Ricardo López Murphy: “Después de probar a Cristina, la gente se vuelve liberal”

"Juntos por el Cambio tiene que hacer una elección espectacular para ser alternativa y elemento de referencia en este desorden. Además, tiene que tener un plan razonable", plantea López Murphy
Alejandro Guyot

Ricardo López Murphy no está conforme con su performance electoral, pese a que sorteó el filtro de las PASO y se metió en el cuarto casillero de la boleta de María Eugenia Vidal para las elecciones legislativas de noviembre. Es que el exministro de Economía del gobierno de la Alianza esperaba cosechar más votos en la interna porteña de Juntos por el Cambio. Sin embargo, el “bulldog” no luce abatido. Todo lo contrario, se siente revalidado por el tono combativo que emplearon en la campaña Horacio Rodríguez Larreta y Vidal, exponentes del ala moderada de Pro. “Perdimos la elección en los votos, pero ganamos la narrativa”, puntualiza en una entrevista con LA NACION.

Tras regresar al frente de batalla, López Murphy advierte que la irrupción de la derecha liberal es “un fenómeno mundial” y calcula que Javier Milei (La Libertad Avanza), quien se ubicó tercero en las primarias porteñas, le sacó ventaja en los barrios más postergados de la Capital porque desde las bases, sospecha, brota un voto de protesta y en rechazo al “sistema institucional”. “Quizá lo más representativo de la casta política sean los Kirchner. Después de que la gente probó el dedo de Cristina se vuelve liberal”, lanza.

“Hay que frenar a La Cámpora”, el grito que alineó a un sector del PJ

Ya integrado al pelotón de Juntos por el Cambio, López Murphy asegura que la coalición debe alistarse para la pelea electoral con el kirchnerismo y preparar un programa de gobierno para ser alternativa en 2023.

–¿Estamos frente al final del modelo económico y político del kirchnerismo o un nuevo cambio de piel del peronismo?

–Hay una crisis muy marcada del modelo K en el sentido de su inviabilidad, su incapacidad para gestionar al Estado en medio de la pandemia y actuar con lucidez frente a los problemas sociales o de seguridad del país. Ha sido un muy mal gobierno. Terminó el ciclo: la gente se ha dado cuenta. Ya no hay más cuento. El kirchnerismo fue producto de circunstancias absolutamente excepcionales de la vida nacional que hicieron factible que un régimen tan populista tuviera sostenibilidad. Se acabaron esas circunstancias favorables y ahora demuestran la incompetencia que siempre tuvieron, pero que no se veía.

–¿Esta situación se asemeja la crisis del 2001 por lo que significó la salida de Chacho Álvarez y la situación económica?

–No. Esta es una crisis de la coalición gobernante, sobre todo por su incapacidad para comportarse coordinadamente. No tienen gobernanza. Se insultan. Si yo le dijera al Presidente “payaso” o “mequetrefe”, usted diría: “López Murphy está en el bando destituyente”.

–¿Cristina Kirchner tiene una actitud destituyente?

–No. Yo diría que está muy crispada y desolada. Ha perdido el GPS: no sabe dónde está, está grogui. Para ejemplificar esto: ella le está pidiendo a Martín Guzmán, del gobierno que más ha endeudado al país y más ha emitido, que le dé más a la maquinita. Eso no es entender que nos estamos quedando sin reservas.

–¿La oposición hace bien en preservarse y tomar distancia de la crisis del Gobierno o debería sostener a Fernández?

–La oposición tiene que ser oposición. Debe construir un espacio gigantesco y tener gobernanza, es decir, formas de resolver sus discrepancias –lo demostramos en la Ciudad con el reglamento– y necesita gobernabilidad. Eso significa respaldo popular, masivo, robusto y sólido. Tiene que hacer una elección espectacular para ser capaz de ser alternativa y ser elemento de referencia en este desorden. Y, además, tiene que tener un plan razonable, porque va a recibir un país exhausto.

–¿El kirchnerismo no puede revertir el resultado de las PASO?

–Nunca hay que decir que el ciervo está cazado antes de hacerlo. Pero si ellos hubieran reaccionado inteligentemente a la derrota, yo estaría con más preocupación. Ellos demostraron en la derrota una gran ineptitud, una falta de resiliencia, una incapacidad de absorber el impacto negativo y reacomodar su rumbo. Si usted se dedica a liquidar a sus compañeros de ruta, no demuestra lucidez. No pueden gestionar la adversidad: necesitan una soja a 1200 dólares.

–Ahora, ¿se puede dialogar o no con el kirchnerismo después de las elecciones?

–Lo que forma parte de nuestro trabajo es discutir en el Congreso el presupuesto o el acuerdo con los organismos multilaterales, los problemas de indefensión, de la seguridad y política exterior. Tengo mucha preocupación por los riesgos que estamos corriendo, pero esos son debates del Congreso.

–¿Juntos por el Cambio está listo para volver al poder, como dijo Patricia Bullrich, o debe unificar un relato y resolver qué proyecto de país pretende?

–No, lo tiene unificado. El relato es bien claro: afianzar los beneficios de la libertad, terminar con los privilegios y proveer a la defensa común y consolidar la paz interior. Eso implica darle seguridad a la sociedad. Han matado a testigos protegidos en Rosario y Los Monos han amenazado a fiscales como si fuera un deporte. En Villa Mascardi hay fuerzas que desconocen nuestra Constitución que disputan espacio. Todo eso es inaceptable. Es claro que el país por sensatez, pero también por un acto que hace a su entramado constitucional, tiene que volver a poner en el centro del proceso de desarrollo al sector privado. Para que el trabajo funcione necesita que la educación funcione. Ese es el programa, está gravado a piedra. Lo he reiterado y nadie lo ha contradicho. Señalaría también la racionabilidad. Un Estado que no tiene reservas y está en una situación absurda de standalone, que quiere decir como Tarzán, sin ropa y a los gritos, no puede liderar el proceso de acumulación. El programa que va detrás de Juntos por el Cambio es el factible para las realidades que va a la Argentina, más allá de que es el que me simpatiza aún si estuviéramos en condiciones más holgadas.

–¿La coalición debe tener un mensaje firme o moderado para ampliar el espacio, como muestra Larreta?

–Perdimos la elección en los votos, ganamos la narrativa. Todo el mundo hoy tiene una gran afinidad hacia ese proceso.

–¿Esa es también es la narrativa de Macri y Patricia Bullrich?

–Yo diría que toda la coalición está alineada en estas definiciones que hice. En el fondo, si usted lo mira con cuidado, es el programa del preámbulo y es súper razonable para cohesionar a una sociedad que viene de muchas frustraciones, entre otras, institucionales.

–¿Usted se siente más identificado cuando escucha a Patricia Bullrich y Macri o a Larreta y Vidal?

–¿Dice el debate entre los “halcones” y las “palomas”?

–Sí. ¿Dónde se ubicará en esa “pajarera”?

–No. Es que yo soy una especie canina. No participo. Nosotros estamos en la línea bulldog, que es muy importante porque, en la escala zoológica, es una etapa posterior. Es una especie superior.

–¿Esa línea “bulldog” retuvo los votos de Bullrich y del núcleo duro del macrismo?

–Nuestro discurso es firme y elaborado. Cuando hubo debates en la campaña fue con nuestra presencia. ¿Por qué no nos fue mejor en la elección? Porque hubo poco debate. Recuerdo el debate con Tolosa Paz sobre los impuestos. Cuando ella no se ocupaba de la astrología y el sexo y se encargaba de los problemas económicos, el debate fue con nosotros.

–Ahora va a poder debatir con Javier Milei.

–Si llega el caso, lo haremos.

¿Usted sumó a desencantados con Juntos por el Cambio?

–Nuestro voto tiene un fuerte componente institucional. Somos republicanos. Eso está en el corazón de la propuesta. Segundo, hay un reclamo de transparencia y consistencia. Hay una revitalización de la palabra. No han estado haciendo un camino de trapecistas.

–¿Por qué Milei, con un discurso liberal, logró sacar más votos que usted?

–Hubo un voto muy fuerte a Milei en los barrios del sur que nosotros no tuvimos. Me parece que es un voto más de protesta, de cuestionamiento institucional, que un voto sobre valores y propuestas. Es verdad que la gran diferencia nos la sacaron en el sur y ese voto es canalizado hacia la protesta y rechazo al sistema institucional.

–¿Sospecha que también le sacaron votos al kirchnerismo?

–Creo que hubo mucho voto que fue a Milei de otras fuentes. Mi sensación es que el voto conceptual vino con nosotros. Hasta de manera oportunista lo hizo. Los que enfrentábamos una primaria éramos nosotros, no Milei. La lista de él fue puesta por el dedo, la nuestra la ponía la ciudadanía.

–Esa “oposición gigantesca”, ¿debe incluir a Milei o con lo que usted representa alcanza?

–No registro con seguridad, pero he leído que él está dispuesto a ir a una primaria abierta en el año 2023. Si esa es la estrategia, me parece que la crisis institucional que tiene la Argentina requiere unificar las fuerzas ahora. Cada cual tiene libertad. Yo hice mucho esfuerzo para que Espert integrara Juntos por el Cambio. Para mí fue un error no incorporarlo.

–¿El fenómeno de la derecha liberal es solo de la Capital?

–Es un fenómeno mundial. Hay en todos lados una demanda de ideas de libertad, de responsabilidad y de transparencia.

–¿Hay una “casta política”, como dice Milei?

–Yo no pertenezco a la rosca, que vive aislada de la sociedad. He dicho que la política tiene que dar una lección de transparencia, austeridad y seriedad. Le ha hecho muy mal a la sociedad el “vacunatorio vip” y las “festicholas” en Olivos. Reconstruir la representatividad requiere que el liderazgo político sea ejemplar. Dicho esto, no veo igual a Patricia Bullrich que al enfermero Zaninni. No es lo mismo el kirchnerismo que la oposición. Hay una diferencia abismal.

–¿Percibe un giro a la derecha en las bases de los sectores más postergados?

–Hay una actitud de querer salir de la tutela estatal. Hay preocupación por emprender y un reclamo muy grande contra el narco. También piden un sistema escolar que funcione. El caso de Mayra Mendoza es extraordinario. Si recorre los hospitales de Quilmes están en un estado lamentable. Ella se fue al Austral, de Pilar. Es decir, para los quilmeños de bajos ingresos, hospital inundado; para los pseudoprogresistas, el Austral. Esa foto fue tan dura como la festichola de Olivos. Esa cuestión está en el corazón de la protesta. Quizá lo más representativo de la casta política sean los Kirchner. ¿Cómo era la abogada exitosa? Se enriquecieron ejerciendo el poder. Los mexicanos dicen: el capitalismo de cuates, el mero mero. Ese el kirchnerismo: el dedo de Cristina vs. la mano invisible. Después de que la gente probó el dedo de Cristina, se vuelve liberal.

–¿Macri endeudó más el país que Cristina Kirchner o Alberto Fernández?

–Más o menos de manera pareja. Para hacerlo con seriedad, miramos los números. Macri endeudó fuerte durante su presidencia. Cristina endeudó mucho por dos mecanismos: descapitalizó el Banco Central, o sea, lo vació de reservas, y lo endeudó con las Lebac a más no poder. Macri se endeudó afuera, pero bajó las Lebac y subió las reservas. Si hace todas esas correcciones, Macri endeudó más en su período que Cristina, pero ella tuvo mejores condiciones económicas que el expresidente. Y ahí hay una serie de cosas que es cómo toma las deudas que dejó Cristina y tuvo que sustanciar Macri. No es una discusión tan sencilla. Diría que los dos no fueron ordenados fiscalmente. Ya Argentina necesita orden fiscal porque no tiene acceso al crédito. Dicen que yo soy solemne, no. Yo soy educado. Y esa educación también la tenemos que tener en la cuestión fiscal.

–¿El ajuste lo va a tener que hacer este gobierno o el próximo por la situación macro?

–Bueno, no sé de dónde van a sacar las reservas y cómo acuerdan con los organismos multilaterales.

–¿Qué piensa que hará el FMI?

–Vendrán con un programa, como se aplica en el resto del mundo. Eso es importante porque acá hay una gran confusión. Si piensan que hay una botánica argentina, una física argentina y un fondo monetario argentino. Nada de eso es cierto. Las reglas aritméticas son universales y el fondo es universal. Usted no le puede dar a la Argentina una cosa muy diferente de lo que le ocurre al resto del mundo.

–¿Quiere ser candidato a presidente en 2023?

–Tengo que lograr que esta coalición gane abrumadoramente en el país y en la ciudad. Mi meta es Sandra Pitta diputada. Si logramos eso, vamos a estar en condiciones de ofrecerle al país una salida vigorosa para 2023. Yo estoy concentrado en lograr el mayor éxito para esta coalición en las dos dimensiones: en la electoral y en construir el programa. Me enojo cuando los demás se dedican a promocionarse ellos. Haría muy mal en repetir ese comportamiento.

–¿Larreta está mejor posicionado?

–Estamos poniendo el carro delante de los caballos. A los que le vaya muy bien en las elecciones van a tener su oportunidad. A mí me impresionó el caso de Entre Ríos y de Santa Fe.