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Shad Gaspard, el luchador de la WWE que murió como héroe tras salvar a su hijo

Shad Gaspard perteneció a la WWE por nueve años. Luego de su salida de la empresa, inició una carrera como actor. (Paul A. Hebert/Invision/AP)
Shad Gaspard perteneció a la WWE por nueve años. Luego de su salida de la empresa, inició una carrera como actor. (Paul A. Hebert/Invision/AP)

Shad Gaspard trascendió más allá de los cuadriláteros. Se adueñó del rol de héroe, que no coincidía con su personaje frente a las cámaras, en los últimos momentos de su vida. El luchador salvó a su hijo de la muerte, aún cuando el acto derivó en la suya. WWE, la empresa donde trabajó durante la década del 2000, lo honró con un homenaje póstumo.

Desde muy joven, halló en el deporte una vía para demostrar su potencial. Creció en los barrios de Brooklyn, Nueva York. Su padre deseaba alejarlo de los infiernos que atravesó cuando trabajaba para la mafia: tras su salida, se convirtió en un trabajador de seguridad privada. Intentó protegerlo de un fatídico destino; en su lugar, le hizo dar sus primeros pasos en el gimnasio.

Entonces, adoptó el impulso como un mecanismo para sobresalir. Acuñó el combate como la mayor de sus pasiones. Se puso los guantes para subir a los encordados. Probó los golpes del boxeo y las artes marciales mixtas. Tenía la pegada de un noqueador y el porte de un Sansón, solo que su versatilidad iba más allá. También practicó atletismo y basquetbol, cumplía con el perfil de un deportista completo.

De entre tantas posibilidades, se decantó por la lucha libre profesional. Audicionó sin éxito para la segunda temporada del programa Tough Enough en 2002, el reality show de la World Wrestling Entertainment, transmitido por MTV, donde la empresa buscaba a su siguiente gran proyecto. No desistió, sino que entrenó para incorporarse al centro de desarrollo de la compañía en Ohio.

Allí, sus más de dos metros de estatura no podían pasar desapercibidos. Vince McMahon, el dueño del emporio y uno de sus principales promotores creativos, jamás ha dejado de lado su fascinación por los elementos fuertes y sumamente altos. Gaspard encajaba con el patrón, pero no fue hasta después de cuatro años que recibió el llamado que tanto esperó.

Apareció en televisión al lado de JTG, gladiador con el que ya había coincidido como pareja. Interpretaban a un par de personajes cómicos, ligados a la noción de una pandilla, denominados Cryme Tyme. Ambos enarbolaban el estereotipo de lo gangsta. Divertían al público mientras competían sobre la lona; al mismo tiempo, simulaban robar y defraudar a los demás luchadores en segmentos grabados.

Nada más distante de la realidad que el padre de Gaspard siempre buscó evitar para su muchacho, aquella que debía de retratar con tal de ganarse un lugar en la división de equipos. La dupla gozaba de inmensa popularidad, pese a que nunca conquistó algún campeonato conjunto. WWE decidió separarla en 2010, en virtud de reforzar la faceta ruda individual de su nuevo gigante. Nada de ello le funcionó.

La escalada hacia la cima del luchador cambió a una caída libre. Fue borrado de la programación y, eventualmente, despedido. Continuó con su carrera en el circuito independiente de Estados Unidos, alejado de los reflectores. En ciertas ocasiones especiales, JTG se le unía para revivir la chispa que provocaba el dúo. En suma, inició un recorrido por la actuación.

Shad Gaspard y JTG, Cryme Tyme, en 2014. (Michael Bezjian/WireImage)
Shad Gaspard y JTG, Cryme Tyme, en 2014. (Michael Bezjian/WireImage)

Para 2016, Gaspard ya era visto como un ícono por sus acciones fuera de la lona. Detuvo un robo a mano armada dentro de una tienda en Florida. Un ladrón amenazó en dispararle si no le compraba una bebida alcohólica, además le confesó que pretendía asaltar el lugar. El criminal no contaba con la sagacidad de su adversario, quien lo atrapó en un candado al cuello y lo inmovilizó hasta el arribo de los policías.

Su repentino fallecimiento, a los 39 años solo enalteció más su legado. Aún en sus últimos instantes, se erigió como un ser humano ideal. En mayo de 2020, acudió a Venice Beach, Los Ángeles junto a su hijo. Disfrutaba de la playa y del tiempo con su “estrella” como ningún otro. Una corriente interrumpió el brío del momento, los sumergió de lleno en el mar.

El atleta enfocó sus esfuerzos en mantener con vida a su familiar. A la llegada de los salvavidas, solicitó que alejaran de todo peligro al infante de 10 años; enseguida, fue arrastrado por las olas. Compañeros como el propio JTG y John Morrison se adhirieron al operativo de búsqueda. Luego de tres días, su cuerpo fue hallado en una playa cercana.

WWE lo condecoró con el Warrior Award de 2022, el premio inspirado en el gladiador estadounidense The Ultimate Warrior que otorga cada año para conmemorar el espíritu y las obras desinteresadas de sus miembros. El crimen persiguió a Gaspard, incluso en su puesta en escena. Él se distanció con el ejemplo. Evidenció que se puede ser un héroe hasta el respiro final.

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