El show de Shohei Ohtani despliega todo su esplendor en Miami desde el montículo y en la caja de bateo

El show de Shohei Ohtani desplegó todo su esplendor en Miami. La rareza del único pelotero en las Grandes Ligas que puede ser abridor y batear como tercero en la alineación de un club como Los Angelinos, embelesó a una multitud mayor que las habituales en el loanDepot park.

Ohtani no defraudó el miércoles en la noche al lanzar siete entradas de apenas dos imparables y una anotación, e impulsar dos carreras decisivas en el triunfo 5-2 sobre los Marlins, que vieron detenida en seis una racha de seis victorias y se quedaron con las ganas de trepar en la marca de .500.

Si el martes -un día en extremo inusual para una buena concurrencia y sobre todo en verano- más de 13,000 aficionados viajaron a La Pequeña Habana, en esta jornada se anunció un asistencia de 18,741 que en su inmensa mayoría acudieron para ver lanzar y batear al sensacional japonés.

“Es la primera vez que lo veo lanzar en vivo y en parte me recordó a Sandy Alcántara’’, comentó el manager de los peces Don Mattingly, sobre el nipón que llego a su quinta victoria en fila y la octava de la temporada.

“Posee una recta potente y varios rompimientos que puede colocar donde le conviene. Se hace difícil de descifrar’’.

Fueran fanáticos de Miami o Los Angeles, nadie salió decepcionado de la actuación de Ohtani, quien lanzó de manera soberbia a lo largo de siete episodios con tres pasaportes y 10 ponches -su recta llegó a marcar 99 millas por hora- que rebajaron su efectividad a 2.48.

De hecho, la única carrera de los peces fue totalmente sucia cuando el torpedero Luis Rengifo pifió un batazo que debió servir perfectamente para un out y permitió que un elevado de sacrificio de Garrett Cooper abriera las puertas del home para Jon Berti.

Más allá de ese incidente en la primera entrada, Ohtani navegó sin problemas durante el resto de su faena, mientras Miami no encontraba la manera de descifrar sus secuencias de lanzamiento antes de que los Angelinos igualaran el choque en la quinta cuando Mike Trout -envuelto en un pésimo momento- recibiera pelotazo de Trevor Rogers con las bases llenas.

Inmediatamente después de Trout, le toco el turno a Ohtani, quien venció el cambio defensivo, cargado a la parte derecha del infield, con un sencillo que rompería el empate y pondría delante a su equipo tan necesitaba poner fin a a una cadena de cuatro fracasos.

La conexión de Ohtani decretó la salida de Rogers, quien no pudo completar siquiera una apertura de calidad al quedarse en 4.2 capítulos con tres limpias y cuatro imparables en su cuenta y una efectividad que ahora vive en 5.57, como prueba de que el zurdo aún no acaba de pasar la página y encontrar su mejor versión en el montículo.

“Creo que en realidad Trevor estuvo bien’’, agregó Mattingly. “En esa entrada de las tres carreras pudo colgar el cero, pero nos mantuvo en el juego. Tuvimos oportunidades al inicio y no las aprovechamos’’.

Los Angelinos pisarían la goma en par de ocasiones más en la séptima entrada ante el relevista Tommy Nance, pero ya la principal historia del choque estaba escrita con un Ohtani que maravilló a la Capital del Sol con su talento doble: como lanzador y como bateador.