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Rusia pone en duda el alto el fuego en Siria mientras tropas de Assad ganan terreno

Por Paul Carrel y Shadia Nasralla y Tom Perry MUNICH/BEIRUT (Reuters) - Rusia dijo el sábado que el plan de alto el fuego para Siria tenía más posibilidades de fracasar que de tener éxito, en momentos en que las fuerzas gubernamentales sirias, respaldadas por nuevos ataques aéreos rusos, seguían ganando terreno frente a los rebeldes cerca de Aleppo y ponían sus ojos en la provincia de Raqqa, un bastión del grupo yihadista Estado Islámico. Las divisiones internacionales sobre Siria afloraron de nuevo en una conferencia de Múnich, en la que Rusia rechazó las acusaciones francesas de que estaba bombardeando civiles sólo un día después de que las potencias mundiales acordaran el "cese de hostilidades", que debe comenzar en el plazo de una semana. El secretario de Estado estadounidense, John Kerry, reiteró las acusaciones de que Rusia estaba atacando a "grupos de oposición legítimos" y civiles con su campaña de bombardeos en Siria, y dijo que Moscú debía cambiar sus objetivos para respetar el acuerdo de alto el fuego. En tanto, el canciller ruso, Sergei Lavrov, destacó el sábado en una conferencia de Munich que había un "49 por ciento" de posibilidades de que el acuerdo tenga éxito. Ante la misma pregunta, su par alemán, Frank-Walter Steinmeier, situó la probabilidad en un 51 por ciento. El conflicto, que dio un giro tras la intervención de Rusia el pasado septiembre, ha escalado desde que Naciones Unidas trató de relanzar las conversaciones de paz, las que se suspendieron a principios de este mes en Ginebra antes de su inicio. En otra señal de la escalada de las hostilidades, Turquía bombardeó el sábado objetivos de milicianos kurdos cerca de la ciudad siria de Azaz, dijo una fuente militar turca. El Ejército sirio, por su parte, parecía a punto de llegar a la provincia de Raqqa, bajo control del Estado Islámico, por primera vez desde 2014, buscando aparentemente adelantarse a cualquier movimiento de Arabia Saudita de enviar fuerzas terrestres a Siria para luchar contra los yihadistas. El acuerdo del cese de las hostilidades no llega a ser un alto al fuego formal, ya que no fue firmado por las partes en conflicto: por un lado el Gobierno y por otro los rebeldes, que quieren derrocar al presidente Bashar al-Assad en una guerra que comenzó hace cinco años y que ha matado a 250.000 personas, según Naciones Unidas. (Reporte adicional de Denis Dyomkin en Moscú. Editado en español por Rodrigo Charme)