Violencia en Copacabana tras muerte de un habitante

Neumáticos incendiados, disparos, destrozos: una violenta protesta a raíz de la muerte de un habitante estalló el martes de noche en Copacabana, uno de los barrios más turísticos de Rio de Janeiro, bloqueando varias de sus calles y túneles y dejando al menos otro muerto, constató la AFP. La muerte de un bailarín de 25 años en la favela de Pavao-Pavaozinho, situada en una colina entre Copacabana e Ipanema, desató la violencia durante unas tres horas en una de las zonas más ricas y turísticas de la ciudad, a menos de dos meses de la Copa del Mundo en Brasil. Al menos otro joven de unos 30 años murió tras recibir un disparo en la cabeza durante la protesta en la favela, informó la secretaría de Salud del estado de Rio al portal de noticias G1 de Globo. Los amigos del bailarín que apareció muerto en Pavao-Pavaozinho afirman que la policía lo golpeó hasta la muerte tras confundirlo con un narcotraficante. La policía afirma por su lado que el joven habría muerto tras "una caída". El bailarín Douglas Rafael da Silva Pereira "murió a la una de la mañana (del martes). Más de 12 horas después conseguimos ver el cuerpo. Estaba en posición de defensa, todo golpeado. No tiene marca de disparos", dijo su madre, la técnica en enfermería Maria de Fátima da Silva, a G1. El bailarín había ido a la favela a visitar a su hija de 4 años, precisó. Hacia las 20h00 (23h00 GMT) persistían aún numerosas barricadas en llamas en la favela, "pacificada" por la policía en 2009. - "Revolución de los jóvenes - "Era un bailarín, y un espejo para estos jóvenes, que se rebelaron. Hubo una revolución de los jóvenes. ¡Qué Copa del Mundo es esta! Las personas de las favelas tienen que unirse y bajar a la calle", dijo indignada Daizy Carvalho, una vecina de la favela, que forma parte de un movimiento de defensores de derechos humanos. "Hago un llamado a los turistas: ¡que no vengan a esta Copa!", dijo a la AFP. En uno de los túneles que atraviesan las colinas de Copacabana, una veintena de vehículos policiales aguardaban órdenes, rodeados de vidrios rotos por todos lados, aparentemente por botellas lanzadas desde la favela. "Hay humo por todos lados, disparos y las personas corren para regresar a sus hogares. Varios camiones del Batallón de Operaciones Especiales de la policía acaban de subir" la colina hacia la favela, dijo a la AFP un estudiante que vive en la zona. "Cortaron la electricidad en toda la favela. No hay más luz, ni internet", añadió otra residente de la calle Saint Roman de Copacabana. El portal de noticias G1 de Globo indicó que varios manifestantes, perseguidos por la policía, causaron destrozos en Ipanema, el barrio contiguo a Copacabana, incluso en una clínica de salud privada. - "Una caída" - La policía indicó en un breve comunicado que "las circunstancias de la muerte de Douglas Rafael da Silva Pereira están siendo investigadas" y que el laudo médico "apuntó que las escoriaciones de Douglas son compatibles con muerte ocasionada por una caída". Según G1, el bailarín trabajaba también como moto-taxi en la favela, y fue hallado muerto dentro de una escuela, sin rastros de disparos. "Equipos de la comisaría estuvieron en el lugar [de su muerte, ndlr]. Testigos y habitantes serán llamados para prestar declaraciones", añadió la policía. Douglas "era un artista, un bailarín para la TV Globo. Estamos tocados en lo más profundo; yo iba a grabar un clip con él", dice Paulo Henrique, un cantante de Pavao-Pavaozinho. Helicópteros policiales sobrevolaban la zona en búsqueda de un narcotraficante apodado "Pitbull", según la prensa local. "Intenté regresar a casa en taxi por Ipanema, pero el taxi no quiso ir hasta el final y dio media vuelta. Ahí, bajando, vimos personas que llevaban armas, quizás policías de civil", dijo a la AFP Jasper, un estudiante holandés que vive en Copacabana y que no dio su apellido. Las autoridades de Rio de Janeiro intentan mejorar la seguridad de la ciudad desde 2008, mediante la reconquista de decenas de favelas de manos de narcotraficantes o milicias parapoliciales y la instalación de comisarías en estos barrios donde el Estado estuvo ausente durante décadas. Pero en los últimos meses, su estrategia de "pacificación" ha sido puesta a prueba por una serie de ataques de narcotraficantes a varias de estas comisarías, así como por la propia violencia policial, con denuncias de torturas y asesinatos de habitantes de favelas cometidos por las propias fuerzas del orden.