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Sitios porno rastrean datos personales de sus usuarios con código de Facebook y Google

Los usuarios que visitan sitios porno en línea deben enfrentar una realidad que, a su modo, es tan candente como el contenido que consumen: la enorme mayoría de esos espacios digitales de contenido sexual filtran datos personales de sus usuarios a terceros, lo que puede exhibir las preferencias sexuales de quienes acuden a esos sitios y poner datos personales en manos de otras personas y empresas.

Incluso si se navega en modo “incógnito”, como señala el portal The Verge, esos sitios de contenido pornográfico capturan y filtran con gran frecuencia información de los usuarios.

Un estudio analizó más de 22,000 sitios de contenido sexual explícito y halló que la gran mayoría de ellos recolecta y filtra datos personales de sus usuarios. (Getty Creative)
Un estudio analizó más de 22,000 sitios de contenido sexual explícito y halló que la gran mayoría de ellos recolecta y filtra datos personales de sus usuarios. (Getty Creative)

No hay novedad en que sitios y apps capturen, con o sin permiso, datos de sus usuarios y les den usos adicionales, con frecuencia sin la autorización o explicación respectiva. Pero en el caso de los sitios de contenido sexual explícito, los autores del estudio –investigadores de las universidades de Pennsylvania y Carnegie Mellon y también de Microsoft– señalan que para personas que viven en entornos donde el consumo de contenidos sexuales no es aceptado o incluso es ilegal su identificación con ello puede resultarles de alto riesgo. Y para muchos puede resultar chocante que sus arrebatos en sitios de contenido sexual explícito puedan acabar registrados de alguna manera en bases de datos de terceros.

La investigación analizó más de 22,000 sitios porno e identificó en una amplia mayoría de ellos código de rastreo y obtención de datos desarrollados por Facebook, Google y otras empresas.

La información recolectada en esos sitios no sería diferente en sí de la que otros portales y apps obtienen, por ejemplo información sobre sistema operativo, programas navegadores e historial de consulta de sitios. Pero en ciertos casos, datos más personales como números IP y de identificación de teléfonos móviles también podrían ser captados. No es claro, según el estudio, qué se hace con toda esa información una vez que cada uno de los sitios la recolecta, pero la posibilidad de su difusión es clara.

Muchos de esos sitios porno utilizan elementos de rastreo de los usuarios desarrollados por Google y Facebook, si bien la primera empresa señala que no permite que sus sistemas sean usados para personalizar anuncios o crear perfiles en sitios de contenido sexual explícito. Facebook también tiene una postura similar, se comenta en The Verge, aunque aclara que código de rastreo puede ser copiado y usado por usuarios sin el permiso de Facebook. Código de Oracle también es usado en esos sitios porno para rastrear información de sus usuarios, se afirma en el estudio.

Por añadidura, resulta complicado para un usuario normal detectar que está siendo ordeñado por esos sitios, y la enorme mayoría de ellos o bien no revelan que realizan esas prácticas en sus políticas de privacidad o bien tienen lenguaje tan rebuscado o especializado que no es comprensible para el usuario estándar.

Según The New York Times, los autores del estudio utilizaron la herramienta webXray para detectar código de terceros en sitios web e identificar su actividad, por ejemplo rastreo de datos de cookies, pixeles de rastreo y demás. Pero dado lo punzante del contenido de esos sitios, esa recopilación de datos puede tener usos y repercusiones problemáticas, que van más allá, por ejemplo, de mostrar anuncios de productos afines a la navegación del usuario u otras estrategias comunes en la web.

Y dado que se desconoce qué hacen las compañías que operan los sitios porno con los datos que recopilan, el riesgo y la incertidumbre son considerables. El hecho de que toda esa recopilación se haga sin el consentimiento del usuario (o sin informarle a cabalidad y de modo claro) vuelve a todo ello más complicado.

En todo caso, como se comenta en el Times, el caso de los sitios porno luce extremo pero en realidad es solo una modalidad de la captura, distribución y posible explotación de datos personales de los usuarios sin que estos estén plenamente enterados (y hayan dado su aprobación con plena conciencia) que abunda en todo internet. Multitud de sitios y apps lo realizan con diferentes objetivos, lo que no por ello vuelve inocua a esa práctica. El reciente caso de la aplicación FaceApp, que a cambio de transformar una foto del usuario en la imagen como se vería al envejecer se abroga el derecho de utilizar contenido personal de esos usuarios, es solo uno de muchos ejemplos al respecto.

Lo cierto es que la transparencia, el respeto a la privacidad y la información cabal deben ser normas (no siempre seguidas) en este y muchos otros aspectos. Cada persona tiene la libertad de navegar, usar servicios y consumir contenidos acorde a la ley, pero esto debe venir acompañada con las garantías suficientes para que los derechos y la privacidad de los usuarios sean respetados. Sea cual sea el sistema del que se trate.