Túnez estrena gobierno bajo la creciente sombra del antiguo régimen

Túnez, 8 sep (EFE).- Túnez estrenó este fin de semana un nuevo Gobierno, el tercero en tres meses, con el objetivo de superar el obstáculo con el que colisionaron los precedentes -la encarnizada pugna política- y tratar de atajar la grave crisis económica y social, que espolean la nostalgia del antiguo régimen y amenazan a la única transición exitosa de las marchitadas "primaveras árabes".

Al frente del mismo está en esta ocasión Hichem Mechichi, un joven abogado independiente de escaso pedigrí, llegado a la cima política de la mano del controvertido presidente de la República, Kaïes Said, igualmente un hombre de leyes sin adscripción partidista que sorprendió al ganar con holgura las presidenciales celebradas hace un año.

Mechichi, ministro de Interior en el gabinete previo y asesor legal del mandatario, logró el miércoles la confianza de la Cámara durante una sesión maratoniana en la que se le reprochó haber optado por tecnócratas, sin tener en cuenta la representación parlamentaria de los partidos.

Y también que parezca más bien un gabinete hecho a la medida del presidente de la República, que sostiene un pulso con la mayoría de los partidos, y en particular con la formación de tendencia islamista moderada "Ennahda", ganadora hace diez meses de las legislativas.

El Ejecutivo se estrenó con la visita de la ministra española de Asuntos Exteriores, Arancha Gonzáles-Laya, quien analizó con su homólogo Othman Jarandi otro de los serios problemas que afronta el país y afecta a su vecindad: el repunte de la migración irregular de los tunecinos a Europa, que huyen de la pobreza y la falta de oportunidades diez años después de la "revolución de los Jazmines".

UNA MAYORÍA FRÁGIL Y CONDICIONADA

"Ennahda", cuyo candidato fracasó en la primera intentona para formar un Ejecutivo, fue el principal sostén del Ejecutivo precedente, que dejó caer a finales de julio después de que su socio y entonces primer ministro, Elyas Fakhfakh se viera envuelto en un asunto de corrupción por no declarar su participación en empresas que contrataron con la Administración.

El miércoles ofreció un "apoyo condicionado" a Mechichi tras una intenso debate que dejó al descubierto, una vez más, la división que existe también en el partido.

El nuevo primer ministro recibió, asimismo, el respaldo de los populistas de "Qalb Tunis", aún segunda fuerza en la Cámara pese a la escisión que ha sufrido, y de tres formaciones más, lo que significó un espaldarazo amplio pero engañoso, ya que todos los apoyos son frágiles.

Horas antes, el nuevo primer ministro había desgranado su programa en un discurso en el que, como otros, prometió eficacia en las cuentas y reformas a nivel administrativo y fiscal que permitan modernizar una economía que no ha experimentado la misma transición rápida y modélica qué sí parece haber asentado la democracia.

Túnez todavía padece un sistema nacionalista-proteccionista que obstaculiza la inversión, especialmente extranjera, en el que el estado es el primer empleador a través de una Administración ineficiente y desmesurada.

Una banca obsoleta, un régimen impositivo injusto y deficiente que apenas recauda, un enorme índice de paro -especialmente entre los jóvenes. y la corrupción endémica, que apenas ha cambiado desde tiempos de la dictadura de Ben Ali.

La crisis comenzó a agravarse a raíz la cadena de atentados yihadistas ocurrida en 2015, que segó la vida de 72 personas, entre ellas 60 turistas extranjeros, y se ha profundizado con el impacto el coronavirus, que ha supuesto la puntilla para el turismo, sector que aporta el 14% al PIB.

REGRESO DEL ANTIGUO RÉGIMEN

En esta atmósfera que combina precariedad económica y crispación política, está emergiendo con mucha fuerza el discurso retrógrado del opositor Partido Desturiano Libre (PDL), que defiende los intereses de aquellos nostálgicos del antiguo régimen que sostuvieron la dictadura y que ahora han comenzado a regresar, muchos con sus fortunas intactas y sin aparente miedo a la Justicia.

Según una sondeo difundido este martes por la consultoría local Emrhod, miembro de la Sociedad Europea de Opinión e Investigación de Mercados (ESOMAR), la formación de ultraderecha amplió su liderazgo como primer partido en intención de voto a lo largo del mes de agosto, en el que se produjo la crisis de gobierno que salpicó especialmente a Ennahda.

El PDL sumo ocho puntos más hasta alcanzar el 36% frente al 23% adjudicado a los islamistas moderados, y al populismo de "Qalb Tunis", segunda fuerza en el Parlamento tras Ennahda, a la que la encuesta le asigna un raquítico 8%.

Un crecimiento que preocupa a los expertos -en particular a la Unión Europea- y del que también se benefició su líder, la abogada Abir Moussi, que aparece segunda en la lista de candidatos a la presidencia con un 17% en intención de voto, aunque lejos del 56% del mandatario, también a la baja.

Javier Martín

(c) Agencia EFE