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'Solo soy un ser humano': Los padres se preparan para un año escolar independiente

Janae Sturgeon, sentada, y Demetrus Dugar en casa con sus hijos Xayvion, de 9 meses, Hannah, de 7 años, parcialmente oculta, e Isabel, de 3, en Kent, Washington, el 16 de agosto de 2020. (Ruth Fremson/The New York Times)
Janae Sturgeon, sentada, y Demetrus Dugar en casa con sus hijos Xayvion, de 9 meses, Hannah, de 7 años, parcialmente oculta, e Isabel, de 3, en Kent, Washington, el 16 de agosto de 2020. (Ruth Fremson/The New York Times)
Janae Sturgeon y Demetrus Dugar en casa con sus hijos Xayvion, de 9 meses, Hannah, de 7 años, e Isabel, de 3, en Kent, Washington, el 16 de agosto de 2020. (Ruth Fremson/The New York Times)
Janae Sturgeon y Demetrus Dugar en casa con sus hijos Xayvion, de 9 meses, Hannah, de 7 años, e Isabel, de 3, en Kent, Washington, el 16 de agosto de 2020. (Ruth Fremson/The New York Times)

Los padres en todo Estados Unidos están enfrentando el año escolar pandémico sintiéndose abrumados, ansiosos y abandonados. Con pocas alternativas de apoyo, la gran mayoría se ha resignado a hacerlo por su cuenta, según una nueva encuesta de The New York Times.

Solo uno de cada siete padres dijo que sus hijos volverían a la escuela tiempo completo este otoño y, para la mayoría de los niños, la escuela remota requiere la ayuda práctica de un adulto en casa. Sin embargo, cuatro de cada cinco padres dijeron que no tendrían ayuda en persona para educarlos y cuidarlos, ya sea de familiares, vecinos, niñeros o tutores, según la encuesta, aplicada por Morning Consult. Y más de la mitad de los padres asumirán este segundo trabajo no remunerado al mismo tiempo que mantienen un trabajo remunerado.

Criar a los niños siempre ha sido un esfuerzo de la comunidad, y de pronto el pueblo en el que los padres confiaban ha desaparecido. Está afectando las carreras de los padres, el bienestar de las familias y la educación de los niños.

En las familias en las que ambos padres asalariados necesitan trabajar fuera de casa, los padres tienen retos logísticos evidentes porque no pueden estar en dos lugares a la vez. Tres cuartas partes de estos padres dicen que supervisarán la educación de sus hijos y casi la mitad se encargará de la atención principal de los niños, según la encuesta, respondida por un grupo representativo a nivel nacional de 1081 padres del 4 al 8 de agosto.

El 80 por ciento de los padres que trabajan a distancia durante la pandemia también se encargarán del cuidado y la educación de los niños.

Una quinta parte de los padres están considerando la posibilidad de contratar a un maestro o tutor privado para ayudar con la educación de sus hijos mientras no hay escuela, según la encuesta.

“Todas las opciones son horribles”, dijo Kate Averett, socióloga de la Universidad de Albany que ha estado entrevistando a padres de todo el país desde la primavera. “Hay mucho estrés, mucha ansiedad. Los padres me dicen que no pueden dormir porque están muy ansiosos o me dicen que han estado llorando mucho. Ha habido mucho llanto real durante las entrevistas”.

Euqueva Varner y Kenneth Watts son agentes de seguridad en Detroit que no pueden trabajar a distancia, y tienen hijos en segundo y tercer grado. Su plan para el otoño es precario: tienen turnos consecutivos, así que alternarán quién estará en casa con los niños, sin flexibilidad en sus turnos y con poco tiempo para pasar juntos como pareja o familia. A veces los niños tienen que ir al trabajo con uno de sus padres, y se ocupan coloreando y leyendo.

“Están sufriendo”, dijo Varner sobre sus hijos. “Extrañan mucho a sus amigos, extrañan ir a la escuela. A mis hijos les encanta la escuela”.

“Trato de trabajar con ellos tanto como puedo para que pasen de grado”, dijo. “Es muy difícil. No tengo ninguna ayuda en absoluto. Solo somos yo, los niños y mi marido”.

“Pero lo superaremos”, dijo. “Encontraremos una solución”.

Las madres son quienes hacen la mayor parte de la planificación y pasan la mayor parte del tiempo cuidando y educando a los niños. En la nueva encuesta, el 54 por ciento de las mujeres dijeron que cargarían con la mayor parte de la responsabilidad de educar a sus hijos entre semana. El 29 por ciento de los hombres dijeron que serían los responsables, aunque solo el 2 por ciento de las mujeres dijeron que lo serían sus parejas. Algunas parejas dijeron que planeaban dividir el trabajo por igual, aunque, de nuevo, hubo diferencias entre hombres y mujeres: el 36 por ciento de los hombres, y el 18 por ciento de las mujeres, dijeron que se dividirían el trabajo.

“Esta es la realidad: las madres lo están haciendo”, dijo Betsy Twitchell, quien tiene dos hijos, vive en Oakland, California, y trabaja en el área de comunicaciones para un sindicato. “Ha sido frustrante que el término ‘grupos de aprendizaje’ se haya vuelto tan contencioso. En realidad, cuando dices eso, no estás apoyando a las mujeres, porque somos las que realmente estamos cargando con el peso de la situación y teniendo que asumir ese tercer turno para que nuestros hijos puedan con el aprendizaje a distancia”.

‘Decisiones imposibles’

Los padres de todas las razas —los que viven en las zonas urbanas, suburbanas y rurales de Estados Unidos; los que tienen bebés, niños en la primaria y adolescentes— dicen que están muy estresados, con pocas opciones además de asumir toda la carga ellos mismos.

Si bien las escuelas ofrecen enseñanza a distancia, en la mayoría de los casos esto requiere la participación activa de un adulto. Las tres cuartas partes de los padres de niños en edad de asistir a la primaria y la mitad de los padres de niños en edad de asistir a la secundaria dicen que necesitan la ayuda de un adulto para llevar a cabo el aprendizaje virtual. Algunas escuelas han comenzado a enviar muestras de horarios de días con múltiples reuniones de video en vivo y tareas con horarios asignados. Es un esfuerzo para que la escuela remota sea más sólida que en la primavera, pero requiere aún más esfuerzo práctico por parte de los padres.

“No hay que suponer que pueden hacerlo todo de manera independiente. No pueden”, dijo Amy Nunn, una maestra que vive en Portland, Oregon, y es madre de dos niños de 9 y 11 años.

Su pareja, Kelli Burke, pinta casas, por lo que Nunn está sola en casa con los niños durante el día. Ha decidido tomar una ausencia remunerada de doce semanas, la más larga permitida por el gobierno federal, en su trabajo como profesora para ayudar a sus hijos, ambos disléxicos.

“Solo soy un ser humano y no puedo darlo todo para apoyar a veinte familias y niños más mientras trato de ayudar a mis propios hijos”, comentó.

Los padres han tomado medidas extremas. Uno de cada tres dijo que habían dejado a un niño en casa sin la supervisión de un adulto o un adolescente, debido a la falta de opciones de cuidado infantil y a la necesidad de cumplir con otras obligaciones.

Algunos padres dijeron que el cálculo del riesgo había cambiado, ya que llevar a un niño a hacer un mandado o a su trabajo, o contratar a una niñera, ahora conllevaba el riesgo de contraer el coronavirus. Los padres solteros y los que trabajan fuera de casa tienen aún menos opciones.

“Creo que esto realmente enfatiza las decisiones imposibles que los padres tienen que tomar en este momento, especialmente los trabajadores de primera línea”, dijo Anna Gassman-Pines, que estudia las políticas infantiles y familiares en la Universidad de Duke y ha estado entrevistando a empleados de servicios que trabajan por hora y tienen niños pequeños. “El grupo de personas en las que puedes confiar para que vengan a tu casa sin previo aviso —familiares, amigos, vecinos— es realmente limitado en este momento”.

El 13 por ciento de los padres han considerado renunciar a sus trabajos. El mismo porcentaje ha considerado mudarse para estar más cerca de los familiares que podrían ayudarlos o mudarse a otro distrito o inscribirse en una escuela privada debido a los planes de reapertura.

Una larga lista de temores

A lo largo de las divisiones demográficas, los padres comparten los mismos temores. La gran mayoría de los padres dicen que no solo les preocupa el progreso académico de sus hijos, sino también su salud mental, las habilidades sociales y la participación en deportes y actividades extracurriculares. También están preocupados por la cantidad de tiempo que pasan frente a las pantallas y la constancia de sus rutinas.

Ese tipo de preocupaciones no difirieron según el estatus de empleo o los ingresos de los padres. En general, la preocupación se trataba de lo que se estaban perdiendo sus hijos: la escuela.

“Para muchas familias pobres e inmigrantes, la educación es el verdadero camino para salir de la pobreza”, comentó Frank Worrell, profesor de la escuela de posgrado de Educación de la Universidad de California, campus Berkeley. “Incluso los padres que no tienen títulos universitarios están reconociendo la importancia de la universidad en esta economía, y quieren lo mismo para sus hijos”.

Sin embargo, los ingresos y los recursos de los padres sí desempeñan un papel en la planeación que están realizando para todo el año. Satisfacer las necesidades básicas de los niños, como el acceso a alimentos sanos y comidas constantes, fue una preocupación más grande para quienes obtienen salarios bajos y los padres desempleados. Para los trabajadores de primera línea, la ayuda con el cuidado de los hijos es incluso más difícil de encontrar, debido al temor de exponerse al coronavirus.

Los padres que tienen títulos universitarios o de posgrado e ingresos de seis cifras tienen más opciones, comenzando con una mayor capacidad para trabajar desde casa. El 22 por ciento de los padres señalaron que habían considerado contratar a un profesor o tutor privado para sus hijos o un pequeño grupo de niños, incluyendo el 35 por ciento de quienes tienen títulos de posgrado y el 18 por ciento de quienes no tienen títulos universitarios.

Twitchell, la madre que vive en Oakland, y Charlie Dolman, su esposo, tienen empleos ejecutivos que pueden realizar desde casa. Han formado un grupo con tres amigos de la clase de tercer grado de su hijo y convirtieron su cochera en una escuela improvisada, con una extensión que atraviesa el espacio para que los niños puedan conectar sus laptops. Los padres de cada niño alternan para encargarse de la escuela remota y el cuidado de los niños. El día que sea el turno de Twitchell, llevará a su bebé.

“Tenemos que optar por eso o que alguien renuncie a su trabajo, y ninguno de nosotros puede hacer eso”, comentó. “Literalmente se trataba de una cuestión de supervivencia”.

This article originally appeared in The New York Times.

© 2020 The New York Times Company