Sobrevivió a la hiper del 89 y la crisis de 2001: las claves de esta pyme patagónica para crecer en la Argentina

No es fácil para una empresa mantenerse en el tiempo en un país en el que las reglas de juego cambian constantemente y la economía se comporta como una montaña rusa. Pero Blancoamor, una empresa familiar fundada hace 35 años en Neuquén, parece haber encontrado la receta de la resiliencia que le permitió sobrevivir y superar las diferentes crisis que atravesó la Argentina en las últimas décadas. Hoy, en manos de la segunda generación, emplea a 65 personas, factura $ 810 millones al año, tiene un local de 1600 metros cuadrados con tres plantas y apunta a la expansión regional en pleno proceso de transformación digital.

La historia de Blancoamor, un retail especializado en el equipamiento integral del hogar, comenzó a escribirse en septiembre de 1986. Pocos meses antes, luego de vencer por 3 a 2 a Alemania Occidental, la selección argentina de fútbol, comandada por Diego Armando Maradona, se consagraba campeona mundial en México. El país, nuevamente en democracia, ya comenzaba a notar el debilitamiento de su moneda, el austral, y la inflación escalaba. En ese contexto, Carlos Kreplak, entonces un contador público de 41 años, concretó el sueño de desarrollarse en otro segmento.

Kreplak asesoraba a otras empresas desde el estudio contable que compartía con su mujer. Como parte de su labor diaria, descubrió su pasión por emprender. En Neuquén no existía un negocio del rubro, por lo que decidió incursionar él mismo. Y, con ahorrros y un crédito bancario, pudo concretar la idea. Blancoamor creció y se convirtió en un clásico de la ciudad patagónica. No sin esfuerzo, pudo siempre salir adelante en los momentos que se presentaban como un desafío. Incluso en los últimos dos años, marcados por la pandemia de COVID-19.

Carlos Kreplak, fundador de Blancoamor, junto con su nuera y su hijo Federico.
Carlos Kreplak, fundador de Blancoamor, junto con su nuera y su hijo Federico.

Durante estas tres décadas, de la empresa sobrevivió a numerosas crisis económicas, "siendo el 2001 un gran hito; pero también atravesó situaciones adversas, como inundaciones e incendios, lo que nos permitió consolidar una cultura resiliente", reconocen desde la firma, que tiene su propia marca de colchones.

Segunda generación

Desde 2005, la firma está comandada por el hijo de Carlos, Federico. "Antes de incorporarme a la empresa, me encontraba realizando un MBA en Calgary, Canadá. Previo a esto, estudié licenciatura en Adminitración y realicé un programa de posgrado en Finanzas y Economía Aplicada en Buenos Aires. También tuve experiencia laboral en la Universidad de Palermo y como consultor en la Municipalidad de Calgary", dice Federico Kreplak, CEO de Blancoamor, en diálogo con Forbes.

Más allá del cambio de país, de contexto y de rubro, Federico no dudó en sumarse al nuevo desafío. "Recuerdo los primeros tiempos en Blancoamor como algo natural, ya que viví y trabajé en Blancoamor desde chico. Al mismo tiempo me costó encontrar mi lugar dentro de la organización desde donde aportar valor, por lo que estuve un tiempo intranquilo", comparte Kreplak, al frente de esta firma que compite con casas de electrodomésticos, colchonerías, mueblerías, bazares y supermercados.

Y detalla: "La principal traba fue encontrar una cultura de trabajo que dificultaba la incorporación de nuevas ideas, un liderazgo muy fuerte que marcaba el desarrollo de la actividad". Sin embargo, "el tiempo, el diálogo, la perseverancia y el trabajo fueron los pilares para lograr generar una cultura más flexible, aggiornada. Pero claramente la participación de mi madre y esposa dentro del equipo contribuyeron notablemente en destrabar el status quo".

Blancoamor
Blancoamor

Como parte de la transición en el liderazgo de la organización, Federico y Carlos recorrieron un camino juntos, en donde el padre supo acompañar al hijo, guiarlo y ceder lugares. "Fue un camino no sin dificultades, aunque lo transitamos naturalmente, como un gran equipo", sostiene.

La llegada de la pandemia de COVID-19, en 2020, encontró a Blancoamor con un gran equipo, consolidado y comprometido. "Tecnológicamente estábamos muy bien posicionados, con el respaldo de un stock importante. Gracias a la previsión de mi mujer, nos adelantamos una semana al cierre, transladando computadoras, télefonos, notebooks, impresoras a las casas de nuestros colaboradores y rápidamente convertimos a nuestra empresa en un gran call center, detrás de una plataforma de CRM integrada a la página web. Esto nos permitió vender incluso en los momentos de mayor incertidumbre", recuerda Federico.

Estos últimos dos años fueron de gran impacto para el negocio. Primero, por la transformación digital. "Nuestros clientes se volcaron masivamente a comprar online, y nuestro equipo tuvo que adecuarse rápidamente a entender esta nueva forma de consumo. Nuestros vendedores de salón se
transformaron en vendedores multiplataforma, multicanal. Nuestra logística se tuvo que agilizar y adaptarse a las restricciones sanitarias", explica.

Frente a la incertidumbre de los primeros tiempos de aislamiento, lo primero que hicieron en la compañía fue hablar con cada uno de los proveedores y renegociar pagos. "Resguardamos
todo el efectivo para hacer frente a salarios y gastos sumamente necesarios. No sabíamos el alcance en el tiempo del cierre de nuestros locales por lo que tratamos de mantener una posición de liquidez que nos permitiera transcurrir la incertidumbre".

En las crisis también hay oportunidades. Para Kreplak la pandemia fue un momento de inspiración. "Ya que sacudió nuestras estructuras, nos obligó a pensar lateralmente y nos dio el tiempo
para pensar". De hecho, fue durante la pandemia donde iniciaron la construcción del centro de logística de 3300 metros cuadrados en un predio de 30.000 metros cuadrados.

Hoy, desde Blancoamor, que opera en Río Negro y Neuquén a través de un canal de retail, online e institucional, analizan expandirse regionalmente. "Este año terminaremos el proyecto de nuestro centro logístico; consolidaremos nuestra posición en electrodomésticos ante la caída de competidores; implementaremos un ERP (sistema integral de gestión) de última tecnología, el que venimos desarrollando hace dos años; y seguiremos trabajando en la consolidación de nuestros procesos de negocio", comparte Kreplak.

Parte del equipo de Blancoamor.
Parte del equipo de Blancoamor.

La estructura de Blancoamor está organizada por un directorio familiar que establece la estrategia y una estructura ejecutiva con un grupo de colaboradores profesionales en cada una de las áreas, apoyados con varios consultores.

Concurso de diseño

Recientemente, con el objetivo de promover la relación entre el diseño y la industria, investigar y obtener nuevos productos que reflejen los modos de vida actuales, la firma abrió la inscripción para Blancoamor Diseña! 2022, un concurso internacional de diseño de muebles, con el acompañamiento de la fábrica de muebles Jorge Ricchezze y el asesoramiento del arquitecto Jonny Gallardo, profesor del Posgrado de Diseño de Muebles en FAUD UNC y universidades de Montevideo y Asunción.

El concurso apunta a diseñadores y estudiantes avanzados de las carreras de Arquitectura, Diseño industrial y afines, tanto de nuestro país como de otras nacionalidades, y ofrece un premio total de $ 240.000, que se divide en $ 150.000 para el primer puesto y $ 90.000 para el segundo. A su vez, el propósito de concretar la producción de alguno de los diseños de muebles que obtengan los primeros lugares.

Blancoamor
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La fecha final de entrega de los proyectos será el 1º de abril de 2022, contando con dos instancias de consulta en los meses previos. El veredicto final del jurado e información de los ganadores estarán disponibles los primeros días de mayo. Se podrán pedir bases y realizar otras consultas en diseña.blancoamor.com

En esta edición, los trabajos deben estar orientados a productos o familias de productos vinculados al living y el dormitorio, apuntando a que se puedan realizar con placas RTA (Ready to Assemble). Los principales criterios de premiación que se tomarán en cuenta son innovación, factibilidad productiva, adaptabilidad funcional, sustentabilidad, que sean transportables y, lógicamente, estética y ergonomía.