Sanborns, el curioso lugar en México donde uno puede hacer de todo

Pocos lugares han conseguido aglutinar con tanta eficacia cultura, convivencia y tecnología como Sanborns, la mítica tienda multifacética que pasa por horas bajas. Cada vez es más normal escuchar alguna sucursal que cierra —sin importar lo histórica o significativa que sea— para lamento de miles de comensales que han integrado a su rutina unos insustituibles molletes como pretexto para conversar un rato en compañía de los amigos. O también para disfrutar un rato de la soledad en compañía de un café y con periódico en mano. Es complicado encontrar entornos tan cálidos como aquel: sentarse a ver la vida pasar en cualesquiera de los establecimientos de este famoso grupo empresarial.

La dinámica de la vida citadina nos envuelve en un ajetreo constante e impiadoso en el que resulta imperdonable no hacer algo de provecho en todo momento. Pero es que nadie (y nadie es nadie) puede resistirse a recibir una dosis de tranquilidad en estos recintos que parecen diseñados exactamente para eso: olvidar todas las preocupaciones de siempre. Y por qué no, de paso echar un vistazo a las novedades editoriales o musicales, porque esa la sido la magia que separa a Sanborns de su competencia: encuentras de todo sin salir del mismo lugar. Incluso podría decirse que su concepto ha obligado a las librerías a expandir sus servicios para no ceder espacio en la competencia por el acaparamiento del tiempo libre.

Hoy en día, en redes sociales, ir a Sanborns también se conoce como "desayuno de señoras", en alusión a las actividades que se realizan cuando se ha dejado atrás el desenfreno y la fiesta. Quizá todos entramos en una etapa de la vida en la que preferimos un rato tranquilo, una buena conversación, que el bullicio de una multitud fuera de sus cinco sentidos. Y no ha habido mejor lugar para certificar ese estado de tranquilidad que Sanborns.

Al menos hasta ahora. Nadie sabe a ciencia cierta cuál será el destino de Sanborns o si su perpetuidad está garantizada como siempre hemos pensado de las grandes marcas. "Naaah, cómo va a desaparecer", solemos decir tal vez para mantener cierta calma, aunque en realidad no haya nada que se tenga garantizado ni para los gigantes comerciales. Entre enero y marzo del año pasado, el grupo tuvo pérdidas de 196 millones de pesos.

La pandemia de covid-19 los golpeó con fuerza, como a todos los negocios, y obligó a un cierre de 16 sucursales durante el período 2020-2021. De acuerdo con el analista Carlos Mota, la salida de la Bolsa de Valores se lee como una medida estratégica de Carlos Slim, el empresario más rico de México, que ya no ve ningún beneficio en cotizar. Tras el anuncio de abandono, Grupo Carso ha ofertado en 26 pesos el precio de compra de cada acción a sus inversionistas.

Entretanto, no quedará de otra más que seguir aprovechando los beneficios que Sanborns mantiene intactos. Por si usted, estimado lector, quiere impresionar a sus colegas en la próxima salida, aquí tiene un dato que queda bien para cualquier situación: el nombre proviene de Walter Sanborn, un farmacéutico californiano que, al lado de su hermano Frank, fundó en 1903 una farmacia de nombre Sanborn American Pharmacy. Luego, después de diversos altibajos comerciales y la participación de la compañía Walgreen Drug Company, las tiendas pasaron a ser parte de Grupo Carso en 1985.

Y ha así se han mantenido hasta hoy: como el lugar ideal para hacer cualquier cosa, con el desayuno como predilección de miles. Y es que lo sabemos: lo mejor de un buen desayuno es, en realidad, la antesala. Todo el ritual que precede a la reunión por sí misma: empatar agendas, fijar hora y fecha, y todo el vaivén logístico que una reunión amerita. Eso son los Sanborns en su valor sentimental. Nada los podría sustituir. Solo queda esperar que sigan existiendo y que no nos quedamos sin ese entrañable lugar en el cual desayunar como señoras.

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