Santiago Lange y su elección como abanderado argentino junto a Cecilia Carranza para los Juegos Olímpicos Tokio 2020: “Es un gran honor y un orgullo muy grande”

Santiago Lange y Cecilia Carranza Saroli celebran ganar la medalla de oro en la clase mixta Nacra 17 en los Juegos Olímpicos de Río 2016 en la Marina da Gloria, el 16 de agosto de 2016.
Laurence Griffiths

“Es algo alucinante, increíble, muy especial. Significa un gran honor y un orgullo muy grande, creo que es un premio a la trayectoria”, consideró Santiago Lange, quien junto con Cecilia Carranza, serán los abanderados de la delegación argentina en la ceremonia de apertura de los Juegos Olímpicos de Tokio. El regatista, campeón olímpico en Río 2016, estimó que su reciente elección como abanderado es un premio a la trayectoria. En la antesala de sus séptimos Juegos Olímpicos, el velista bonaerense, de 59 años, recibió con mucho honor la distinción de portar el símbolo nacional el 23 de julio y agradeció la designación.

La mesa directiva del Comité Olímpico Argentino (COA) eligió a la pareja ganadora del oro olímpico en Río de Janeiro 2016 después de un debate entre todos los candidatos propuestos por las federaciones nacionales, decisión que se comunicó el miércoles. “Estábamos en Italia terminando un ciclo de entrenamiento y nos acostamos muy temprano, no sabía que se definía ese día. Ayer a la mañana Ceci me lo dijo y no lo podía creer, no entendía nada, no caía”, relató sobre la forma en que se enteró de la noticia, en diálogo con Télam desde Barcelona.

“A lo largo del día sí, fue impresionante la cantidad de mensajes que recibí de gente que admiro mucho: Gaby Sabatini, Walter Pérez, Juan Curuchet, Magui Aicega, Lucha Aymar y Agustín Creevy”, contó respecto de los saludos que recibió.

La vela argentina portará la bandera por tercera vez en la historia de los JJ.OO. después de que el cuádruple medallista Carlos “Camau” Espínola lo hiciera en Sydney 2000 y Atenas 2004. Ese reconocimiento también lo tuvieron, entre otros, Sabatini (Seúl 1988), Marcelo Garraffo (Barcelona 1992), Emanuel Ginóbili (Beijing 2008), Luciana Aymar (Londres 2012) y Luis Scola (Río 2016).

“No pienso cómo será la ceremonia, no tengo idea cómo puede llegar a ser. Desde la organización sabemos que serán unos Juegos muy especiales por la pandemia. Estoy feliz y lo disfruto. Ya es mucha responsabilidad representar a la Argentina en los JJ.OO., pero sin dudas a partir de hoy voy a entrenarme con más fuerza por este nombramiento”, agregó.

Respecto del nuevo escenario que se presenta de cara al inicio de la cita olímpica, Lange describió los protocolos que los atletas deberán llevar a cabo. “Será todo muy estricto: los atletas vamos a estar monitoreados por GPS y nos haremos pruebas de saliva dos veces al día. Antes de las 9 de la mañana y luego por la tarde, los jefes de misión de cada equipo tendrán que entregar esos testeos”, comentó y añadió: “En nuestro caso, sólo podremos dormir en los hoteles asignados, sin uso de los espacios comunes (gimnasios y restaurantes, por ejemplo). No podremos salir de la burbuja en ningún momento.”

Rumbo a Tokio: la puesta a punto final

Lange y Carranza Saroli, que defenderán en Tokio 2020 el oro olímpico logrado hace cinco años en la clase Nacra 17 mixto, iniciaron el tramo final de su preparación en Barcelona, ciudad a la que arribaron el jueves después de trabajar en Italia. “Llegaron Mateo Majdalani y Eugenia Bosco (subcampeones panamericanos de Nacra 17 en Lima 2019) y será muy bueno entrenar con ellos en esta última etapa para terminar de ajustar detalles. Viajaremos a Japón el 7 de julio, tendremos unos días para adaptarnos al cambio de clima y de horario y el 15 empezaremos a navegar”, puntualizó sobre los trabajo finales que realizarán en Europa.

Lange, que también obtuvo el bronce en Atenas 2004 y Beijing 2008 junto con Espínola en la clase Tornado, asumió que en Tokio 2020 habrá un factor sorpresa mucho mayor por las limitaciones en la preparación a causa del coronavirus en el mundo. “En Río de Janeiro estuvimos nueve meses y conocíamos la cancha de memoria, en Beijing lo mismo, tuvimos siete meses de entrenamiento. Ahora será distinto porque en Tokio estuvimos un mes en 2019 y tendremos apenas ocho días de navegar hasta el inicio de la competencia”, diferenció.

Consultado por el impacto psicológico que supone esa incertidumbre para un atleta de alto rendimiento, Lange admitió: “Nosotros históricamente fuimos a nivel mundial el equipo que pasaba más tiempo y que más investigaba las condiciones del lugar de cada competencia, pero a la vez tenemos mucha experiencia y esto hizo que fuéramos creativos, por ejemplo, yendo a entrenar a Sicilia, donde encontramos un lugar muy parecido a Tokio. La verdad es que estoy confiado y tranquilo sobre nuestras posibilidades.”

En cuanto a sus objetivos olímpicos y cómo llega a Tokio, el velista resumió: “Me siento muy orgulloso por el esfuerzo de todo el equipo. En término de resultados es difícil tener un parámetros porque hay rivales con los que no competimos desde febrero del año pasado, antes de las pandemia, pero sí tenemos la medida sobre nuestra preparación y eso nos da mucha confianza”, explicó.