“Tendré 9 millones de amenazas de muerte”: el acoso que soportan las tenistas

Shelby Rogers era la única jugadora que le quedaba al tenis estadounidense en el cuadro femenino del US Open en la edición de 2021, pero cayó claramente en los octavos de final por 6-2 y 6-1 ante la joven británica de solo 18 años Emma Raducanu, quien ya dio también la campanada alcanzando la cuarta ronda en Wimbledon.

Rogers había dado en la ronda anterior la gran sorpresa al vencer a la principal favorita del torneo, la australiana Ashleigh Barty, en un partido épico que se decidió en el tie break del tercer set. Entonces se convirtió en la esperanza de los aficionados estadounidenses y se creó una gran expectación en torno a ella, pero, como suele suceder después de un duro partido, se encontró con la derrota ante Raducanu.

Es algo que cualquier aficionado podría entender, pero en el ambiente tóxico que se respira a veces en las redes sociales hay quien no lo comprende. Nada más quedar eliminada, Rogers, de 24 años y número 43 del mundo, sabía lo que le esperaba tras su derrota.

Shelby Rogers durante el partido de octavos del US Open que perdió ante Emma Raducanu. (Foto: Matthew Stockman / Getty Images).
Shelby Rogers durante el partido de octavos del US Open que perdió ante Emma Raducanu. (Foto: Matthew Stockman / Getty Images).

“Voy a tener nueve millones de amenazas de muerte y todo eso”, declaró en rueda de prensa. “Está demasiado polarizado. Se pasa de un extremo a otro rápidamente”.

La joven aseguró que no le gustan las redes sociales. “Ojalá no existieran”, dijo. Sin embargo, reconoce que las tiene que utilizar porque son parte de su imagen y una estrategia de marketing. “Podrías revisar mi perfil ahora mismo. Probablemente soy una cerda gorda y otras palabras que no puedo decir en este momento. Es así. Intentas no tomártelo en serio. Es la parte mala de cualquier deporte y de lo que hacemos”, afirmó.

Dijo que intenta no hacer caso a los comentarios ofensivos, pero que a veces “se te meten en la cabeza”. Pese a todo se mostró satisfecha de su actuación en el US Open y de haber tenido la oportunidad de jugar tres veces en la Arthur Ashe. “Me voy a centrar en lo importante, no en el comentario de algún tipo desde el sótano de la casa de su madre”, concluyó.

Las palabras de Rogers llegan apenas unos días después de que su compatriota Sloane Stephens, campeona del US Open en 2017, denunciara que había recibido mensajes amenazantes, sexistas y racistas tras haber caído en la tercera ronda del torneo frente a la alemana Angelique Kerber.

Sloane Stephens durante su partido ante Angelique Kerber. (Foto: Kena Betancur / AFP / Getty Images).
Sloane Stephens durante su partido ante Angelique Kerber. (Foto: Kena Betancur / AFP / Getty Images).

La estadounidense compartió a través de sus stories de Instagram algunos de los más de 2.000 mensajes de acoso que recibió simplemente por haber perdido su partido.

La publicación de Sloane Stephens. (Foto: Instagram / @sloanestephens).
La publicación de Sloane Stephens. (Foto: Instagram / @sloanestephens).

“Soy humana. Después del partido de anoche recibió más de 2.000 mensajes de abuso y enfado de gente decepcionada por el resultado de ayer. Es duro leer mensajes así, pero publicaré unos pocos para que veáis lo que pasa tras una derrota”.

Algunos de los mensajes de odio que recibió la jugadora estadounidense. (Foto: Instagram / @sloanestephens).
Algunos de los mensajes de odio que recibió la jugadora estadounidense. (Foto: Instagram / @sloanestephens).

“Este tipo de odio es agotador e interminable”, escribió la jugadora junto a los mensajes. “No se habla lo suficiente de esto, pero realmente apesta”.

Stephens también quiso mandar un mensaje de agradecimiento a aquellos que la apoyan. “Estoy eligiendo vibraciones positivas sobre las negativas. Elijo mostrarles la felicidad aquí, pero no siempre son sonrisas y rosas”, escribió.

Tras estos casos de abusos la WTA anunció que está trabajando con la empresa Theseus para erradicar este tipo de mensajes de las redes sociales, que, desgraciadamente, son demasiado habituales.

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