La sequía deja sin agua el lago iraquí Al Habaniya y sin trabajo a los habitantes de su orilla

Amer Hamid

Al Habaniya (Irak), 11 sep (EFE).- La escasez de lluvia y el aumento de las temperaturas han ocasionado una dura sequía en Irak que ha dejado prácticamente sin agua al lago Al Habaniya, una de las reservas de agua más importantes en el centro del país, lo que ha forzado a los habitantes de sus orillas a abandonar la región tras perder sus trabajos de pesca, agricultura y turismo.

Anteriormente repleto de vida, por donde navegaban barcos de pesca y turistas en una superficie de más de 140 kilómetros cuadrados y más de 50 metros cúbicos de profundidad, Al Habaniya es en la actualidad una masa de agua estancada con poca profundidad, cuya agua no es potable ni sirve para la pesca ni para la explotación turística.

Por estas circunstancias, los habitantes de los pueblos vecinos de la provincia de Al Anbar, a unos 85 kilómetros al oeste de la capital Bagdad, comenzaron a abandonar sus hogares mientras que la localidad turística homónima, fundada en 1979 a sus orillas con chalés, apartamentos residenciales e instalaciones recreativas y un hotel, se ha quedado casi vacía.

Éxodo hídrico

El activista civil y residente de la aldea de Al Ankur occidental, ribereña del lago, Abdulbasit Satar, dijo a EFE que su pueblo cuenta con una población de 10.000 habitantes, la mayoría de los cuales se dedica a la pesca y la agricultura, en donde "la crisis de la escasez de agua afecta directamente a la vida de los habitantes".

Detalló que "los pescadores dejaron sus trabajos porque el nivel del agua en el lago bajó y se quedó estancada e incluso la riqueza piscícola comenzó a extinguirse".

"La mayoría de los habitantes de la zona se desplazaron cuando se vieron obligados a comprar agua para beber, cocinar y otros consumos", algo que cuesta entre 10.000 y 15.000 dinares al día (entre 7 y 12 dólares), "lo que es muy caro y constituye una carga adicional para los residentes que perdieron su empleo", aseveró Satar.

Sin pesca ni turistas

En los últimos años, Al Habaniya sufrió una bajada del nivel de agua del 60 %, según Satar, por causas naturales, pero también por el cierre durante largos períodos de los diques que controlan el flujo de agua del río Éufrates -que tenía a Al Habaniya como principal lago de reserva-.

Las aguas del Éufrates se usan extensivamente para irrigar tanto Irak como Siria y Turquía, donde tiene su nacimiento, y en su recorrido hay numerosos diques y represas que desvían su caudal.

En un tono enfadado, Abu Haidar, de 37 años, afirmó a EFE que la escasez de agua del lago destruyó la riqueza pesquera. "Hubo un momento en que nuestros barcos estaban anclados junto a nuestras casas en la orilla. Ahora recorremos 7 km para alcanzar sus aguas".

Expresó, además, su preocupación por los robos o actos de vandalismo contra los barcos, lo que conlleva un sobrecoste de mantenimiento.

Con la sequía, la única infraestructura que suministraba agua potable a la aldea ha quedado paralizada los últimos tres años, según explicó a EFE el funcionario del proyecto de Agua de Ankur Oriental, Basem Mohamed.

Puntualizó que, desde que se paró el proyecto, los residentes no encontraron más remedio que comprar agua de camiones de depósitos que se la transportaban y "esto es costoso para muchos aldeanos que han perdido sus trabajos en la pesca y la agricultura".

Abrir compuertas

Mohamed confirmó que el agua del lago actual está relativamente lejos de los habitantes del pueblo, con distancias que oscilan entre 4 y 7 kilómetros. "Es agua estancada y salada y no es potable para beber ni para uso diario", lamentó.

Además, aclaró que la cuenca hidrográfica de la ciudad turística tiene 3.500 millones de metros cúbicos, pero ahora solo hay alrededor de 500 millones de metros cúbicos en Al Habaniyah.

Por ello hay menos turismo en la ciudad, lo que ha afectado a la vida de las personas, que dependen de las aguas del lago.

Ante esta situación, hizo un llamamiento al primer ministro iraquí, Mohamed Shia al Sudani, y al ministro de Irrigación, Mahdi Rashid al Hamadani, para que abran las compuertas de los embalses del Éufrates y dejen que fluya agua hacia el lago para reactivar la vida en los pueblos aledaños.EFE

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