Si no eres antifascista, eres antidemocrático. No hay otra opción.
Sólo hay dos opciones, una a cada lado del tablero.
O eres antifascista, o eres fascista.
O eres antifascista o eres autoritario.
O eres antifascista o eres antidemocrático.
Y ya lo siento por todos los que se creen equidistantes. No, yo no soy antifascista, dicen, yo soy demócrata.
Juas.
En este caso la equidistancia no existe.
Lo siento pero es imposible.
Es bastante fácil de entender.
The United States of America will be designating ANTIFA as a Terrorist Organization.
— Donald J. Trump (@realDonaldTrump) May 31, 2020
🇪🇦🤝🇺🇲 Nuestro apoyo a Trump y a los estadounidenses que están viendo cómo es atacada su Nación por terroristas callejeros amparados por millonarios progres. #SpainSupportsTrump pic.twitter.com/mjjRYB7Jvj
— vox_es (@vox_es) June 1, 2020
Fascismo (según la RAE):
1. m. Movimiento político y social de carácter totalitario que se desarrolló en Italia en la primera mitad del sigloXX, y que se caracterizaba por el corporativismo y la exaltación nacionalista.
2. m. Doctrina del fascismo italiano y de los movimientos políticos similares surgidos en otros países.
3. m. Actitud autoritaria y antidemocrática que socialmente se considera relacionada con el fascismo.
Así que por definición, cualquier demócrata es antifascista.
Y si no te defines como antifascista, es que te defines como fascista.
Y si te defines como fascista es que te defines como partidario de un régimen autoritario y antidemocrático.
El fascismo empieza en Italia gracias a la aclamación callejera y popular del líder -Mussolini- que convence a las masas para que se crean falsamente libres en su régimen totalitario. El fascismo no calla a los ciudadanos -como las dictaduras- sino que los hace falsamente libres: los convence que lo que desean es canalizar sus energías y la maquinaria del país en la construcción de una unidad bajo la bandera que no será posible si no se “limpia” internamente el país. Se limpia, igual hay que aclararlo, de extranjeros.
El fascismo basó su poder en el entusiasmo de las masas, persuadiéndolas de que todo lo que hacía el líder era en pro de la unidad y la fuerza de la nación.
¿Os suena?
¿O vais a seguir creyendo que sois equidistantes?