Sacan tercer cadáver de lago de Chipre

Investigadores de la Unidad Especial de Respuesta Rápida a Desastres de Chipre cargan los restos de una persona que sacaron de un lago tóxico cerca de la aldea de Mitsero, en las afueras de la capital, Nicosia, en Chipre, el martes 4 de junio del 2019. (AP Foto/Petros Karadjias)

NICOSIA, Chipre (AP) — Buzos sacaron una maleta con restos humanos descompuestos de un lago tóxico, dijo el martes el portavoz de la policía de Chipre, el tercer hallazgo de este tipo en un caso de un asesino en serie en este país del Mediterráneo.

Andreas Angelides dijo que el hallazgo es un "gran desarrollo" en la investigación de un capitán del ejército chipriota que ha confesado haber matado a siete mujeres y muchachas extranjeras.

Angelides agregó que forenses examinaron los últimos restos encontrados y que se realizarán más pruebas especializadas para determinar la identidad de la persona.

"Procederemos con nuestra búsqueda con dos factores en mente, el grado de dificultad y el nivel de peligro que conlleva", puntualizó.

Este es la tercera maleta con restos humanos que se saca del lago tras una búsqueda de seis semanas.

El sospechoso de 35 años dijo a investigadores que tiró al lago los cadáveres de una filipina y una madre e hija rumana tras meterlos en maletas.

Se cree que los restos en la última maleta pertenecen a la filipina Maricar Valtez Arquiola, de 31 años.

El caso salió a la luz el 14 de abril, cuando el cadáver de la filipina Mary Rose Tiburcio, de 38 años, fue hallado de casualidad en una galería inundada que fue parte de lo que ahora es una mina de cobre abandonada, cerca del lago tóxico.

La investigación conllevó al arresto del capitán, tras una evaluación de la comunicación en línea que tuvo con la víctima. Unos días después se encontraron los restos de otra mujer, quien se cree es la filipina Arian Palanas Lozano, de 28 años, en la galería.

Investigadores dicen que el sospechoso, quien todavía no ha sido identificado por su nombre, confesó los asesinatos en 10 páginas escritas a mano. Indicó dónde había desechado los cadáveres, incluyendo un pozo seco en un campo de tiro militar donde se encontraron los restos de quien se cree es Ashita Khadka Bista, de Nepal.