Tras el shock de la constituyente, la moderación vuelve a imponerse en Chile

El democratacristiano chileno Claudio Orrego se convirtió en el nuevo gobernador de la Región Metropolitana
Agencia Uno

SANTIAGO, Chile.- Derrota de la derecha, llamada de atención a las fuerzas antineoliberales y victoria de los representantes proclives a la centroizquierda. El ballotage de los gobernadores regionales, la primera experiencia de este tipo en Chile, modificó la dinámica que generaron las megaelecciones constitucionales de mayo pasado y acentuó la crisis de representatividad del país.

La instancia convocó a apenas un 19% de todo el padrón -2.5 millones de electores de un universo de 13 millones de habilitados para sufragar-, y reactivó los llamados del arco político para regresar al voto obligatorio que se implementó en 2012.

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Pese a la histórica abstención – la más alta en la historia chilena- y la incidencia de la pandemia para movilizar a los votantes, los resultados de las 13 regiones que eligieron a sus nuevas autoridades dieron cuenta de una importante victoria de la centroizquierda chilena, el bloque predominante en los últimos 30 años de la exConcertación y hoy llamado Unidad Constituyente, y que renació en esta definición tras conseguir ocho gobernadores.

En la elección de la Región Metropolitana que incluye a Santiago, la más emblemática de la jornada, el democratacristiano Claudio Orrego venció con un 51,72% (707.934 votos) a la candidata del Frente Amplio Karina Oliva, quien consiguió un 48,28% (660.907 sufragios). Pese a las encuestas adversas, el ex intendente de la Región Metropolitana durante el segundo Gobierno de Michelle Bachelet, logró imponerse a su contrincante apelando a un discurso convocante, una mayor experiencia y reluciendo su perfil moderado.

“La gente optó entre dos maneras de hacer política y la forma de hacer política con diálogo”, dijo Orrego, en clara referencia a su rival en la elección Karina Oliva, quien desde las fuerzas antineoliberales fue crítica del rol de los gobiernos de la centroizquierda de las últimas décadas y desplegó un discurso llamando a realizar profundas transformaciones económicas y sociales, de la mano del principal candidato de la oposición a las elecciones presidenciales de noviembre, el comunista Daniel Jadue.

Ese aspecto, además de una campaña en la que cometió una serie de desaciertos comunicacionales y que evidenciaron ciertas fisuras en su capacidad política, propiciaron el apoyo de una cantidad importante de electores que históricamente han votado en Chile por la derecha, y que se tradujo en los resultados que obtuvo Orrego en las comunas más ricas de la Santiago que también mostraron la mayor participación de todas las elecciones.De hecho, y según los datos del Servicio Electoral (Servel), Claudio Orrego triplicó a su contrincante en las comunas de Las Condes, Vitacura y Lo Barnechea, donde en la suma de los tres enclaves, consiguió 129.501 votos más en que en la segunda vuelta. Una suerte de voto antiizquierda y de castigo a Oliva por su propuesta más confrontacional, pero que también reflejó que la elección de Jadue contará con dificultades si se posiciona a la izquierda sin tender puentes con el progresistas más moderados.

Apenas un 19% del total del padrón electoral fue llamado a votar. La abstención fue la más alta en toda la historia chilena
AgenciaUno/Miguel Bustos


Apenas un 19% del total del padrón electoral fue llamado a votar. La abstención fue la más alta en toda la historia chilena (AgenciaUno/Miguel Bustos/)

Hasta hoy, de hecho, el alcalde comunista encabeza todas las encuestas, pero la irrupción de la democratacristiana, Yasna Provoste (que aún no oficializa su candidatura) podría contener su despliegue. La presidenta del Senado fue una de las grandes ganadoras de la jornada, sobre todo considerando que la propia izquierda más dura “presidencializó” la contienda de Santiago y la derrota de Oliva atenuó el impulso que significó la victoria de mayo pasado en alcaldías emblemáticas.

“No sirve convocar solo a los que están convencidos de lo mismo que nosotros, llenar de descalificativos a quienes piensan distinto a nosotros en este momento no resulta”, dijo el candidato presidencial del Frente Amplio, Gabriel Boric, en una de las pocas autocríticas del sector.

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En el oficialismo, en cambio, las elecciones ratificaron su complejo momento y el bloque completó uno de sus peores resultados en las últimas décadas, y quedó reducida a un mínima expresión en su representación regional luego de conseguir un solo gobernador de dieciséis posibles.

Desde el propio sector se hicieron cargo de su bajísima votación y sindicaron al escaso apoyo hacia el presidente Sebastián Piñera como una de las principales razones de la debacle, aunque también los partidos políticos de la centroderecha hicieron poco por modificar su estrategia, en medio de un contexto social aún alborotado. Su apoyo, incluso, también pone en riesgo las propuestas presidenciales del sector como el alcalde Joaquín Lavín o el ex ministro de gobierno, Sebastián Sichel.