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Si conduces, no te pases con los geles antibacterias

Un estudio reciente publicado por Journal of Forensic Sciences ha demostrado que los geles antibacterias que tanto se usan actualmente pueden alterar los resultados de un test de alcoholemia. En uno de cada diez casos, el resultado fue un falso positivo. Y no siempre el que soplaba era el que había utilizado el gel.

Si quien lo usa es el agente que hace el test de alcoholemia también puede dar un falso positivo (Foto: John Moore/Getty Images)
Si quien lo usa es el agente que hace el test de alcoholemia también puede dar un falso positivo (Foto: John Moore/Getty Images)

Desde hace un tiempo están por todas partes. En hospitales y centros de salud, por supuesto, pero también pueden comprarse en un supermercado de barrio e, incluso, los hay en formato de viaje para que puedas llevarlos encima continuamente. Los geles antibacterias son un elemento fundamental en la higiene de hoy en día. Pero lo que es bueno para prevenir que las bacterias se extiendan puede no serlo en otras situaciones. Es el caso de los controles de alcoholemia.

Un estudio a pequeña escala realizado por Brian Lutmer y Ellen Strawsine, investigadores del Departamento de Salud y Servicios para Personas Mayores de Missouri, ha demostrado, usando los modelos de alcoholímetro más usados por la policía estadounidense, que estos pueden ver alterados sus resultados tras el uso de estos geles.

Es importante aclarar que el alcohol que contienen los geles antibacterias –compuesto básico para su eficacia- no puede pasar al torrente sanguíneo a través de la piel. La clave está en los vapores que emanan y que contaminan el test al soplar.

Es importante tener en cuenta que, según los autores del estudio, no hace falta que la persona que se somete al test sea quien se ha aplicado el gel para dar un falso positivo. Si lo ha hecho el agente que se lo practica para desinfectarse las manos antes de colocar la boquilla, por ejemplo, también influye.

En uno de cada diez casos se obtuvo un falso positivo al soplar. La prueba era muy sencilla. Las 65 personas que participaron en el estudio se frotaban las manos con una cantidad normal de gel y después soplaban sin haber bebido ninguna bebida alcohólica antes. El 31,5% de las veces, ese gesto interfirió con el alcoholímetro.

Para que esto ocurra, el gel ha tenido que ser aplicado como mucho unos cinco minutos antes de la prueba. Ya que se ha comprobado que pasado ese tiempo, los problemas de interferencias desaparecen. Aún así, los investigadores encargados recomiendan usar mejor el jabón tradicional para los conductores y a los agentes, que utilicen guantes en los controles de alcoholemia.