempo en tareas recreativas, como, por ejemplo, jugando a la videoconsola viendo la televisión.

  • No escucha.

  • No guarda turnos en una conversación.

  • No sigue las instrucciones, no termina sus deberes, olvida cosas cotidianas…

Por otro lado, entre los signos de hiperactividad e impulsividad apunta:

  • Juguetea y golpea con sus manos o pies cuando tiene que estar más parado.

  • Se levanta, corretea o trepa en situaciones inadecuadas.

  • Parece que no se le acaba la energía, siempre actúa como si tuviese un motor que lo impulsase.

  • Habla demasiado.

  • Se le hace muy difícil esperar su turno en cualquier fila, mientras juega…

Lee también: Cómo saber si mi hijo sufre déficit de atención con hiperactividad

Niña pintando
Niña pintando

Problemas a nivel académico y habilidad social

La principal dificultad que tienen los niños con TDA o TDAH se desvela en su rendimiento académico, dado que, tal y como detalla la psicóloga, la "atención es la puerta de entrada para todos los conocimientos. Por ejemplo, para que pueda hacer los deberes, tiene que haber comprendido antes una información. Cuando esta condición no se da, el resto de tareas cognitivas quedan comprometidas".

Sin embargo, con respecto a sus habilidades sociales, los problemas son más variables. Hay niños que tienen un suficiente autocontrol a nivel social, pero bien es cierto que muchos otros sí ven afectado este aspecto de su vida. Al fin y al cabo, suelen ser pequeños que no son capaces de respetar normas, hacen trampas… lo que les termina generando problemas con sus iguales. Incluso, en algunos casos, presentan cierta agresividad que les lleva a meterse en problemas de índole verbal o física, provocando, por tanto, el rechazo el resto de compañeros.

Por último, el ámbito familiar también se ve perjudicado, dado que estos pequeños suelen buscar los límites, saltarse las normas… lo que termina creando conflictos. Especialmente, si el niño no se adapta a su entorno y viceversa.

Lee también: Consejos para frenar a los niños mandones

¿Cuál es el tratamiento?

Lo habitual es que los niños con TDAH reciban tratamiento farmacológico, cuyo objetivo es conseguir que puedan prestar atención con facilidad. Normalmente, se utiliza cuando están en la escuela, y en algunos casos se da con descansos (es decir, indicarle que, por ejemplo, no lo tome en vacaciones). Esto dependerá un poco del nivel de hiperactividad del niño.

Tanto en uno como en otro caso, el tratamiento neuropsicológico ayudará al niño a autocontrolarse, dándole las herramientas necesarias para manejar esos impulsos. La psicóloga destaca que se pueden añadir otras técnicas de relajación, como el mindfulness, que han demostrado ser bastante efectivas.

Aunque el diagnóstico temprano es importante, la psicóloga advierte que no hay que adelantarse demasiado: "los niños pequeñitos (hasta los seis años, aproximadamente) pueden tener una gran actividad por su edad. Lo que no significa que tengan un TDAH o TDA. No es bueno que se les diagnostique cuando todavía no han desarrollado las capacidades cerebrales suficientes como para controlar esos impulsos".

En cualquier caso, en cuanto se detecte alguna de las señales anteriormente descritas o cualquier problema de atención, resultará primordial consultarlo con un especialista, que será quien valore si existe o no un trastorno de este tipo.

Lee también: Actividades para que los niños aprendan a manejar sus emociones