Mientras el socialismo lucha para formar gobierno, la derecha presidirá Madrid

MADRID.- Ya parece una costumbre de la derecha española. Por tercera vez en lo que va del año, una alianza construida en torno del conservador Partido Popular (PP) logra formar gobierno y quedarse con una autonomía en perjuicio del socialismo gobernante.

Isabel Díaz Ayuso, una cara nueva en el PP célebre por sus expresiones erradas y fuera de tono durante la campaña, se prueba el traje de presidenta en la poderosa comunidad de Madrid, un cargo al que accede merced al acuerdo alcanzado con la derecha radical de Vox y la liberal de Ciudadanos (Cs).

De ese modo, una vez más la derecha se queda con el poder efectivo de una comunidad en la que el socialismo fue el más votado, pero en número insuficiente para formar gobierno o incapaz de labrar acuerdos con otras fuerzas afines.

Ya lo hizo en Andalucía, donde gracias a un pacto de ese tipo terminó con décadas de gobierno socialista, y luego, con la alcaldía de esta ciudad, la principal vidriera española, de la que desplazó a la alianza de izquierda que lideraba la exalcaldesa Manuela Carmena.

La poderosa región de Madrid, el principal distrito territorial, es la tercera casilla que el PP corona con el respaldo de Vox y de Cs.

En contraste con la falta de acuerdo para un gobierno nacional de izquierda, la situación se vuelve irritante y genera críticas entre quienes militan en agrupaciones cercanas al Partido Socialista Obrero Español (PSOE), del presidente Pedro Sánchez.

"Lo que estamos viendo con la autonomía de Madrid es algo que deberíamos tener en el nivel nacional con la izquierda y que nadie explica por qué aún no se logra", protestó Iñigo Errejón, cofundador de Podemos, el otrora prometedor partido antisistema, del que se alejó por desavenencias con su líder, Pablo Iglesias.

Sánchez fracasó ya en un primer intento de sesión de investidura y, en los cuatro meses transcurridos desde las elecciones de abril pasado, en el que el socialismo fue el más votado, pero sin mayoría. Por el momento solo consiguió sumar una banca más a las 123 con que cuenta.

Hasta ahora, solo el representante del partido regional Coalición Canaria (CC) se mostró dispuesto a ofrecer su apoyo para la investidura. Una cosecha magra e insuficiente para el objetivo de La Moncloa.

A Sánchez le faltan 48 votos que nadie sabe de dónde saldrán, mientras que con Podemos -su "aliado natural"- sigue sin lograr un mínimo consenso.

"A veces estas cosas se resuelven a último momento, muy sobre la hora", dijo el secretario de Organización del PSOE, José Luis Ábalos, uno de los principales operadores políticos del presidente.

Mientras el ansiado acuerdo no llega y se descuentan los días que faltan para la fecha tope del 23 de septiembre, el dirigente rechazó por "descabellada" la propuesta del PP de que se deje paso a una alianza de derecha.

"Si ustedes no pueden formar gobierno, dejen que lo haga la derecha, que se viene mostrando muy capaz de persuadir a otras fuerzas para gobernar en conjunto", dijo Teodoro García Egea, el secretario del partido.

La nueva embestida se produjo durante el acto en el que la popular Díaz Ayuso ofreció su discurso de gobierno, en acuerdo con Vox y Cs.

Fue una hora de oratoria con equilibrio entre el liberalismo de Cs y el conservadurismo de Vox, lo que generó fórmulas discursivas como "vamos a defender las políticas de género, pero sin enfrentar a hombres y mujeres porque eso no tiene sentido", dijo.

"No quedó muy claro a qué se refiere con eso", protestaron los de Vox, que no quieren ni oír que se hable de "quiosquitos y subsidios" con el tema de la violencia de género.

Aun con esas tensiones entre sus distintas vertientes, la derecha suma espacios de poder. El socialismo en el gobierno, en tanto, tiene hasta el 23 de septiembre para lograrlo. En caso contrario, no le quedará más remedio que llamar a nuevas elecciones.

Sánchez llegó a la presidencia del gobierno por vía de una moción de censura, con la que desplazó al entonces gobernante PP.

Se vio luego forzado a disolver el Congreso y llamar a elecciones generales en abril pasado. Resultó vencedor, pero sin número suficiente para ser investido presidente.

Desde entonces permanece como "presidente en funciones" y si no logra ser ratificado antes del 23 de septiembre, deberá llamar a nuevas elecciones.

Es una situación que la oposición le reprocha, sobre todo, cada vez que el PP logra un gobierno regional mediante acuerdos con otras vertientes de la derecha. Algo que, hasta ahora, él no ha logrado con sus anteriores socios de investidura.

Días atrás, el rey Felipe pidió hacer esfuerzos para encontrar una "salida" que evite nuevas elecciones generales.