Rodrygo Goes se abre paso hacia el lugar que le corresponde

Real Madrid's Brazilian forward Rodrygo celebrates winning the Spanish Super Cup final football match against Athletic Bilbao on January 16, 2022, at the King Fahd International stadium in the Saudi capital of Riyadh. - Real Madrid won the Spanish Super Cup by beating Athletic Bilbao 2-0 as Luka Modric and a Karim Benzema penalty secured a comfortable victory in Saudi Arabia. (Photo by Fayez Nureldine / AFP) (Photo by FAYEZ NURELDINE/AFP via Getty Images)
Rodrygo Goes aprovechó la oportunidad y será muy difícl moverle del 11. FAYEZ NURELDINE/AFP via Getty Images.

En la fiesta de del Real Madrid sobre suelo árabe, campeón de la Supercopa de España tras derrotar al Barcelona en semifinales e imponerse al Athletic Club en el final, cupieron todas las fiestas: la coronación de Benzema, el homenaje a Marcelo, el "primer" título bajo el yugo de Vinícius Jr., el recital –y van...– de Modrić y Kroos o la exhibición de Courtois... y el golpe sobre la mesa de Rodrygo Goes. Todos ellos sucesos plausibles atendiendo a la inercia que seguía la temporada de los de Carlo Ancelotti. Sí, todos.

Y es que Rodrygo aprovechó su regreso al once titular por la indisposición física de Marco Asensio para aferrarse al puesto vacante del equipo blanco como ningún otro candidato ha conseguido hacer hasta la fecha. Por las lógicas aplastantes que imperan hoy por hoy en el sistema y las dinámicas propias de su funcionamiento, volcado sobre su sector izquierdo por la dirección en los primeros pases de Alaba y Kroos y por la presencia infatigable de Vinícius, el extremo derecho del 1433 de Ancelotti demanda de unas condiciones muy definidas que Rodrygo encarna mejor que nadie.

Asensio venía actuando como un tapón que mantenía a raya la efervescencia del flujo ofensivo que generado por Benzema y Vinícius en izquierda. Su silencio, su esfuerzo, las leves esperanzas que algunos aficionados puedan tener depositadas en él e incluso algunos salpicones de lucidez, relacionados sin duda con la absurda capacidad de Modrić para hacer mejor a todo el que le rodea, complicaron el diagnóstico. Por si fuera poco, la inconsistencia física de Rodrygo y su discontinuidad en la lucha por el puesto facilitaron el ascenso del balear a la titularidad, sin advertir la peligrosidad de la situación.

Porque prolongar la estancia de Asensio no solo suponía minimizar el impacto del lado fuerte blanco, que no contaba con un estilete esperando en la orilla contraria, dispuesto a rematar la faena, paciente cuando no le tocase participar con el balón, intuitivo para reconocer su momento, rápido en la toma de decisiones, variado en ejecuciones dentro del área y cognitivamente lúcido para interpretar los tiempos y los espacios a ocupar. Suponía reducir las vías al gol y facilitar la tarea al equipo rival, que podía doblar sus atenciones sin pagar peaje, y además desgastar a la pareja del momento como el único camino al gol.

Ni tan siquiera con Modrić dándole una solución en cada jugada (véanse encuentros ante Getafe y ante Valencia, por momentos ocupando su sitio por fuera y otras actuando de espaldas para poder entregarle escenarios más cómodos) Asensio conseguía pesar en el juego. Ni en campo propio, ni moviéndose entre líneas, ni abierto en banda cuando el ataque blanco tomaba una forma más posicional.

RIYADH, SAUDI ARABIA - JANUARY 16: Rodrygo Goes of Real Madrid in action during the game against Athletic Bilbao at King Abdullah Sports City on January 16, 2022 in Jeddah, Saudi Arabia. (Photo by Helios de la Rubia/Real Madrid via Getty Images)
Helios de la Rubia/Real Madrid via Getty Images.

Es entonces cuando regresa a escena Rodrygo Goes, esta vez sí, con un muestrario de acciones que hacen ver su idoneidad hasta para el que no quiere verla. En la final de la Supercopa de España frente al Athletic, el atacante brasileño cuajó uno de sus mejores partidos, en cuanto a rendimiento y sensaciones, de los últimos tiempos. Pero, mucho más importante, Rodrygo jugó el partido que el Real Madrid, Ancelotti, Benzema, Vinicius, Kroos y Modrić necesitaban que jugase.

De primeras, ante su presencia, su timing en el desmarque y su velocidad en los primeros metros, la presión de Marcelino se guardó a sus laterales abajo como medida de control y disuasión de la pareja de extremos brasileños. Esto impidió que el Real Madrid pudiera correr sobre las espaldas del Athletic de forma directa, pero descubrió una superioridad numérica blanca en salida de balón que permitió a Mendy, a Alaba y especialmente a Kroos descoser la presión bilbaína y progresar hasta el siguiente escalón.

Una vez que el balón llegaba a los pies de Modrić, los de Ancelotti tenían un abanico de posibilidades entre las que el croata debía tomar la mejor opción. No había lados débiles ni opciones prioritarias. Por lo que Rodrygo exhibió todas sus habilidades. Tanto cuando el balón viajó hacia Vinicius como, especialmente, cuando Modrić decidió que sería Goes el encargado de llevar la jugada al área de Unai Simón. Aprovechando los espacios a campo abierto tras disolver la presión del Athletic, Rodrygo dejó secuencias de mucho valor desde un punto de vista funcional con el balón al pie, conduciendo desde fuera, atrayendo rivales hacia su zona –y no acercándose a la boca del loco– y empujándolos hacia su propia meta; reubicando a Modrić en la frontal del área y, por tanto, a su equipo en campo rival.

También cuando los blancos optaron por bajar revoluciones y juntarse desde el pase, con los rojiblancos aplicando una reorganización mucho más activa en bloque bajo, Rodrygo lució un muestrario de recursos para resolver el emparejamiento en la banda al encadenar acciones técnicas de primer nivel consecutivamente, bien en el pase, en el regate o en los movimientos sin balón. Supo cuándo alejarse de sus pares y qué caminos tomar para desmarcarse con éxito hacia la línea de fondo. Si Kroos y Modrić encontraron las llaves de la presión ante uno de los mejores presionadores de LaLiga, Rodrygo dio con la clave para desmontar a uno de los mejores equipos del fútbol español –sí, también– a la hora de defender replegado sobre su mitad del terreno de juego.

Por primera vez en meses, el lado izquierdo dejó de ser el lado fuerte y el Real Madrid atacó equitativamente por ambos costados. Rodrygo multiplicó las variantes de un sistema cincelado por el talento de los que le rodean, a los que, paradójicamente, con su presencia alivió, mejoró y ayudó en su desempeño. Goes ya ha llegado.

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