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¿Se acabó el uso de tacones altos? otra consecuencia de la pandemia

Carly Mallenbaum

¿Te acuerdas de cuando usábamos tacones altos?

¿Se acabó el usar tacones altos? Mis razones para no usarlos más ni siquiera después del coronavirus
La pandemia no parece dejar lugar para los tacones y tal vez tampoco lo haya luego.

Yo y mis tacones de aguja hemos sido inseparables durante años. Los sacaba de circulación solo cuando la base de goma estaba tan gastada que se empezaba a ver la parte metálica del interior. Me los ponía para asistir a eventos de alfombra roja relacionados con mi trabajo y lo hacía de la misma forma que veía a las famosas hacerlo, de modo que pudiera alcanzar las cotas más altas de glamour. Los usé en bodas, en los Bat Mitzvah y en otro tipo de fiestas porque no estaba dispuesta a deshacerme de mi calzado femenino más querido para ponerme unas chanclas baratas, aun a pesar de que me dolían los arcos de los pies. Después de todo lo que han hecho mis tacones para levantar y tonificar mis glúteos y mis piernas, no podía dejarlos de lado sin más.

Pero parece que van a quedar guardados en mi armario durante cinco meses ahora que un virus mortífero se propaga por el mundo.

Para mi sorpresa, no los echo de menos.

Esto me hizo pensar en si cuando todo esto haya terminado me pondría de nuevo los tacones. ¿Alguien lo hará?

Renée Fleming, la elegante cantante de ópera que usó unos tacones de 12 centímetros para interpretar de forma memorable el himno nacional en la final de la Super Bowl de 2014, dice que no tiene planeado usar tacones en un futuro cercano.

“Pienso que no me voy a volver a poner tacones altos nunca más”, le dijo al New York Times en una entrevista reciente. ¿Qué se pone durante estos tiempos de coronavirus? Recientemente se ha comprado unos zuecos.

Personalmente, me he ceñido a cuatro categorías de calzado durante meses: sandalias de velcro, calcetines mullidos (cuando te pasas todo el día en casa, los calcetines se convierten en zapatillas), zapatillas deportivas (me compré un par nuevo en marzo porque mi principal forma de hacer ejercicio era salir a correr) y zapatillas para caminar (compradas en junio para caminar por el parque nacional).

A nivel nacional, los consumidores están siguiendo unas pautas parecidas. De acuerdo a la analista de calzado y accesorios de NPD Group, Beth Goldstein, las ventas de zapatillas se han duplicado en el último año y las chancletas ‒concretamente las Crocs– siguen siendo muy populares.

Por su lado, las ventas de zapatos de vestir se desplomaron un 70 % entre marzo y mayo en comparación al mismo período en 2019, cuando las ventas en esta categoría ya habían bajado un 12 %.

Lamento decirlo, pero parece que los tacones altos no van a tener piernas en los tiempos de coronavirus. Y tal vez durante mucho más tiempo.

Se dejará de usar tanto tacones altos

Dejando de lado el hecho de que con solo pensar en ponerme unos zapatos de tacón alto me tiemblan las pantorrillas, especialmente ahora que he perdido las callosidades ‒y la paciencia‒ que hacían que usarlos fuera tolerable, lo cierto es que los tacones altos han ido perdiendo poco a poco su prestigio.

“El negocio de los tacones altos ha luchado por sobrevivir desde hace algunos años”, dice Goldstein, quien también agrega que a medida que las oficinas tienden a ser espacios donde se viste de forma menos elegante, “las consumidoras se han acostumbrado a esta informalización de la sociedad”.

Marcas de alta costura como Gucci, Roger Vivier y Louis Vuitton ya estaban transformando sus colecciones ante la presión del mercado e incluyeron zapatillas deportivas, tacones bajos y plataformas para atraer a compradoras que quisieran calzado con mayor amortiguación.

“Los tacones de aguja estaban pasando de moda”, coincide Gabriella Santaniello, una analista especializada en moda de la firma de investigación de venta minorista A-Line Partners. Predice que cuando la gente empiece a volver al trabajo y a asistir a eventos, probablemente dejen de lado los zapatos de tacones altos y se usen “zapatillas deportivas elegantes”.

“No veo que vaya a ser como antes”, dice Santaiello.

Yo tampoco. ¿Por qué voy a volver a usar algo que los estudios (y mi experiencia con las torceduras de tobillos) han demostrado que es perjudicial para mi salud física?

Para hacer un videollamada por Zoom no se necesitan tacones y resulta que tampoco se necesita “ropa de trabajo”, a la vista de que minoristas como Lord & Taylor, Ann Taylor, Loft, Neiman Marcus, Brooks Brothers, Men’s Wearhouse y Jos. A. Bank se han declarado en bancarrota en las últimas semanas.

Después de asistir a las reuniones y de revisar mi correo electrónico descalza, volver a ponerme unos zapatos de tacón sería como intentar volver a vivir en casa de mis padres tras acostumbrarme a vivir durante mucho tiempo sin restricciones. (¿A alguien le suena esto?)

Creo que ni siquiera echo de menos los centímetros adicionales que me daban los zapatos de tacón. Tras 150 días sin maquillaje y vistiendo de manera informal, me he acostumbrado a verme con los pies planos y la cara llena de pecas. Ahora, cuando me veo en el espejo, no me empiezo a maquillar ni a ponerme de puntillas por inercia, tal y como hacía antes. Siento que eso es algo bueno.

También me he acostumbrado bastante al tacto y a la sensación de masaje que los calcetines mullidos les dan a mis pies. Los apósitos del Dr. Scholl que me pongo en los talones no me hacen sentirme tan bien.

Por no mencionar el hecho de que los zapatos de tacón pueden parecer particularmente frívolos en un momento en el que la gente está marchando en protesta contra el asesinato de afroamericanos y en el que las zapatillas deportivas se han convertido casi en un símbolo de protesta, con una acción en la que se colocaron 88 pares de zapatillas frente a la Casa Blanca para concienciar a la población y al gobierno sobre la cantidad de enfermeros y enfermeras que han muerto durante la pandemia de COVID-19.

Pero, de nuevo, si eres una drag queen como Jo Mama, los tacones de aguja pueden ser parte importante de tu atuendo de protesta. Ella se vistió de travesti para una marcha del Black Lives Matter, “para decir: ‘Me van a ver’”, le dije a USA TODAY. “Voy a estar presente. No me van a echar de menos y van a escuchar mi voz”.

También hay otras personas cuyo amor por los zapatos altos no ha menguado este verano. A pesar de la pandemia, Cardi B sigue compartiendo fotos en Instagram en las que aparece calzando zapatos de tacón Fashion Nova y Dolce & Gabbana, esa mujer que veo en el supermercado va a comprar con sus tacones de plataforma (a juego con una mascarilla de Chanel) y Sarah Jessica Parker sigue alardeando y vendiendo sus zapatos de tacón (recientemente incluso los ha entregado junto a una mascarilla).

“Siempre habrá esa consumidora que ama vestirse bien y que es un poco más formal, así que pienso que el negocio de los tacones altos seguirá existiendo, para quienes los quieran”, dice Goldstein.

Pero en mi opinión, los zapatos de tacón alto tendrán mejor uso en un futuro cercano como tiestos para los jardines de cuarentena o, mejor aún, como instrumentos con los que grabar vídeos bizarros de TikTok haciendo música con objetos cursis. ¿Has visto esos vídeos en los que la gente pincha globos, cápsulas de detergente Tide o polos helados con tacones puntiagudos? Parece que esas son las formas de darle a los tacones altos una nueva vida extrañamente relajante.

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Colaboradores: Josh Rivera, David Oliver y Nathan Bomey

Este artículo fue publicado originalmente en Yahoo por USA Today