La última ofensa a Ricky Rubio en Estados Unidos suena a disparate

Spain's Ricky Rubio takes a break in the men's preliminary round group C basketball match between Spain and Argentina during the Tokyo 2020 Olympic Games at the Saitama Super Arena in Saitama on July 29, 2021. (Photo by Thomas COEX / AFP) (Photo by THOMAS COEX/AFP via Getty Images)
Photo by THOMAS COEX/AFP via Getty Images

Con un mínimo de calidad, anotar muchos puntos no es tan complicado. No desde luego en la NBA, donde todo depende más bien de que, por jerarquía, te toque tirar a ti en cada ataque. En estos tiempos de anotaciones exageradas y triples desde el medio del campo, hay multitud de jugadores de medio pelo que se van fácilmente a los quince o veinte puntos por partido cuando en Europa apenas superarían los diez dentro de un sistema de ataque organizado. Otros jugadores, simplemente, se dedican a jugar al baloncesto e intentar que su equipo gane. A veces lo consiguen y a veces, no, porque, en rigor, es lo más complicado: hacer lo correcto. Ricky Rubio está en ese grupo.

Resulta desesperante que a sus casi 31 años y después de una década ya en la NBA, aún haya que reivindicar al base español. Cierto es que su carrera en Estados Unidos no ha venido acompañada de títulos ni de premios individuales, pero eso es complicado en los Minnesota Timberwolves o Cleveland Cavaliers de turno. En Utah, funcionó bastante bien, y en Phoenix fue un excelente paso intermedio entre el desastre que era aquella franquicia cuando llegó y lo que le dejó a Chris Paul para que lo rematara y se metiera en la final. Chris Paul, por cierto, otro jugador al que le gusta el baloncesto y lo entiende como un juego de equipo.

Siempre que nos ponemos con estos artículos sobre lo poco apreciado que está Ricky Rubio en la NBA tenemos que recordar lo elemental: las dos medallas olímpicas, el campeonato del mundo como MVP, los dos Europeos conquistados como titular de un equipo de ensueño... Lo que pasa es que nada de eso parece valer: Rubio, al parecer, es un jugador ofensivamente limitado y nadie le va a quitar el sambenito de encima. Desde luego, Ricky siempre ha arrastrado problemas con el tiro y no vamos a negar aquí la mayor. Pero las limitaciones muchas veces se las pone uno... o, más bien, la conciencia de que hay otros jugadores que pueden hacerlo mejor en esa faceta mientras tú lo bordas en la tuya.

En ese sentido va la última ofensa del entorno NBA al base español de los Cavs. Sports Illustrated no ha decidido incluirle ni entre los cien mejores jugadores de esta temporada. Según la revista estadounidense, hay cien jugadores en la NBA que son mejores que el actual MVP del campeonato del mundo y líder de la selección española en los pasados Juegos Olímpicos. Cien jugadores. ¿Su problema? Ya se sabe, que no anota. Y que tampoco va a anotar en Cleveland teniendo a Sexton y a Garland al lado, claro, porque parece que el baloncesto al final se resume en cuánto, prescindiendo del cuándo y desde luego del cómo.

GUÍA | Los pasos que tienes que seguir para poder ver un vídeo no disponible por tus preferencias de privacidad

Este reduccionismo del deporte por el cual Magic Johnson habría sido un buen jugador de equipo y poco más porque se negaba a meter treinta puntos por partido y prefería buscar a James Worthy al contraataque y a Kareem Abdul-Jabbar en estático es absurdo. Hace que cualquier disciplina se explique desde la matemática más simple. Mi hijo de siete años podría determinar quiénes son los mejores de cada año, incluso los mejores de la historia, solo con saber que veinticinco es más que veinte y que veinte es más que quince.

Todo concurso de popularidad depende de juicios subjetivos, pero que sean tan simples agota. Ricky Rubio no cae bien, punto. No va a caer bien jamás. Sports Illustrated dice que no puede anotar y lo dice mes y medio después de que Ricky le metiera 38 puntos en cuartos de final de los Juegos Olímpicos ni más ni menos que a los Estados Unidos, con los mejores defensores de perímetro intentando ahogar su juego. En ese sentido, el "timing" es horrible. Ricky no es un gran anotador ni necesita serlo, pero dar por hecho que no lo es porque no puede ya no se sostiene. Aquello no era un amistoso de junio, insisto, era el partido que daba acceso a las medallas en la competición más importante del baloncesto de selecciones.

Por supuesto, Rubio ya no lucha contra los prejuicios. Los acepta, baja la cabeza y sigue trabajando. En Cleveland, ya digo, su rol será defender lo que no defiendan Garland ni Sexton y darles el balón en ataque para que se tiren todas y luego Sports Illustrated pueda decir "buf, qué anotadores". Los que llevamos viéndole desde los quince años, los que hemos seguido su carrera, conocemos su capacidad para anticiparse en defensa y en ataque, su talento para elegir siempre la jugada perfecta, su habilidad para robar balones y tapar pista con esos brazos enormes, sabemos perfectamente quién es y nos gusta.

Desde luego, luciría más con cuatro triples por partido y decenas de puntos, pero sería otro jugador. Un jugador más egoísta y sin duda un jugador peor. Es cierto que podría echarle más morro y exigir más relevancia en ataque, pero no se educó así. Se educó en el trabajo de equipo y en la victoria. Se educó en el tiro abierto y no en el "yo me lo guiso y yo me lo como". Se educó en la búsqueda de la canasta para anotar o, sobre todo, para generar una descompensación en la defensa que pueda aprovechar otro. No hay que esperar demasiado de su estancia en Cleveland, más allá de que sirva de paso intermedio como sucedió en Phoenix. Ahora bien, tal vez, tarde o temprano, un equipo llegará, verá todo lo que aporta y le fichará no para anotar mucho sino para ganar títulos. Y ese día, será uno de los doce mejores jugadores del mundo, quiera Sports Illustrated o no. Sin concursos de popularidad de por medio.

Vídeo | Destroza la canasta con un mate y casi termina en desgracia

Otras historias que también te pueden interesar: