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Secuestro. Los misterios del caso del ciudadano chino cautivo en Núñez

No era un lugar desconocido para él. En 2018, Zhang Yi, había estado en ese inmueble de Núñez, una propiedad vigilada con un circuito cerrado de cámaras situada a 200 metros de la avenida del Libertador. En ese oportunidad había ido a tomar el té con una persona a la que identificó como Awei, un conocido de su cuñado. Pero su regreso, la madrugada de Año Nuevo, no fue por voluntad propia. Fue obligado por un grupo de secuestradores que lo capturaron cuando salía de un bar de Balvanera y lo tuvieron cautivo seis días hasta que fue rescatado por personal de la Policía Federal Argentina (PFA). Por su liberación sus captores, dos de los cuales fueron detenidos, exigieron U$S 300.000 y amenazaron con matarlo o cortarle un dedo por cada día que su familia demorara el pago.

El juez federal Sebastián Casanello procesó con prisión preventiva a dos ciudadanos chinos que habían sido detenidos cuando el personal de la PFA liberó a Zhang Yi, de 42 años. Se trata de Jiayu He, 37, y de Wei Chen, también de 37, ambos defendidos por los abogados Carlos Broitman y Fabián Lekerman. El rescate exigido no se llegó a pagar.

"Los elementos de prueba resultan en este estado de la causa suficientes para tener por acreditada la materialidad de los hechos investigados, como así también la participación que en el mismo le cupo a Jiayu He y Wei Chen, ello con los alcances provisorios de esta etapa procesal", sostuvo Casanello al fundamentar el procesamiento de los sospechosos.

Según se desprende del expediente judicial, la víctima, su hermana, su cuñado, identificado como Liu Daxing y un primo de este último, habrían instalado en Balvanera una especie de casino clandestino para personas de la comunidad china. "Muchos compatriotas, entre los que se hallaría el imputado He Jiayu, les habrían exigido el reembolso de dinero que, supuestamente Zhang Yi adeudaba", explicaron fuentes del caso.

Año Nuevo en cautiverio

Según la reconstrucción del caso que hicieron los detectives de la División Operativa Central del Departamento Antisecuestros de la PFA, el fiscal federal Eduardo Taiano, la colaboración de la Unidad Fiscal Especializada en Secuestros Extorsivos (Ufese), conducida por Santiago Marquevich, Zhang Yi fue secuestrado a las 2.14 del 1° de este de mes, cuando salía de un bar situado en Balvanera, donde había ido a festejar Año Nuevo con unos compatriotas.

La investigación comenzó con la denuncia hecha por un amigo de Zhang Yi, quien recibió una comunicación desde China realizada por Liu Daxing, cuñado de la víctima, para avisarle del secuestro y que los captores exigían 300.000 dólares y que amenazaban con cortarle un dedo por cada día que se retrasara el pago.

Además, la esposa de la víctima, por medio de la aplicación We Chat, le contó al agregado policial de la embajada china en Buenos Aires, que colaboró con los investigadores argentinos, que fue su marido quien se comunicó con su familia por medio de un mensaje de voz y dijo que necesitaba U$S 300.000 dólares porque lo tenían secuestrado y que si no pagaba lo iban a matar. Eran las 11 del 1° de este mes.

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Al día siguiente hubo otra comunicación donde Zhang Yi le pidió a su esposa, He Ping, entregar 500.000 yuane. Tres horas después, en una nueva llamada, le dijo que le habían cortado dos dedos y que juntara el dinero exigido porque, de lo contrario, lo iban a matar.

Los datos móviles, la clave para el rescate

La madrugada del secuestro, los captores circulaban en un Honda Civic gris con las llantas plateadas. La víctima caminaba por la calle Azcuénaga y al llegar al cruce con Bartolomé Mitre apareció en escena el auto de los secuestradores. "Zhang Yi empezó a correr en dirección opuesta a la que camina, a la vez que era perseguido por dos hombres, uno de ellos de contextura delgada y el otro, robusto. Finalmente, las imágenes muestran al automóvil de que se trata doblando por la calle Mitre en dirección a la arteria Pasteur", según el expediente judicial.

Las cámaras de seguridad no pudieron registrar el momento en que la víctima fue reducida y obligada a subirse al automóvil de los sospechosos. "Lo cierto es que la hipótesis de que Zhang efectivamente fue trasladado en ese vehículo encontró correlato en la información obtenida a través del tráfico de datos que se desprendió de su teléfono celular", explicó Casanello en su resolución.

El tráfico de datos del teléfono celular de la víctima permitió reconstruir el trayecto que hizo el auto donde fue trasladado desde Balvanera hasta Núñez, donde se activó una celda en Larralde y avenida del Libertador. Ante la certeza de que la víctima estaba en la zona norte de la ciudad de Buenos Aires, personal de la PFA hizo una recorrida y descubrió el vehículo utilizado por los captores estacionado en Núñez al 1700.

Los detectives de la PFA también descubrieron que un hombre de rasgos orientales cambió de lugar el automóvil y después ingresó en el inmueble de 11 de Septiembre 3553, donde, el 7 de este mes, seis días después de que comenzara el secuestro, finalmente se hizo un allanamiento de urgencia para liberar a la víctima y detener a los presuntos secuestradores.

En el inmueble donde fue liberado Zhang Yi se secuestraron 11.500 dólares y $166.700. El automóvil Honda Civic gris había 9030 pesos. Después de ser atrapada, la víctima que estuvo dos días en la casa de 11 de Septiembre 3553, después fue llevada a otra propiedad y finalmente lo regresaron al primer inmueble hasta su liberación".

"La totalidad de los testimonios aunados en autos permiten tener a priori acreditado el fin extorsivo del hecho en cuestión. Es decir, no solo se encuentra probado que ambos encartados redujeron a Zhang Yi y lo trasladaron en automóvil al inmueble en el que luego fue hallado, sino que la fiscalía ha reunido prueba para determinar que el objetivo principal de los imputados era obtener dinero a cambio de la liberación del nombrado", sostuvo Casanello.

Un médico del Servicio de Atención Médica de Emergencia Same (SAME) y médico legista de la PFA confirmaron que la víctima tenía escoriaciones en manos, rodilla y tobillo. Zhang Yi afirmó que fue golpeado apenas lo capturaron y que mientras estuvo privado de su libertad lo maniataron y ataron.

Víctima y victimarios se conocían

En su indagatoria, Jiayu He se negó a declarar. En cambio, Wei Chen sostuvo: "El motivo por el que fui al domicilio de 11 de septiembre fue para pedir un préstamo a Jiayu He, y el segundo motivo fue que le pedí que me ayude a buscar un alojamiento, con un trámite sencillo sin garantía, yo no tengo nada que ver en esta causa y hasta el momento de allanamiento yo no había visto a la víctima. Yo era socio de la víctima, nosotros nos asociamos entre junio y agosto de 2018 y nuestra sociedad finalizó en octubre de 2019 debido a que no nos llevábamos bien, todavía tengo mercadería guardada en el depósito de la víctima. Desde que volví a la Argentina el 20 de noviembre de 2020, intenté comunicarme con la víctima, pero no pude porque había eliminado mi contacto de WeChat. La primera vez que lo volví a ver fue en el allanamiento, no sé si no logré comunicarme por un tema de tecnología o porque fui eliminado o bloqueado".

Zhang Yi sostuvo que conocía a los cuatro hombres que participaron de su secuestro (dos todavía no fueron identificados) porque eran personas cercanas a su cuñado, Liu Daxing, pero dijo no saber sus nombres.

Broitman adelantó a LA NACION que apelará el procesamiento dispuesto por Casanello. El magistrado además de dictar la prisión preventiva embargó los bines de los sospechosos hasta cubrir la suma de 2.000.000 de pesos.

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Con la víctima liberada y con la detención de dos sospechosos los interrogantes continúan. No se descarta que el hecho se haya producido como una venganza por una deuda que Zhang Yi y su familia hayan tenido con compatriotas por el casino clandestino que supieron tener en Balvanera y que el secuestro haya sido la forma que los acreedores tenían para cobrarse el dinero.

A esta situación se suma el hecho de que cuando el personal de la PFA irrumpió en el inmueble, la víctima no estaba maniatada. Zhang Yi afirmó que, mientras estuvo cautivo, siempre estuvo atado, pero cuando llegó el personal policial, los captores lo desataron y le cambiaron la ropa.

Otra particularidad del caso es que el pago, los secuestradores se lo exigían a la familia de la víctima que estaba de regreso en China. Lo cierto, hasta el momento, es que dos de los presuntos secuestradores están procesados y las cámaras de seguridad y los datos móviles de un teléfono fueron claves para avanzar en el caso.