Anuncios

Santas pantallas: cuando el Papa es un personaje en el cine y la TV

Tal como sucede con los reyes y reinas, presidentes y otras figuras de autoridad en la historia, los Papas también se convirtieron en protagonistas del cine y la televisión, no solo en documentales sino también en ficciones. Ya sea basados en las figuras reales que ocuparon el puesto o como puras creaciones de los guionistas, hay películas y series que se ocupan de imaginar las intrigas del Vaticano, los dilemas morales y otras cuestiones de las vidas de los jefes máximos de la Iglesia Católica.

Este viernes Netflix estrenó Los dos papas, de Fernando Mereilles, un film que se centra en la relación entre el Papa Francisco y el Papa emérito Benedicto XVI. Anthony Hopkins interpreta al alemán Joseph Ratzinger en sus últimos días como sumo pontífice y Jonathan Pryce encarna a su sucesor, el argentino Jorge Bergoglio, en la película que llega con fuertes rumores de posibles nominaciones al Oscar.

No es la primera vez que una película se ocupa del actual Papa.Llámame Francisco, dirigida por Daniele Luchetti, explora la historia de Jorge Bergoglio, desde su infancia en Flores y su vida como sacerdote hasta su elección como jefe de la Iglesia. Rodrigo de la Serna comparte el rol de Bergoglio con Sergio Hernández, cada uno interpretándolo en distintas etapas de su vida.

Darío Grandinetti es otro de los actores que encarnaron al actual Papa en Francisco, el padre Jorge, una película dirigida por Beda Docampo Feijóo, que está disponible en Flow, también centrada en la historia del primer Papa latinoamericano.

Varios de los Papas anteriores a Bergoglio, como Juan Pablo II y Juan XXIII, entre otros, tuvieron sus apariciones en el cine y la televisión. Los Papas de distintos momentos históricos fueron retratados en diversas ficciones, desde clásicos como La agonía y el éxtasis, de Carol Reed, con Charlton Heston y Rex Harrison, sobre cómo el Papa Julio II encargó a Miguel Ángel que pinte la bóveda de la Capilla Sixtina; hasta las series sobre los Borgia, la más reciente creada por Neil Jordan.

Pero también abundan las películas y series que se centran en un Papa ficticio, como el clásico Las sandalias del pescador, de Michael Anderson, con Anthony Quinn y Laurence Olivier, basada en la novela de Morris West. Mantenerse en el ámbito de la ficción permite hablar sobre los distintos aspectos de la función papal, ya sea el poder político o la moral, entre otros temas, de una manera más libre y sin someterse al escrutinio que implica atenerse a los hechos reales.

En El padrino III, por ejemplo, las divisiones entre realidad y ficción son bastante complejas. En la última parte de la famosa trilogía, Francis Ford Coppola y Mario Puzo se inspiraron en los rumores sobre la muerte de Juan Pablo I en 1978 y el escándalo del banco del Vaticano para contar una historia ficticia sobre la relación de Michael Corleone con el centro del poder de la Iglesia Católica. La historia oficial del Vaticano sobre la muerte de aquel pontífice, 33 días después de ser elegido en su cargo, fue que se trató de un ataque cardíaco pero hay varias teorías conspirativas que señalan que habría sido asesinado. Inspirados en esto, Coppola y Puzo escribieron el guion de El padrino III, que se puede ver en Flow, en el cual el confesor de Corleone, el cardenal Lamberto, llega a ser Papa y es envenenado poco después de su asunción, para impedir que ponga en marcha las reformas que terminarían con la corrupción del Vaticano.

Otro tipo de conflictos están en el centro de Habemus Papa, de Nanni Moretti. Michel Piccoli interpreta al cardenal Melville a quien eligen como nuevo Papa pero tiene problemas para asumir el cargo. El flamante sumo pontífice sufre un ataque de pánico cuando está por salir a saludar a los fieles en el balcón de San Pedro y sus asesores le recomiendan que vea a un reconocido psicoanalista, interpretado por el propio Moretti. La película trata con humor el tema de la duda del propio elegido sobre su idoneidad para ocupar esa posición de poder y resultó casi premonitoria, ya que se estrenó antes de que Ratzinger renunciara a su función, algo que no sucedía desde hacia más de 500 años.

Hubo otras películas que apelaron al humor para contar este tipo de historias, como la muy irreverente The Pope Must Die, de Peter Richardson, protagonizada por el comediante escocés Robbie Coltrane, conocido por su rol de Hagrid en las películas de Harry Potter.

Irreverencia es también la palabra clave en una de las más recientes series que tiene a un Papa como protagonista: The Young Pope (disponible en Fox Premium). Creada por Paolo Sorrentino, la serie retrata la incursión en el Vaticano del recién elegido Papa Pío XIII, interpretado por Jude Law. El nuevo jefe de la Iglesia Católica, el primero de nacionalidad norteamericana, es testarudo, seductor y se revela ante las costumbres de la Santa Sede, apoyándose en el consejo de la hermana Mary, una monja con la que tiene una relación de madre-hijo, encarnada por Diane Keaton.

Con una puesta en escena tan lujosa y extravagante como los detalles de la historia que cuenta, The Young Pope es una rareza no sólo entre las representaciones de los Papas en la ficción sino dentro del diverso panorama actual de las series de televisión. La segunda entrega de esta serie, que se estrenará el mes próximo en los Estados Unidos y en la Argentina se podrá ver en 2020 por Fox Premium, promete continuar con la irreverencia y la fastuosidad visual de la primera. Esta nueva temporada narrará el enfrentamiento de Pío XIII con el nuevo Papa designado para sucederlo, interpretado por John Malkovich, uno de los pocos actores que podían estar a la altura de la excentricidad del personaje interpretado por Law.