Suenan tambores de protesta tras el impulso de Trump a polémicos oleoductos

Donald Trump firmó dos órdenes ejecutivas que podrían dar luz verde a los proyectos de construcción de los oleoductos Keystone XL y Dakota Access, suspendidos durante la pasada administración de Barack Obama en el marco de fuertes controversias por los posibles impactos medioambientales y socioculturales de esas obras de infraestructura para conducir hidrocarburos.

Pero el nuevo presidente, como relata The Hill, optó por abrir su administración a esos proyectos, sujetos ambos a la renegociación de términos con los desarrolladores, como el propio Trump señaló.

Las dos órdenes ejecutivas no implican que el gobierno federal haya ya aprobado de entrada ambos proyectos, pero sí que existe amplia disposición para discutirlos y, en su caso, autorizarlos si la administración y los desarrolladores logran acuerdos, aunque no está claro todavía cuáles serían los asuntos, términos o prestaciones a discutir.

Tribus indígenas, activistas medioambientales y amplios grupos sociales han realizado protestas contra el proyecto de oleoducto Dakota Access, acciones que previsiblemente continuarán tras la orden ejecutiva de Trump para impulsar esa controvertida obra. (Reuters)
Tribus indígenas, activistas medioambientales y amplios grupos sociales han realizado protestas contra el proyecto de oleoducto Dakota Access, acciones que previsiblemente continuarán tras la orden ejecutiva de Trump para impulsar esa controvertida obra. (Reuters)

Trump tampoco hizo comentario sobre la oposición a esos proyectos e incluso no respondió durante la ceremonia de firma de las órdenes ejecutivas a una pregunta explícita sobre las protestas de indígenas y simpatizantes que durante meses tuvieron lugar en Dakota del Norte en contra del paso del oleoducto Dakota Pipeline en áreas que ellos consideran sagradas y por espacios naturales que, según han señalado, podrían resultar severamente dañados por esa obra.

Pero al menos por lo dicho hoy por el presidente, su interés al respecto se centra en los empleos que esos proyectos prometen crear -28,000 según Trump en el caso del Keyston XL- y no en las críticas y reivindicaciones de ambientalistas o tribus indígenas.

En todo caso, es previsible que las protestas y acciones de resistencia contra esos oleoductos continúen y sean nuevamente un factor de peso en la decisión final sobre ellos, máxime cuando muchos consideran, al menos hasta ahora, que el gobierno de Trump tendrá mayor apertura que el de Obama ante el avance de esos proyectos de infraestructura.

Y, en realidad, las acciones de resistencia, sobre todo en el caso del oleoducto Dakota Access, no concluyeron luego de que a finales del año pasado la administración frenó su construcción tras meses de intensas protestas.

Como relata The Independent, en vísperas del inicio del gobierno de Trump se dieron fuertes protestas en el área de Standing Rock, Dakota del Norte, y 27 personas fueron arrestadas.

Por otro lado, esto se da en el contexto de una aparente suspensión de contratos y subsidios dentro de la Agencia Federal de Protección Ambiental (EPA), la instancia reguladora clave para la protección del medio ambiente, que habría sido determinada por el nuevo gobierno de acuerdo a un reporte de ProPublica.

El presidente Donald Trump muestra su orden ejecutiva para impulsar elproyecto de oleoducto Dakota Access. (AP)
El presidente Donald Trump muestra su orden ejecutiva para impulsar elproyecto de oleoducto Dakota Access. (AP)

Según testimonios, ese freno a la actividad de la EPA tendría que ver con el deseo de la nueva administración de revisar sus regulaciones y esquemas y no dejar avanzar nada hasta asegurarse de haberlo estudiado todo. Pero si se considera que Trump y los republicanos, y en específico su nominado para dirigir la EPA, tienen prioridades muy distintas en materia medioambientales que la pasada administración (por ejemplo, su apoyo amplio a la industria de los combustibles fósiles, su negación del cambio climático desatado por la actividad humana y su deseo de reducir protecciones y regulaciones), cabe suponer también que la aproximación sobre el impacto ambiental de los oleoductos Keystone XL y Dakota Access podría ser diferente.

Al respecto, de acuerdo a Los Angeles Times, Trump también revirtió la decisión del Cuerpo de Ingenieros del Ejército, que estudia la viabilidad e impactos del trazado del Dakota Pipeline, de negar a los desarrolladores la extensión de ese oleoducto por una sección del Río Missouri y sus aledaños en donde se ubica un reservorio de agua clave para abastecer la región. Esa zona es, además, parte de lo que las tribus indígenas de Standing Rock consideran un área vinculada a sus tradiciones ancestrales.

El Cuerpo de Ingenieros del Ejército determinó en los últimos días del gobierno de Obama realizar una revisión pública del impacto ambiental del oleoducto antes de definir un nuevo sitio para su trazado, pero aún no hay claridad sobre cuál será el destino de esa iniciativa tras las recientes órdenes ejecutivas de Trump.

Por lo pronto, activistas ya han expresado su rechazo a las órdenes ejecutivas de Trump al respecto de ambos oleoductos y, como se comentó la radio pública NPR, han prometido que lucharán contra ellos. La tribu Standing Rock Sioux consideró los decretos de Trump una “cachetada” contra los nativoamericanos y sus derechos.

Es aún muy incierto cuál será la ruta y el saldo de esta controversia, pero por lo pronto una nueva ola de protestas contra los oleoductos resulta previsible.

Sigue a Jesús Del Toro en Twitter: @JesusDelToro