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Suspenden subsidio, pero la gente se queda en casa en EEUU

EEUU SUBSIDIOS (AP)
EEUU SUBSIDIOS (AP)

Empresarios y gobernadores republicanos decían que era vital que el gobierno eliminase un subsidio de 300 dólares semanales para personas desempleadas para combatir la escasez de personal que agobia a muchas empresas y pequeños negocios.

Tres meses después de que la mitad de los estados tomasen esa medida, sin embargo, eso no está sucediendo.

En los estados que eliminaron el subsidio, el aumento de la fuerza laboral (la cantidad de personas que tienen empleo o lo están buscando) fue similar al de los estados que conservan el subsidio. La ayuda del gobierno nacional, junto con otros programas de asistencia asociados con la pandemia del COVID-19, fue interrumpida el 6 de septiembre. Sin embargo, la fuerza laboral de hecho disminuyó ese mes.

“Se depositaban demasiadas esperanzas en que la eliminación de los subsidios reforzaría el mercado laboral”, expresó Fiona Grieg, directora administrativa del Instituto JPMorgan Chase, quien usó información del banco para analizar el tema. “El impacto (de la eliminación de la ayuda) fue claramente muy pequeño”.

La escasez de personal persiste mucho más allá de lo que muchos economistas pronosticaron, aumentando el misterio en torno a lo que sucede con el mercado laboral. Hay una cantidad casi sin precedentes de ofertas de trabajo, pero el desempleo sigue siendo elevado. Hay 5 millones de personas empleadas menos que antes de la pandemia. A pesar de ello, el crecimiento del mercado laboral se redujo en agosto y septiembre.

Un análisis de la información de cada estado hecho por la Associated Press comprobó que la fuerza laboral en los 25 estados que siguen pagando el subsidio de 300 dólares semanales tuvo un repunte entre mayo y septiembre superior al de los estados que cortaron ese beneficio (mayormente en junio), según datos difundidos el viernes. El subsidio de 300 dólares semanales se sumó al seguro de desempleo de los estados e hizo que en muchos casos una persona recibiese más dinero que cuando trabajaba.

Un estudio previo de Arindrajit Dube, economista de la Universidad de Massachusetts, Amherst y otras casas de estudio, reveló que los estados que eliminaron el subsidio de 300 dólares semanales registraron un pequeño aumento en la cantidad de personas que consiguieron empleo. Pero también indicó que más personas empezaron a buscar trabajo.

Los economistas mencionan una cantidad de factores para explicar el hecho de que mucha gente que recibió subsidios sigue sin trabajar. En muchos casos, la gente que se desempeña en áreas que implican un contacto con el público tienen miedo de contagiarse del COVID-19. Y numerosas familias no tienen con quién dejar a sus hijos.

Gente como Rachel Montgomery, de Anderson, Indiana disfruta de la posibilidad de pasar más tiempo con su familia y por ahora puede mantenerse. Montgomery, quien tiene 37 años e hijos, dice que ahora es más selectiva a la hora de decidir qué trabajos está dispuesta a hacer. El haberse quedado sin el subsidio de 300 dólares semanales no la va a hacer cambiar de parecer, señaló. Por ahora seguirá cobrando el seguro de desempleo de su estado.

“Cuando has pasado tiempo en casa con tus hijos y tu familia, ¿quién va a querer volver al trabajo en persona?”, preguntó. “Mientras busco, me dije a mí misma que no voy a sacrificar ingresos o la flexibilidad de trabajar desde casa cuando sé que estoy en condiciones de hacer ciertas cosas. Esto implica que me va a tomar más tiempo encontrar empleo”.

La pandemia parece haber hecho que mucha gente reconsidere sus prioridades. Algunos quieren pasar más tiempo con sus familias, en tanto que otros ahora desean trabajar desde sus casas o tener horarios más flexibles.

Algunas personas, sobre todo de cierta edad y sin problemas económicos, decidieron jubilarse antes de lo anticipado. El gobierno calcula que unos 2 millones de personas que no planeaban jubilarse lo hicieron desde que empezó la pandemia.

Otro factor en juego es el hecho de que tras recibir tres ayudas especiales por la pandemia en 18 meses y otros beneficios, muchos hogares tienen más reservas que antes de la pandemia. Greig y sus colegas de JPMorgan comprobaron que el balance promedio del 25% de la población con ingresos más bajos subió un 70% desde la llegada del COVID-19.

Graham Berryman, de 44 años, de Springfield, Missouri vive de sus ahorros desde que el estado suspendió el subsidio de 300 dólares semanales en junio. Ha hecho cosas sueltas, pero dice que no encuentra empleos permanentes desde agosto del 2020.

“No soy perezoso”, afirmó Berryman. “Estoy desempleado. Eso no quiere decir que soy un vago. El que alguien no encuentre un empleo que le guste en su campo no quiere decir que es basura de la que hay que deshacerse”.

Algunas parejas han decidido que pueden sobrevivir con un solo sueldo, al menos por ahora.

Sarah Hamby, de Kokomo, Indiana, de 51 años, dice que trabajó por décadas en fábricas de automóviles pero que esos empleos ya no existen. Solo se ofrecen plazas que requieren aptitudes que ella no tiene.

“No quiero aprender a hacer otras cosas a esta altura de mi vida”, dijo Hamby. “Tampoco quiero trabajar en una computadora o en una oficina, que es lo que ofrecen ahora. Por ello tengo que elegir entre un trabajo que paga muy poco o es demasiado físico, o quedarme en casa”.

Por ahora se quedará en casa y vivirán del sueldo de su marido, empleado en una imprenta. El marido, no obstante, tiene 65 años y podría retirarse pronto.

A nivel nacional, el porcentaje de mujeres que trabajan o están buscando empleo bajó en septiembre por segundo mes seguido, lo que indica que siguen sin poder compaginar el trabajo con el cuidado de los hijos. Muchos jardines de infante perdieron personal y no pueden atender tantos niños como antes. Y las escuelas que suspenden las clases constantemente por algún brote de COVID complican la vida de los padres que trabajan.

Una cantidad récord de personas, por otro lado, dejaron sus empleos en agosto ante la perspectiva de conseguir algo mejor.

Richard von Glahn, de la agrupación Missouri Jobs With Justice, cree que mucha gente no vuelve al trabajo porque quiere más beneficios o más flexibilidad para cuidar a sus hijos.

“La gente no quiere volver” a lo que había antes de la pandemia, expresó Glahn. “Las empresas tienen que generar un ambiente que ofrezca al personal lo que quiere ahora”.

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Rugaber informó desde Arlington (Virginia). Emily Wagster Pettus (Jackson, Mississippi), Mead Gruver (Cheyenne, Wyoming) y Summer Ballentine (Jefferson City, Missouri) colaboraron en este despacho.