Ser o estar: ¿por qué este concepto fundamental es tan difícil para los estudiantes de español?

“Ser” identifica y clasifica en una categoría sin relación con la dimensión temporal, mientras que “estar” se refiere a una condición que ocurre en un momento específico en el tiempo o se refiere a un estado particular. (Kues/Shutterstock)
“Ser” identifica y clasifica en una categoría sin relación con la dimensión temporal, mientras que “estar” se refiere a una condición que ocurre en un momento específico en el tiempo o se refiere a un estado particular. (Kues/Shutterstock)

Aprender un segundo idioma no es un proceso lineal y va mucho más allá de memorizar vocabulario y reglas gramaticales. Abre nuevos mundos y formas de percibir lo que los lingüistas llaman “unidades”: conjuntos de objetos o formas con sus relaciones interdependientes.

Los estudiantes reconocen, comprenden y, en última instancia, aprenden esas unidades exponiéndose a una amplia gama de contextos y situaciones comunicativas reales, las cuales pueden variar enormemente de un idioma a otro, a menudo en cuestiones fundamentales como qué significa “ser”. De hecho, puedes preguntarle a cualquiera que haya estudiado español qué divide este concepto tan básico en dos verbos completamente distintos.

Existen cada vez más investigaciones que respaldan la incorporación de un enfoque basado en unidades para el aprendizaje de idiomas en el aula, pero muchas metodologías de enseñanza de segundas lenguas todavía se centran en listas de reglas y usos. Esas normas suelen ir acompañadas de una letanía de excepciones que sólo generan confusión y frustración.

¿Ser o estar?

Todos los idiomas tienen una forma de expresar la existencia de alguien o algo. El inglés, por ejemplo, tiene el verbo “to be”, mientras que el francés usa “être”. Sin embargo, el español utiliza dos verbos para expresar este concepto: “ser” y “estar”.

Esto supone un reto para los estudiantes y profesores de español; de hecho, existe una vasta investigación en curso sobre sus fundamentos teóricos, así como sobre la mejor manera de enseñarlo en el aula.

Muchos gramáticos y lingüistas han intentado establecer reglas que determinen los usos de “ser” y “estar”, pero a pesar de sus esfuerzos no han llegado a un acuerdo unánime sobre la razón exacta por la que se usa un verbo en lugar del otro.

A primera vista, parece que “ser” se aplica a estados o características permanentes: “Mi nombre es Elena”, “Madrid esuna ciudad muy grande” o “Margarita es pelirroja”.

En cambio, “estar” se reserva para estados temporales, como “Marta está sonriente hoy” o “Elena está afuera”.

“Estar” se refiere a un estado más temporal. (Getty)
“Estar” se refiere a un estado más temporal. (Getty)

No obstante, hay un problema con esa interpretación: muy pocos estados, si es que existe alguno, pueden considerarse verdaderamente permanentes. Elena podría cambiarse el nombre, la población de Madrid podría reducirse y Margarita podría teñirse el pelo de otro color.

También hay algunas excepciones importantes a esta regla. “Estar” se usa para indicar si una persona está viva o muerta (“Eduardo is dead” se traduce como “Eduardo está muerto”) o para señalar dónde se encuentra algo (“Cali is in Colombia” se traduce como “Cali está en Colombia”).

El hablante tampoco tiene forma de saber si lo que está describiendo se encuentra en su estado actual o es el resultado de un cambio reciente. Por lo tanto, esta regla impone una carga cognitiva y una responsabilidad significativas sobre el hablante.

Una forma alternativa de explicar las diferencias entre “ser” y “estar” consiste en el hecho de que “ser” se utiliza para identificar (“Mi madre es la del vestido rojo”), localizar eventos (“El congreso es en el edificio A”) y referirse propiedades permanentes (“El gato es gris”).

Al contrario, “estar” se usa para localizar un objeto, como en “El mando está debajo de la mesa”, o para hablar de estados, como “Los niños están cansados”.

Aunque esta explicación puede ser útil en el aula, no incluye los casos en los que se pueden usar ambos verbos, como la oración “La gente es/está impaciente”. En la oración “La gente es impaciente”, “ser” se refiere a la impaciencia, un rasgo general de la personalidad. Sin embargo, en las frases “La gente está ansiosa” o “La gente se está impacientando”, “estar” se refiere a un estado más temporal.

Integrar esos procesos mentales en la explicación de “ser” y “estar” puede parecer abstracto, sobre todo para los estudiantes confundidos que buscan una fórmula mágica para entender la diferencia. (Getty)
Integrar esos procesos mentales en la explicación de “ser” y “estar” puede parecer abstracto, sobre todo para los estudiantes confundidos que buscan una fórmula mágica para entender la diferencia. (Getty)

El uso de diferentes verbos incluso puede cambiar por completo el significado de algunos adjetivos: “ella es lista” significa “es inteligente”, pero “ella está lista” significa “está preparada”.

Entonces, ¿podemos definir con mayor precisión cómo y cuándo usar “ser” y “estar”?

No hablamos al vacío: todo lo que decimos recibe la influencia del contexto en el que se produce. Siempre filtramos la realidad que percibimos y describimos a través de nuestras experiencias previas, conocimientos compartidos, intención comunicativa y el estado en el que nos encontremos en ese momento. Por lo tanto, la interpretación rara vez es neutra y, como seres sociales, tenemos la capacidad de interpretar, imaginar y representar la misma situación desde diferentes perspectivas.

Los verbos “ser” y “estar” diferencian relaciones de distintos tipos, y podemos hacer lo mismo en inglés usando “to be”: “he is selfish” se refiere al carácter permanente de una persona, mientras que “he is being selfish” indica un comportamiento temporal.

Teniendo en cuenta esta diferencia, podemos decir que “ser” identifica y clasifica en una categoría sin relación con la dimensión temporal, mientras que “estar” se refiere a una condición que ocurre en un momento específico en el tiempo o se refiere a un estado particular.

Integrar esos procesos mentales en la explicación de “ser” y “estar” puede parecer abstracto, sobre todo para los estudiantes confundidos que buscan una fórmula mágica para entender la diferencia. Sin embargo, las investigaciones demuestran que estos mecanismos pueden ser útiles a la hora de aprender un segundo idioma y comprender realmente cómo lo utilizan sus hablantes nativos.

Zeina Alhmoud, Universidad Nebrija

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