Sesiones grupales para salir a caminar ayudan a las personas con enfermedad arterial periférica

Por Andrew M. Seaman (Reuters Health) - Un estudio demuestra que las sesiones grupales para alentar a las personas con mala circulación en las piernas a salir a caminar todos los días mejora su movilidad y previene las amputaciones. Los resultados sugieren que la actividad física supervisada no sería imprescindible para la mejoría de los pacientes con enfermedad arterial periférica (EAP) y que los médicos y otros profesionales de la salud no deberían descartar el uso de programas hogareños. "Hicimos este estudio porque estábamos tratando de identificar un programa alternativo de ejercicio para los pacientes con EAP", dijo la doctora Mary McDermott, de la Escuela Feinberg de Medicina de Northwestern University, Chicago. Las personas con EAP no reciben sangre suficiente en las piernas porque la acumulación de depósitos grasos en las paredes vasculares va disminuyendo su flujo. A menudo, sienten dolor en las piernas al caminar. En Journal of the American Heart Association, el equipo publica que ejercicio supervisado en una cinta aumenta la capacidad de estos pacientes de caminar. "Diría que hasta es más efectivo que otros fármacos o terapias en el largo plazo", dijo McDermott. Sin embargo, su equipo aclara que la mayoría de los pacientes no hace ejercicio supervisado, principalmente debido al costo y las dificultades para concurrir al gimnasio. "Quisimos desarrollar un programa más accesible y económico que el ejercicio supervisado", aseguró McDermott. Durante un año, los autores trabajaron con 194 mayores de 65 con EAP, de Chicago. La mitad participó de sesiones grupales semanales con un facilitador durante los seis primeros meses. Las sesiones se habían diseñado para alentarlos a caminar solos, ya sea en una cinta o en el barrio, cinco días por semana o más. Tenían que empezar por 15 minutos al día e ir sumando 15 minutos diarios hasta alcanzar 50 minutos por día. La otra mitad (grupo control) concurrió a sesiones semanales sobre distintos temas de salud durante los seis primeros meses del estudio. En el segundo semestre, el primer grupo dejó de asistir a las reuniones y recibió llamados de un facilitador. Al año, el 9 por ciento de los "caminantes" y el 34 por ciento del grupo control habían perdido movilidad. De hecho, el 83 por ciento de los que habían participado del programa para caminar recuperaron movilidad (habilidad para subir un piso por escalera o caminar 400 metros), comparado con apenas el 37 por ciento del grupo control. "Me sorprende cómo esta intervención ayudó a los pacientes a prevenir o contrarrestar la pérdida de la movilidad", sostuvo McDermott. FUENTE: Journal of the American Heart Association, online 20 de mayo del 2015.