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Los saunas son cada vez más populares, pero ¿en realidad son buenos para ti?

Se vierte agua sobre piedras calientes dentro de un sauna Nueva York, el 19 de noviembre de 2011. (Benjamin Norman/The New York Times).
Se vierte agua sobre piedras calientes dentro de un sauna Nueva York, el 19 de noviembre de 2011. (Benjamin Norman/The New York Times).

Hoy en día, los 120 casilleros de la casa de baños Russian and Turkish Baths en el vecindario del East Village en la ciudad de Nueva York se llenan con rapidez los fines de semana y los días festivos. En Año Nuevo, cada uno de los cinco saunas y cuartos de vapor del lugar estaban a reventar con veinteañeros y treintañeros, que se pisaban y empujaban para verterse cubetas de agua encima y así tolerar la temperatura de 87,7 grados Celsius.

Tras un descenso durante la pandemia, esta institución de 131 años de antigüedad está de nuevo en boga: en 2022, la actividad comercial de Russian and Turkish Baths fue un 20 por ciento mayor que en sus mejores años, en la década de 2010, dijo Dmitry Shapiro, administrador general del establecimiento.

En Bathhouse, un spa en Williamsburg, las admisiones aumentaron un 50 por ciento en 2022, en comparación con 2021, según comentó un representante.

No hay muchos datos sobre el uso de saunas a nivel mundial o nacional, pero el mercado sí parece haber revivido, impulsado sobre todo por usuarios que buscan beneficiar su salud. “Hay un movimiento ahora”, indicó Eero Kilpi, presidente de The North American Sauna Society, quien señaló los saunas comerciales que están surgiendo al igual que las ventas de saunas portátiles y móviles que la gente puede instalar en su patio o jardín traseros, o llevarse de campamento.

¿Beneficios reales?

Los saunas, los baños de vapor y las cámaras de sudoración son una parte integral de las tradiciones culturales de muchas personas en el mundo, desde los indígenas estadounidenses hasta los coreanos y los escandinavos. Además, los saunas en sí mismos vienen en distintas permutaciones, por ejemplo, los saunas finlandeses suelen ser de madera y son conocidos por el calor seco que brindan, mientras que los cuartos de vapor se llenan de nubes de vapor húmedo, y los saunas de rayos infrarrojos más modernos usan paneles de luz para generar calor.

A medida que los saunas se vuelven más populares, las empresas optan por promoverlos con la promesa de que brindan beneficios para la salud, como “desintoxicación”, salud cardiovascular y metabolismo mejorado, junto con afirmaciones de que el calor puede emular los efectos del ejercicio, sin tanto esfuerzo. Las publicaciones en las cuentas de redes sociales de Bathhouse sugieren que sus saunas y cuartos de vapor liberan toxinas, ayudan a la recuperación tras una rutina de ejercicios e incentivan la circulación; el Red Rocks Spa en Colorado declara que los saunas pueden remediar el insomnio y mejorar la salud mental.

Hay algunas investigaciones que sugieren que visitar un sauna podría beneficiar la salud en cierta medida, pero no deberías creer todas las afirmaciones que escuchas, advirtió Earric Lee, investigador de la Universidad de Jyväskylä en Finlandia, quien ha estudiado sus efectos en la salud.

Personas dentro de un sauna en Nueva York, el 19 de marzo de 2019. (Dolly Faibyshev/The New York Times).
Personas dentro de un sauna en Nueva York, el 19 de marzo de 2019. (Dolly Faibyshev/The New York Times).

“No se trata de decir: ‘Ah, en lugar de salir a correr 45 minutos, voy a sentarme en el sauna durante 45 minutos’”, aclaró.

Calor para el corazón

Aunque varios estudios señalan los posibles beneficios de los saunas, algunos de los estudios más destacados se centran en datos procedentes de hombres en el este de Finlandia, como parte de una investigación en curso sobre los factores de riesgo para cardiopatías. Ciertos estudios observacionales han hallado vínculos interesantes entre los saunas regulares estilo finlandés y riesgos reducidos de padecer problemas cardiovasculares y miocarditis, aunque estos estudios no pueden demostrar de manera definitiva la relación causal y se enfocan en una porción específica de la población (hombres finlandeses de mediana edad y mayores).

Aun así, los hallazgos sugieren que los saunas podrían ayudar a mejorar la función cardiovascular, dijo Setor Kunutsor, profesor asociado de la Universidad de Leicester en Inglaterra que ha participado en algunos de estos estudios. Eso quizá se deba a que, en general, los periodos cortos de calor intenso estresan a nuestro corazón de maneras benéficas y, con el tiempo, fortalecen el sistema cardiovascular, agregó Kunutsor.

Cuando nos exponemos al calor extremo, nuestros corazones bombean más rápido, lo que hace circular más sangre por nuestro cuerpo para enfriarnos, como sucedería al hacer ejercicio, explicó Daniel Gagnon, investigador del Instituto del Corazón de Montreal, quien también ha estudiado el posible impacto cardiovascular de la terapia con calor. Esto podría explicar por qué el sauna regular se ha asociado con tasas menores de calamidades cardiovasculares, añadió Gagnon, pero los científicos no han comprobado de manera definitiva que los saunas mismos puedan servir de protección.

“Hasta el momento, nos hace falta el vínculo necesario para decir con toda certeza que es benéfico”, comentó. Pero la respuesta del corazón al calor podría ser similar a la que ocurre con el ejercicio leve, afirmó Gagnon, como una sesión ligera en una bicicleta estática.

“Sabemos que, cuanto más trabajas un músculo, este se vuelve más fuerte y rinde más”, indicó Rita Redberg, cardióloga de la Universidad de California, campus San Francisco.

Las personas con enfermedades cardiacas, como la angina de pecho o la insuficiencia cardiaca congestiva, deben consultar a un médico antes de ir a un sauna, puntualizó Melinda Ring, directora de Medicina Integral de Northwestern Medicine. Las mujeres embarazadas también deben consultar a su médico tratante ante de hacerlo y, si ya estás en riesgo de deshidratarte —por ejemplo, si estás alcoholizado— también deberías evitar ir al sauna, aconsejó.

Vapor y espejos

Algunos spas publicitan la ilusión de una “desintoxicación” en el sauna: la idea de que sentarte en un espacio saturado de calor o vapor puede expulsar los químicos de tu cuerpo. “Se tiene esta imagen de que todo el sudor va a filtrar las toxinas hacia afuera”, describió Ring. “Así no funciona en realidad”. No es una certeza que la terapia con sauna pueda reducir los niveles generales de toxinas en el cuerpo, enfatizó.

Aunque algunas empresas de saunas aseveran que el sudor puede reforzar la inmunidad, no hay ninguna prueba contundente de que un sauna, por sí solo, pueda hacerte más resistente a las enfermedades, sostuvo Gagnon. Pero los saunas sí reducen los niveles de estrés en algunas personas, agregó Kunutsor, lo cual puede beneficiar el sistema inmunitario.

Por otro lado, la idea de que los saunas pueden hacer que pierdas kilos como por arte de magia también es falsa, aseguró Lee, aunque agregó que el momento más efectivo para entrar a un sauna es después de hacer ejercicio, ya que el calor podría amplificar los beneficios cardiovasculares de la actividad física.

Lee manifestó que “aún no se sabe” cuáles son los beneficios a largo plazo del uso del sauna sin ejercicio. Y aunque los saunas podrían ayudar a flexibilizar los músculos, lo cual podría aliviar ciertos dolores, destacó que tampoco hay evidencia convincente de que el sudor inducido por calor después de hacer ejercicio prevenga lesiones.

Por prometedoras que sean algunas investigaciones sobre los saunas, mencionó Lee, si no hay más estudios, no queda claro qué aseveraciones sobre los beneficios de los saunas para la salud son verdaderas y cuáles son exageradas.

“Sí me topo con muchas sandeces, muchos charlatanes”, concluyó.

© 2023 The New York Times Company