Koeman no puede presumir de utilizar a los chavales como coartada
Esta misma semana, la directiva de Joan Laporta y su entrenador se cruzaban mensajes en la prensa para dirimir quién estaba salvando mejor el futuro del Barcelona. Debe de ser una cosa maravillosa ese futuro cuando tiene tantos padres potenciales. El presente, por ejemplo, ahí anda, huerfanito, sin nadie que se quiera hacer responsables de la situación: la deuda heredada, los jugadores que se han ido, la apuesta por jóvenes inexpertos... El Barcelona acumula ridículos sin que nadie salga al frente y diga: "Esto es intolerable y nosotros tenemos la responsabilidad de cambiarlo".
La derrota 0-3 ante el Bayern de Munich no es tan dolorosa si no se ve el partido. Si se atiende solo al resultado, bueno, se han visto cosas peores. Otra cosa es tragarte los noventa minutos sin que tu equipo tire a puerta, dominado de un lado a otro por un equipo que parecía estar reservando fuerzas, y con la sensación de que el único objetivo era no hacer historia y volver a perder por ocho goles de diferencia. En resumen, lo del Barça fue tétrico. ¿Más tétrico que en París, Turín, Roma, Liverpool o Lisboa en años anteriores? Difícil decirlo. ¿Más tétrico que el año pasado cuando perdió 1-4 ante el PSG en el partido de ida de octavos? Sí, sin duda. Ahí, al menos, hubo algo de competitividad.
El gran problema de este Barcelona es que uno se cansa de buscar culpables porque no hay uno definido. ¿Es Koeman el entrenador para un grande de Europa? Probablemente, no, pero está por ver si este Barcelona es un grande de Europa y no se le puede negar a Koeman un empeño en achicar agua como sea pese a saber que este verano se va sí o sí y que no le traga ni la prensa ni la directiva. ¿Son los jugadores dignos de la trayectoria histórica de este equipo? Yo diría que sí. Diría que Pedri y De Jong son dos de los mejores interiores de Europa. Diría que Jordi Alba jugó una excelente Eurocopa, que Ter Stegen es uno de los cinco mejores porteros del continente y que algo se debería poder hacer con Araújo, Piqué, Busquets y Memphis Depay, que no son cojos.
Aparte, y por fin llegamos al meollo de la cuestión, están "los chavales". De entrada, Koeman apostó por tres: los citados Pedri y Araújo más el recién llegado Eric García. Luego, con el partido ya perdido, dio entrada a Gavi, a Demir, a Mingueza y a Baldé. Es cierto que no había mucho más en el banquillo, pero dio la impresión de que salían ahí a modo de escudo protector, para evitar que el estadio se echara encima del equipo y poder salir luego a decir en rueda de prensa vaguedades en torno al futuro y la inexperiencia y la paciencia que hay que tener. A algunos no les gustó nada, pero otros se comieron la jugada enterita.
Y a pesar de todo, si estuviese en el campo, hoy al final del partido aplaudiría a estos chavales… Demir, Araujo, Mingueza, Gavi, Pedri, Balde… Se han dejado la piel, y no tienen ninguna responsabilidad de que el club esté como está.
— Jordi Évole (@jordievole) September 14, 2021
La relación de Koeman con la cantera ha sido algo confusa. Para empezar, son muchos los que le critican que no utilice a más jugadores del equipo B, que no cuente con Collado, que no cuente con Puig, que no dé suficientes minutos a Nico o a Gavi o incluso a Demir. Obvian que esto es el Barcelona, no el Sporting de los años ochenta. En un solo año, Koeman ha apostado decididamente por Pedri, dándole la manija del equipo en ataque, elevó la relevancia de Ansu Fati en el juego hasta que se lesionó, y "se inventó" como jugadores de élite a Araújo, Mingueza e Ilaix. No es poca cosa para un entrenador que se supone que está de paso.
Lo de ayer fue distinto. En general, este tipo de apuestas tienen que venir desde la convicción y no desde la excusa. Me explico: confiar en los jóvenes está muy bien si los jóvenes se lo han ganado y tú crees que son los mejores. Obviamente, una irrupción de canteranos siempre se va a producir cuando el primer equipo no funciona del todo bien, eso pasa en todos los clubes. Ahora bien, convertirlos en coartada es inadmisible. Cuando Koeman dice que está "invirtiendo en el futuro" cuenta la verdad a medias: no sirve de nada llenar el campo de adolescentes si no se les da un marco de juego desde el que progresar.
¿Cuánto ha progresado Pedri en los últimos seis meses? ¿Cuánto lo han hecho Araújo o Mingueza? ¿Sabe Eric García a qué tiene que jugar? Explosividad y descaro aparte, ¿qué es exactamente lo que tienen que hacer Nico, Demir y Gavi? El entrenador no puede poner jugadores por ponerlos y luego sacar pecho. El entrenador tiene que dar un contexto al equipo, no variar de táctica cada partido y mandar mensajes contradictorios. El entrenador no solo debe exponer a sus joyitas al fútbol de élite, debe enseñarles cómo manejarse en él de la mejor manera posible. Si no lo hace, esos chavales están perdidos, como ayer contra el Bayern, y del famoso futuro quedará lo que la chequera vuelva a proveer cuando se llene de nuevo de ceros. Si ese día llega.
El Barcelona no debería ser este desastre. En otras condiciones, el Young Boys suizo le ganó al United de Cristiano, Fernandes, Pogba, Sancho y compañía. El Zenit mantuvo la incertidumbre ante el campeón en Stamford Bridge hasta bien entrada la segunda parte. Al más alto nivel, cualquier equipo debería poder encontrar sus armas para competir y no ser vapuleado sin piedad. Hace tiempo que el Barcelona no compite, que intenta sobrevivir y a menudo sin éxito. Mantiene un aura especial en competiciones españolas por su tradición y por el enorme bajón que han pegado estas en los últimos dos-tres años, pero en cuanto la cosa se complica, no es que pierda, es que directamente claudica.
Todo para que luego salga Piqué o salga Koeman o salga Laporta y diga "ah, los jóvenes, no se les puede criticar". Y se queden tan anchos. Como si no supieran lo que está pasando.
Vídeo | Lo nunca visto: así entrenan los porteros del Cádiz sus reflejos con pelotas de tenis