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Sáenz de Santamaría y Casado se disputarán liderar el Partido Popular en España

Soraya Sáenz de Santamaría, durante una rueda de prensa en Madrid, el 16 de octubre de 2017. REUTERS/Juan Medina

MADRID (Reuters) - Soraya Sáenz de Santamaría y Pablo Casado se disputarán ser el próximo líder del Partido Popular, el partido más votado de España, en unas elecciones primarias sin precedentes en la formación.

La exvicepresidenta del Gobierno fue la más votada con 21.513 votos, seguida de cerca por el diputado Casado con 19.967 votos, desbancando a la secretaria general y exministra de Defensa, María Dolores de Cospedal (15.090 votos) y a otros tres candidatos.

Si no hay unificación de candidaturas, la segunda vuelta tendrá lugar en un congreso el 20 y 21 de julio y el ganador será elegido por 3.184 compromisarios.

Por las normas internas del partido de centro-derecha, el ganador será también su próximo candidato a presidente de España.

El elegido reemplazará a Mariano Rajoy, presidente del Gobierno durante los últimos siete años y cabeza del Partido Popular desde que José María Aznar lo designó en 2004.

La derrota en la moción de censura del pasado junio frente al socialista Pedro Sánchéz precipitó que Rajoy anunciara también su dimisión al frente del partido y comenzara el primer proceso de primarias en la historia del Partido Popular.

El expresidente insistió mucho en que no quería favorecer a ningún sucesor, reaccionando así las críticas que tuvo su nominación para suceder a Aznar. Rajoy ni siquiera ha votado en estas elecciones para preservar su neutralidad.

La forma inesperada en la que se desencadenó la carrera por presidir el PP impulsó la proliferación de candidaturas; hasta seis militantes se presentaron para ser elegidos sucesores de Rajoy.

Sáenz de Santamaría y Cospedal han sido las favoritas desde el comienzo, junto a Casado, de 37 años, aunque su campaña ha estado rodeada por sospechas sobre la validez de sus títulos universitarios.

Diversos analistas políticos han criticado la precariedad de este proceso con escasas garantías, en el que las urnas eran de cartón, no había sobres y el voto se tenía que manuscribir por cada elector. Se registraron para votar 66.706 militantes de los 860.000 que asegura tener el partido.