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¿Los niños de hoy son menos racistas que sus abuelos? Una investigadora ofrece singulares respuestas

El racismo, la discriminación y la intolerancia son lacras que han azotado a la humanidad históricamente, con momentos especialmente agudos y trágicos. Pero en paralelo ha existido un decidido y necesario movimiento para erradicar esas prácticas y esas actitudes y hacer valer a plenitud los derechos civiles y humanos básicos y el aprecio a la igualdad y la dignidad fundamentales de toda persona.

Por ello, en la actualidad existe la noción de que, en Estados Unidos, con el paso del tiempo y gracias los avances logrados en la materia, las nuevas generaciones serán cada vez menos racistas y se logrará con los años una sociedad cada vez más incluyente y abierta.

Aunque en la actualidad los niños estadounidenses de raza blanca son mucho más tolerantes y menos racistas que los de generaciones del pasado, la lucha contra la discriminación y otras actitudes racistas requiere trabajo constante. (The Conversation)
Aunque en la actualidad los niños estadounidenses de raza blanca son mucho más tolerantes y menos racistas que los de generaciones del pasado, la lucha contra la discriminación y otras actitudes racistas requiere trabajo constante. (The Conversation)

Un progreso de ese tipo ciertamente ha sucedido, pero una investigación de Margaret Hagerman, profesora de sociología de la Universidad Estatal de Mississippi, señala que no se debe dar tal avance como algo ya establecido o que seguirá progresivamente por sí mismo. En realidad, de acuerdo a The Conversation, abatir el racismo en sus diferentes manifestaciones es una tarea que requiere trabajo y reflexión permanentes y que no puede darse por sentada.

Los niños, por ejemplo, requieren de un ambiente propicio para desarrollar ideas de tolerancia y respeto, pero ese contexto hay que construirlo y alimentarlo diariamente.

Aunque hay muchos tipos de racismo y de discriminación racial, en Estados Unidos han sido los que las personas de raza blanca han impuesto a otros grupos los que han sido más extensos y dolorosos en sus causas y sus efectos. Por ello, la noción de que los niños de raza blanca son hoy menos racistas que sus abuelos es auspiciosa. Pero se trata de un fenómeno que tiene sus filos.

Hagerman comenta que para medir científicamente el alcance de esa premisa, realizó investigaciones tanto de datos estadísticos disponibles como de casos que ella y su equipo siguieron de forma directa y cerca.

Racismo y “apatía racial”

Cifras de encuestas y otros estudios mostraron que actualmente, el apoyo entre las personas de raza blanca a la segregación escolar y a estereotipos raciales ha decaído de modo sustantivo y en ese sentido las generaciones jóvenes actuales son mucho menos prejuiciadas que las de sus antecesores.

Pero otros indicadores señalan que aunque ha habido avances, el racismo aún persiste en modos más sutiles pero también punzantes. Por ejemplo, la investigadora alude a la “apatía racial” que algunos autores han identificado entre la población de raza blanca en Estados Unidos. Por ejemplo, se indica en The Conversation, esa apatía se expresa en estudiantes adolescentes blancos que no tienen interés o desdeñan explícitamente asuntos como la desigualdad racial y problemas relacionados con prejuicios raciales que agobian a personas de otras etnias o grupos raciales.

Ciertamente esa expresión es menos dañina que el racismo activo o que la segregación, pero no por ello deja de ser una realidad potencialmente perniciosa pues, se indica, esa apatía puede permitir que actitudes o políticas racistas emprendidas por ciertos sectores logren apoyo social o que programas o iniciativas para compensar la desigualdad o contrarrestar ataques contra derechos básicos pierdan apoyos o no conciten todos los que podrían y deberían tener.

En los niños eso es especialmente relevante, tanto porque los conceptos y conductas en esa etapa son formativos y predisponen en buena medida lo que pensarán y harán cuando sean adultos como porque, a escala general, revelan que el esfuerzo para contrarrestar el racismo es una labor continua que requiere acción constante.

Lo que piensan los niños

Hagerman, así, estudió durante un periodo de dos años a 30 niños de raza blanca y alto nivel económico de entre 10 y 13 años de edad. En su investigación pudo seguirlos de cerca para conocer sus percepciones y actitudes al respecto de los temas raciales.

Los testimonios de esos menores que Hagerman ofrece para ilustrar algunos de sus hallazgos son singulares.

“Creo que a los niños blancos, como ellos tienen más poder en general en la sociedad, no se les aplican medidas disciplinarias tan fuertes…. Pero cuando un niño de raza negra tiene problemas con la policía, creo que la gente va a ser más dura porque [los niños afroamericanos] realmente no pueden defenderse también”, dijo un chico de 11 años.

Las generaciones actuales de niños estadounidenses son cada vez más diversas y en general más tolerantes. Pero preservar esa apertura y frenar el racismo requiere esfuerzo constante. (Flickr/NASA Goddard Space Flight Center)
Las generaciones actuales de niños estadounidenses son cada vez más diversas y en general más tolerantes. Pero preservar esa apertura y frenar el racismo requiere esfuerzo constante. (Flickr/NASA Goddard Space Flight Center)

Otra niña entrevistada tenía noción de problemas históricos, como la discriminación y la segregación, y de las luchas civiles que se libraron contra ellos, e incluso del llamado “privilegio de los blancos” que algunos rechazan pero que ha sido identificado como una práctica persistente en la sociedad.

Al respecto, otro chico de 11 años le dijo a Hagerman: “yo creo que los blancos tienen ventaja… Y como mucho en la sociedad es manejado de todos modos por los blancos, lo que es una ventaja… más gente blanca es aceptada en empleos… Entonces, sí, yo creo que tienen una ventaja”.

En contrapartida, Hagerman escuchó de una joven blanca de 16 años que “no le importaba” que un adolescente afroamericano hubiese sido baleado por la policía porque “obviamente hizo algo para merecerlo”, afirmación perturbadora pero con la que otros menores discreparon. Otra adolescente de raza blanca dijo al respecto que “eso debe ser detenido. Es un problema real y el sistema ha permitido que suceda” y deploró que, en la práctica, sea considerado “okay” que la policía dispare contra afroamericanos.

Por ejemplo, Gallup halló que en 2014 a un 17% de los estadounidenses encontraban preocupante el estado de las relaciones raciales en el país, cifra que en 2017 subió al 42%. Y casos de racismo y discriminación por cuestiones raciales o de origen nacional (entre otras) son aún rudamente frecuentes en el país.

En todo caso, ciertamente ha habido avances que han diluido actitudes y tendencias racistas en la sociedad estadounidense, pero éstas aún persisten y podrían, de agudizarse, catalizar involuciones inquietantes e indeseables. Y dado que, como dice Hagerman, los niños construyen sus ideas en torno a la raza con base en lo que ven y experimentan en casa, en la escuela o en los medios, construir un ambiente que propicie la comprensión y la tolerancia, la armonía y la solidaridad, es crucial y una tarea que debe ser realizada de manera continua.

El racismo, concluye Hagerman, no se va a ir solo, con buenos deseos o con el mero paso del tiempo. Para abatirlo es necesario trabajo y compromiso constante.

Sigue a Jesús Del Toro en Twitter: @JesusDelToro