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Súper TC2000: la fórmula Canapino, el sello para el festejo de Chevrolet en la nueva normalidad del automovilismo

El sonido se escuchó nítido, pleno, sin interferencias externas de bocinas ni fuegos de artificios. La explosión de los motores, ese instante previo a recibir la luz verde de partida, rompió el silencio y la calma del domingo en el autódromo Oscar y Juan Gálvez, de Buenos Aires. Era la partitura que el Súper TC2000 esperaba ejecutar desde el 15 de diciembre del año pasado, cuando definió la corona en Neuquén. Un regreso que dejó una definición atrapante, un duelo entre dos pilotos que empezó en la largada y finalizó, 33 vueltas después, en un último intento de Matías Rossi (Toyota Corolla) por recuperar el puesto de privilegio que tuvo en la grilla y le arrebató Agustín Canapino (Chevrolet Cruze), con un movimiento excelente de partida.

Una maniobra sencilla, simple, pero que necesitó del respeto y de los códigos para que se desarrolle sin sobresaltos. Fue el golpe de escena del fin de semana, después de que Rossi dominara las pruebas comunitarias, el entrenamiento, la clasificación y se impusiera en la Carrera Sprint, del sábado. "Hizo una gran largada y no me dio el espacio para recuperar. Después viajamos los dos al límite, con tiempos parecidos en los relojes. Lo intenté en el final y Agustín aceleró mejor al salir de la Horquilla y llegó con medio auto por delante a la meta", resumió el piloto de Toyota, cómo resultó el comienzo y el desenlace de la carrera. "El que larga primero quiere siempre ganar, pero no me voy disconforme. No tenía una estrategia, porque una vez que pierdo la posición siempre quiero atacar", agregó, acerca del manejo de los momentos de la carrera, quien terminó por delante del mendocino Julián Santero, uno de sus compañeros de garaje; el ex Fórmula 1, Rubens Barrichello, arribó 8avo, en su primer fin de semana junto al Súper TC2000 con el equipo Toyota.

El ataque, apenas se puso la luz en verde, era para Canapino el instante para provocar la sorpresa. Y lo hizo con la jerarquía que exhibe el arrecifeño, que destacó la rivalidad, pero también el respeto de Rossi. "Lo superé, me cerré y si él me porfía la posición era posible que quedáramos los dos enganchados: fue el principio de una carrera muy dura, porque no me dio descanso. Tuve a favor el dibujo, porque el Circuito N°8 no tiene demasiados lugares para sobrepasos, aunque en el último intento me exigió al límite", reconoció el piloto que esta temporada tiene nuevamente en el equipo a su padre Alberto como director técnico.

Alberto y Agustín Canapino conforman una fórmula ganadora, que arrolló en las tres últimas temporadas de Turismo Carretera y ahora pateó el tablero en el arranque del Súper TC2000. Porque los pronósticos ofrecían a Renault Sport Team, ganador de las tres últimas coronas, y a Toyota Gazoo Racing Argentina como las estructuras a desarrollar un duelo mano a mano, como en 2019. Pero el equipo Chevrolet rompió con las especulaciones. "Nosotros estamos quizás un escalón debajo que esos dos equipos, pero queremos recuperar el protagonismo. El Súper TC2000 tiene muy buenos directores técnicos, algunos que están trabajando desde hace tiempo en la categoría, aunque creo que yo tengo al mejor del país. Y no es porque sea mi papá", comenta Agustín a La Nacion, en una rueda de prensa atípica, personalizada. Cada periodista forma una fila, con distancia de dos metros, y entrevista a cada uno de los pilotos que se treparon al podio.

"El año pasado ganamos carreras, pero nunca estuvimos en la disputa. Fueron victorias circunstanciales. Creo que después de este comienzo nos convenceremos que hay una estructura que tiene los argumentos para pelear otra vez por el título", destaca Agustín, que se consagró por última vez en el Súper TC2000 en 2016. La sumatoria de puntos lo posiciona al tope del campeonato, con 28 unidades, dos más que Rossi; el tercero es Facundo Ardusso, con 15. El domingo próximo será el desquite para todos y también en Buenos Aires, aunque la elección del trazado saldría del consenso de las propuestas que presenten los equipos. Y en el Circuito N°9 podría estar la nueva aventura.

Escenas del nuevo automovilismo: cómo cuidarse del coronavirus en la pista

El paisaje no fue el mismo y tampoco lo será durante un largo tiempo. La pandemia mundial de Covid-19 modificó el escenario y el automovilismo se convirtió en la punta de lanza de las disciplinas argentinas en retomar la actividad. La nueva normalidad exige respetar medidas para que la apertura -el Súper TC2000 empezó este fin de semana el calendario 2020 y es la segunda categoría nacional en ponerse en marcha, después del Turismo Carretera- siga su recorrido: el Turismo Nacional y el Top Race serán las siguientes en regresar a las pistas.

Las conversaciones presenciales en los garajes son escasas, aunque los amplios boxes tienen un espacio que sirve de oficina para las charlas y el intercambio de información entre los datos que registran las computadoras y lo que sienten los pilotos. Todo bajo un estricto protocolo sanitario y de seguridad, medidas que el Súper TC2000 cumplimenta desde el arco de ingreso del autódromo Oscar y Juan Gálvez. Toma de temperatura, aplicación de alcohol en gel en las manos y el paso obligatorio por una cabina sanitizante, las tres reglas a la que debe someterse cada persona que ingresa al predio emplazado en Villa Riachuelo; los vehículos son rociados por dos trabajadores del GCBA, que lucen vestidos como astronautas, y la cartelería con los consejos para prevenir contagios se multiplican en las salas de mayor circulación, como el centro de prensa, donde la presencia de los trabajadores los medios resultó reducida.

La calle de boxes no fue la pasarela habitual que regala el automovilismo argentino. Ahora es una recta prácticamente vacía, donde los coches son las únicas estrellas, sin aficionados que se saquen selfies para atesorar esas imágenes como recuerdo ni promotoras que publicitan a las empresas que son sponsor de cada auto y de cada terminal automotriz. La Catedral estuvo despejada, aunque bañada por el sol. La tribuna oficial José Froilán González, con sus butacas replegadas; de los escalones del Talud y de la Horquilla pueden apreciarse el prolijo color cemento y el azul.

Descubrir quién estaba detrás de los barbijos y las máscaras, por momentos resultó como descifrar un acertijo. En el brillo de los ojos muchas veces se encontró la respuesta. Los espacios VIP, tan característicos del Súper TC2000, ausentes, por lo que las personalidades del automovilismo, las empresas y los personajes invitados aparecieron en los contactos que hizo la transmisión oficial de televisión.

Volvió el Súper TC2000, después de 277 días. El triunfo de Canapino será, por las circunstancias sanitarias que rodean el presente, un hito en la historia de la categoría y otro sello personal que impuso el arrecifeño en el automovilismo argentino.