Sentimientos encontrados en África tras muerte de la Reina

CIUDAD DE MÉXICO, septiembre 9 (EL UNIVERSAL).- Una ola de condolencias siguió a la muerte de la reina Isabel II de Reino Unido, pero en África y las excolonias británicas, el sentimiento es encontrado. Para muchos la monarquía británica es sinónimo de esclavitud y de saqueos.

Incluso las joyas de la Corona, muchas de las cuales se verán en estos días, como parte de los protocolos de los funerales reales, levantan ampollas entre aquellos que denuncian el robo de que fueron objeto.

Es el legado agridulce del imperio británico, que incluyó sangre y brutalidad. Algo que las antiguas colonias no olvidan.

"Puedes mirar a la monarquía desde el punto de vista de la merienda, la ropa elegante y la caridad", dijo al The New York Times Alice Migo, abogada de 34 años que vive en la capital de Kenia, Nairobi. "Pero también está el lado feo". Recientemente, ella encontró el "pase de movimiento de su abuela". Un documento emitido cuando Kenia era colonia británica y que restringía la libre circulación de las personas.

En Sudáfrica, si bien la reina Isabel II desarrolló una muy buena relación con figuras como Nelson Mandela, la monarquía despierta recuerdos amargos.

Tanto, que el partido Economic Freedom Fighters emitió un comunicado diciendo que no lloraría a la reina, "porque para nosotros su muerte es un recordatorio muy trágico en este país y en la historia de África". Para ellos, la monarquía no es sino una institución que, dijeron, vivió "de un legado brutal de deshumanización de millones de personas en todo el mundo".

Los sudafricanos no olvidan el diamante que se llevó la familia real británica en 1905 y nunca devolvió.

En Kenia no se olvida cómo el imperio británico aplastó la rebelión Mau Mau, en la década de 1950.

La Mancomunidad de naciones tan elogiada por Isabel II fue conformada en gran medida por excolonias con un pasado trágico en su relación con la monarquía.

Aun así, en Ghana, por ejemplo, uno de los países de la Mancomunidad, conformada por 52 Estados, las banderas se bajaron a media asta y el presidente Nana Akufo-Addo se declaró orgulloso de ser parte de ella y lamentó la muerte del icono que era Isabel II.

El presidente de Kenia, otra excolonia, también lamentó la muerte de la monarca. Pero a nivel de ciudadanos, el sentimiento es muy distinto.

"Ocuparon mi tierra", dijo a medios el Keniata Gitu Wa Kakhengeri, uno de los que participó en la rebelión Mau Mau.

En Nigeria, los ciudadanos recordaron cómo la monarquía respaldó, en la década de los 60, a la cruel dictadura que aplastó la rebelión Biafra.

También recordaron cómo el rey Carlos II creó la Royal African Company, acusada de extraer bienes como oro y marfil y de transportar africanos para convertirlos en esclavos.

En el propio Reino Unido, el National Trust, una organización dedicada a la conservación del patrimonio en Inglaterra, Gales e Irlanda del Norte, emitió un informe sobre las historias de esclavitud y colonialismo en el imperio.

Lucy Worsley, curadora en jefe de Historic Royal Palaces, anunció en 2020 una investigación sobre el tema en los palacios reales, adelantando que seguramente todas las propiedades utilizadas por la dinastía Stuart en el siglo XVII tendrían algún dinero derivado de la esclavitud, incluyendo el Palacio de Kensington.

Uno de esos bienes, robados durante la colonia, fue el diamante Koh-i-Noor, de 108 quilates, y que se encontraba en India, hasta que el imperio lo robó y lo convirtió en parte de las joyas de la Corona. Hasta ahora, los reclamos del gobierno indio para su devolución no han sido escuchados.